Capitulo 24 El Búho domado

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Notas de autor:

¡Al fin está la actualización! Quiero disculparme por la demora, he andado con varios pendientes, entre ellos mi webcomic yaoi. Pero como dije antes, haré todo lo que pueda para terminar esta novela, así me demore más de lo que quisiera. Para las notas finales dejaré una sorpresa que espero les agrade referente a SEUCDM.

Muchas gracias por los que siguen apoyando con sus comentarios likes y demás vibras buena onda para que esto continúe. Sé que no lo parece, pero tengo sueños grandes para esta novela =).

Capitulo 24 El búho domado

Entró a su cuarto, un lugar bastante frío, mostrándose sólo lo necesario para un estudiante de una escuela así de lujosa. Se atrevería a decir que era un lugar austero, con un orden impecable, casi irreal, el escritorio y cama estaban limpios, y tanto el clóset como su librero estaban perfectamente ordenados.

Sacó su cambio de ropa y de inmediato se dio una ducha para alistarse, corrió presuroso al salón, la junta del consejo estudiantil empezaría en cualquier momento.

Siempre pasaba lo mismo cada que iba con su amo y regresaba con pendientes al instituto. Tenía que resignarse y correr, lo que no le gustaba, era como si esa aura que siempre escondía se vislumbrara cuando sentía golpear el viento en su cara. Ensimismado, chocó con un chico más alto que él que estaba esperando frente al salón de la junta.

Al golpearlo casi cae, pero el chico logró sujetar a Lucien.

-¿Estás bien?

-Sí, sí -"¿qué hacía ese idiota en la entrada?" se preguntó y cuando lo vio bien se dio cuenta que era Soto, el famoso meingka falso.

Nunca lo había visto en persona, prefería evitar a los meingkas todo lo que le era posible, los detestaba en el fondo. Sólo sabía de él a causa de lo que decía Claudio. Y también entendió la obsesión de Claudio hacia ese chico, tal vez era un meingka falso pero tenía un encanto y porte digno de un príncipe.

-Fue mi culpa, joven Soto, lo lamento mucho -le sonrió hipócritamente.

-¿Tú eres del consejo? Estaba buscando a un amigo, Claudio.

-¡Oh! Probablemente está adentro, le diré que está aquí. Por lo mientras puede esperarnos hasta finalizar la reunión, me temo que no podrá atenderle en este momento.

-Está bien.

Soto observó al chico del consejo. Por un momento creyó que era un chico con la sangre más pesada que la del odioso de Rhein pero de inmediato cambió a la imagen de un chico amable, educado y sonriente, aunque su mirada le perturbaba un poco. Algo le decía que esos ojos no eran normales, eran demasiado claros y, al mismo tiempo, profundos. Mas después recordó que sus ojos siempre fueron discriminados por las personas y prefirió no pensar en eso.

El chico entró al salón dejando a Soto a solas por un par de horas, horas que esperó pacientemente por su amigo. Era lo menos que podía hacer por la forma en la que lo trató e ignoró todo ese tiempo.

Cuando la junta terminó, las puertas del salón donde se juntaban los del consejo estudiantil se abrieron mostrando a todos sus integrantes. En total el grupo constaba de siete estudiantes, incluyendo a Lucien, el chico contra el que chocó, y a dos meingkas que eran Rhein y Claudio. Eso sorprendió a Soto, de nuevo ese rollizo meingka en asuntos que desconocía, era como si lo siguiera.

El consejo estudiantil era el contacto intermedio más amable entre los directivos y los estudiantes, aunque el grupo constara de estudiantes serios y poco accesibles a diferencia del alumnado en general. Mas siempre era preferible hablar con ellos antes que el director y su equipo de consejeros personales y demás orientadores, que eran exmilitares de poca paciencia y mal carácter.

Sino en una cajita de metalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora