Capitulo 13 El Buitre.

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Nota de autor:

Regresando de LA Mole Comic Con en modo Zombie!!.

Perdón por no actualizar hasta ahora. He andado algo emo y hasta el queso de trabajo, entre ilustraciones, comisiones y preparativos para La Mole ( donde por cierto varios me felicitaron por mi trabajo tanto de Narrando como de hace monitos, fue harto genial y me animaron mucho a regresar al comic!. Este mes será algo pesado y aún no se si la libraré con esta condición y presión, pero como prometí, cada lunes que pueda actualizaré. Y es que en verdad deseo terminar este texto *___*, especialmente porque aún me motivan mis amigos, con todo y que siento que el yaoi no es lo mío, con todo y que me encanta escribirlo y dibujarlo. 

Ya en este capítulo, por lo menos a mi ver, el marco de la historia ya está estacionado. Ya casi todas las piezas de mi juego de ajedrez ya están puestas, sólo es cosa de que se empiecen a mover. También quiero advertir que a partir de este punto empezaré a meter "escenas" o ideas que me da algo de cosa publicar y por lo que meto la advertencia (más que por lo "hard" es por que me hacen ruido como algo raro que no debería publicar XP). Pero ya empecé la historia así que me friego XD.

Espero les agrade este capítulo chocolatines :) . 

- O -

CAPÍTULO 13. El Buitre

 

Andrea apenas tenía 7 años, sabía poco de la guerra y del caos de las ciudades. Sólo escuchaba por boca de sus padres que la guerra y los hombres que se iban al ejército de la Ciudad del Cielo era por una sola razón, por protección. Ciudad Paraíso tenía la protección contra las bestias de las afueras; en especial los pueblos cerca de Ciudad Inframundo temían a esos seres. La guerra existía para ejercer esa presión hacia los de Ciudad Paraíso. Los hombres luchaban con otros hombres para no ser asesinados por las criaturas de inframundo.

Pero eso estaba alejado de las preocupaciones de Andrea. Le gustaba la leche caliente antes de dormir y jugar todo el día. Le desagradaba recoger sus juguetes, comer puré de papa y la extraña fijación que los adultos le externaban al agarrarle la cara y acercársele demasiado. Era molesto. Al final, sus problemas eran de un niño pequeño.

Un día vio a lo lejos una nube negra. Y por mera curiosidad subió a su casita del árbol para ver mejor la nube. Nunca había visto una nube así de extraña y condenadamente oscura. Cuando se acercó lo suficiente pudo ver que la nube no estaba hecha de algodón como las demás, estaba hecha de insectos del tamaño de un melón. Y eso fue lo último que vio. Andrea jamás volvió a bajar de su casita del árbol.

Enseguida, el hogar de Andrea se llenó de gente. Su madre no paraba de llorar y se negaba a salir de su casa, después de que vio a su "bebé" había entrado en shock y nadie podía negarle estar así. La escena dejó a los investigadores sin palabras, incluso algunos temblaban de miedo alrededor de la casa del árbol de Andrea. 

Una de las personas que se les asignó investigar ese caso era un mujer meingka de cabello castaño oscuro a los hombros y gafas. Las odiaba. Pero eran necesarios esos redondos y molestos lentecillos cada que iba a investigar esos extraños casos que parecieran no tener solución.Los lentes y ser meingka estaban casi de la mano.

Sino en una cajita de metalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora