Capítulo 26: In Which We Buy a Cauldron or Two

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-A veces es como si sintiera que la gente me mira fijamente-, dijo Harry a la mañana siguiente durante el desayuno.

-Posiblemente sea porque te miran a ti-, señaló Severus antes de llevarse a la boca su tenedor cargado de arenques.

-Parece un poco diferente esta mañana-, insistió Potter. -Ese hombre con la venda en la cabeza, por ejemplo-. El que les estaba parpadeando, con la boca abierta como un pez.

Snape miró al hombre, y luego a otro lado. -Originalmente-, dijo, -mi intención era asistir a las sesiones en las que tenía algún interés, y dejar que ustedes siguieran su camino. Después de pensarlo, creo que sería más prudente permanecer juntos-.

-Eso debió de doler-, dijo Potter entre bocados de huevo. Ante la mirada inquisitiva que recibió, añadió: -La redacción-.

-Era una frase totalmente razonable-, señaló Snape.

-Lo sé. Y ambos sabemos que no es tu estilo habitual. Te alegrará saber que estoy de acuerdo contigo. Deberíamos seguir juntos-.

-Feliz. Aunque algo sorprendido por la racha de sensibilidad-.

-Así tendré a alguien que responda a todas mis preguntas-, dijo Harry con una sonrisa. Una expresión de dolor se instaló en el rostro de Snape.

-¿No querías ir conmigo?- preguntó Harry. Casi consiguió ocultar el pequeño hilo de incertidumbre.

-Ambos sabemos que las pociones no mantienen tu interés por mucho tiempo. No se me ocurre nada más molesto que intentar concentrarme en algo y tener a un adolescente inquieto a mi lado-. Sus labios se torcieron en su versión de diversión y añadió: -Además, si está muerto de aburrimiento me voy. Es de mala educación, pero mejor que quedarse y correr el riesgo de que exprese mi opinión-.

-Somos malos para ti, ¿verdad?-.

Snape miró por debajo de la nariz a Harry.

Quien respondió a la pregunta no formulada diciendo: -Los estudiantes te permiten caer en esos malos hábitos. Estás acostumbrado a expresar tu opinión y además mordazmente cuando no damos la talla. Mientras que supongo que otros fabricantes de pociones se ofenden cuando te levantas y les preguntas si nacieron con una estupidez ósea o si tuvieron que tomar un entrenamiento especial para alcanzarla-.

-Dicho, creo, con motivo de la espectacular desintegración por parte del señor Weasley de una losa de mármol de quince centímetros de grosor. Todavía no sé cómo lo consiguió-.

-Siempre has subestimado a Ron-.

Snape puso los ojos en blanco y prestó atención a su comida. Harry sacó su agenda del bolsillo y desplegó la página de pergamino. -Calderos esta mañana. Demostraciones de nuevos modelos de grandes marcas en la Sala Castlehart-.

-Elegida-, murmuró Snape, -porque tiene tres paredes de roca y da a una terraza-.

-¿Qué demonios están demostrando?- preguntó Harry.

-Cómo aguantan sus calderos el uso normal y el abuso inusual. Estoy pensando en sugerir una carrera de demostración de calderos para Longbottom-.

-Podríamos elegir un caldero muy resistente para Neville-, sugirió Harry. Ignoró la expresión del rostro de Snape. -También hay debates. También un panel de presentación de calderos de cristal-.

-Veremos las demostraciones-, decidió Snape. -Luego el debate sobre la ética de la reventa de calderos -sin duda eso terminará con una regulación más difícil de cumplir el año que viene- y terminaremos con un vistazo a los calderos de cristal. Yo tengo dos-, añadió. -Tendría que ser un modelo espectacular para inducirme a comprar un tercero-.

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