Capítulo 4: La invitación

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Jueves

Jules sentía gran curiosidad por cómo habría ido el castigo que el señor Colton le había puesto a Marley y a su amigo. El día anterior se dio cuenta de que estos traían algo entre manos, algo que probablemente no le hiciera gracia a Derek, y no podía permitir que la amistad que tenían se estropeara por una relación que no llevaba a ninguna parte; ellos lo habían hablado cientos de veces: los amigos iban antes que las chicas, y siempre lo habían cumplido, no quería que ahora ocurriera la excepción. Pero sobre todo, lo que más curiosidad le ocasionaba era cómo le había ido el castigo a la chica que nunca rompía un plato.

Aprovechó que durante el camino al instituto los demás iban hablando de sus cosas para acercarse a Marley.

—Hey —le dijo. Ella simplemente lo miró y siguió caminando—. ¿Qué tal el castigo?

—¿Acaso te interesa? —contestó Marley seria.

Jules frunció el ceño, pero después de unos segundos recordó que el día anterior habían tenido una pequeña discusión y que seguramente por eso Marley no quisiera mantener una conversación con él.

—Si no me interesara no te preguntaría —respondió él.

—Puedes preguntarle a Miller directamente.

—Wow, eres súper simpática —contestó el chico con ironía.

—Lo soy con quien debo serlo —añadió caminando un poco más deprisa para alcanzar a los chicos y dejarlo a él solo.

Este la miró alejarse y sonrió levemente: aquella chica tenía carácter, y puede que eso le gustara un poco. La sonrisa se le borró de la cara cuando pensó en lo mucho que habían discutido en apenas cuatro días. Por un lado le afectaba, al fin y al cabo era la hermana de su mejor amigo, ¿qué pensaría Derek si viera a Jules y Marley discutiendo? Definitivamente no le haría ninguna gracia.

Tras unos minutos, llegaron al instituto. Marley se apresuró en ir a su taquilla antes de que llegara el amargado de Jules, pero fue inútil, pues coincidieron, aunque ninguno de los dos pronunció una palabra. A Marley ni siquiera le dio tiempo a ver si la chica rubia de último curso se lanzaba en los brazos de aquel idiota. No entendía cómo alguien podía aguantar su malhumor.

Tras tomar los libros necesarios para ese día, dio media vuelta y entró en su aula, viendo a Andie sentada en el mismo sitio de siempre.

—Buenos días —la saludó con una gran sonrisa mientras se sentaba a su lado.

—Hola —contestó la chica con otra sonrisa—. Si no recuerdo mal, tenías cosas que contarme.

—Así es —respondió Marley riendo.

Comenzó a contarle toda la información que había obtenido sobre Grace en el castigo junto a Miller, y Andie prestaba la máxima atención.

—Vaya, no sabía lo de Finn, pero lo de Miller sí, supongo que ella misma se encargó de que todos se enterasen.

—Tengo que hacer algo —dijo Marley.

—¿Qué? —preguntó su amiga confusa.

—Tengo que hacer algo para que deje a mi hermano en paz —aclaró.

—Marley... Tu hermano sabe lo que hace, como te ha dicho Miller, él no quiere nada serio con Grace.

—Lo sé, pero si no quiere nada serio con ella puede buscarse a otra que, por lo menos, sea mejor persona.

—No creo que vaya a hacerte mucho caso.

—No pierdo nada por intentarlo —contestó con positivismo.

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