capitulo 6 El búho y él pez.

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Nota de autor:

Entrando un poco tarde la actualización, últimamente estos días son toda una locura T__T. Definitivamente me urge mas disciplina friki.

De nuevo gracias a todos los que le han dado estrellita, comentarios y buena vibra a este proyecto (graciaa Krystal por ayudarme con la editada tambien y las porras que a veces tanto me hacen falta), les agradezco mucho el apoyo, le he agarrado cariño a esta novela y a sus personajes.

Ha sido uno de los años navideños mas atareados que he tenido, pero me alegra tener esta presión, aunque, hoy me estoy pensando si fue buena idea dormir dos horas, necesito un energizante o algo así para no sentirme como si me hubiera levantado de una cruda o como si un elefante me hubiera pateado en la cara (no paro de tallarme los ojos y aún asi les duele la luz -__-). Lo siento, creo que ando mas random de lo normal T_T.

Ya no le sigo con el debraye, y los dejo con el capitulo 6 de Sino en una cajita de metal.

CAPITULO 6 El búho y el pez.

Odiaba a esa chica. Era igual o más molesta que su madre. Claro, era hermosa y seguro si no la hubiera conocido en esas condiciones igual hubiera sido una amante maravillosa. Pero le incomodaba tanto su presencia. Era como si hubiera conspirado con Claudio para que entrara al Taller de Armería. Pensándolo bien, todos los que estaban ahí esperaban que él fuera algo que no le importaba. Qué más da sus raros sueños, si tenía o no metas para un futuro que honestamente le importaba un bledo. Ya estaba harto de una presión que no podía controlar y no sabía por qué. Seguro el Soto de hace menos de un año se le hubiera ocurrido algo interesante para fastidiarlos y no ser el fastidiado.

Gracias al chistecito de Dorothea perdió la primera clase por lo que, aburrido, esperó afuera para después entrar, recibir su castigo y trabajo extra el cual pensaba cómo no hacer. Fue ahí cuando, al dirigirse a su segunda clase, se topó con Claudio.

-Sí, sí, lo del taller, disculpa pero no tengo tiempo -le dijo Soto mientras seguía caminando hacia su salón.

-No te detendré mucho, es sólo que si te unes al taller con nosotros, no me molestaría que entrara Laurel contigo.

-¿Qué?

-Igual y ese chico es un incentivo para ti. Sé que no es un meingka y no es muy inteligente, pero podríamos admitirlo, estoy dispuesto a interceder por ti ante el equipo.

-¡No sé de qué rayos hablas y a qué viene de pronto esto!

-Soto, he intentado ser paciente y pensar en las maneras de decirte lo importante que es tu presencia en el taller, y al final di con esa única solución -como siempre, pensó lo que estaba a punto de decir mientras Soto se alejaba más y más de él.

-La "chica" que buscabas era Laurel, ¿no es así?

Eso fue suficiente para que Soto se detuviera.

-¿Qué dijiste?

-Desde ese día empecé a hilar cabos; no te iba a decir nada y pensé que no sólo ya lo habías descubierto, sino que ya no le dabas importancia, pero a veces es algo obvio cómo no dejas de ver casi por reflejo a ese chico cada que tienes la oportunidad. No me interesan tus gustos ni los juzgo, la verdad, y si su presencia ayuda estoy dispuesto a que ambos estén en el taller.

Sino en una cajita de metalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora