UN CORAZÓN ROTO

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En un sitio apartado de un bosque de Zentralia durante el atardecer, Jessica se encontraba sentada en flor de loto debajo de un árbol, con los ojos cerrados, ya que esa es una forma de desarrollar sus poderes ella sola.

— Hola preciosa ¿Qué hace una chica como tu tan sola? — Pregunta un sujeto de casi treinta y cinco años, acompañado por dos de edades similares.

— Mira nada más, no tendrás unas tetas grandes, pero estas como quieres mi reina. — Dice otro de ellos.

— ¿No quieres acompañarnos al karaoke? Te la pasarás bien con nosotros, muy bien. — Dice el tercero, insinuando algo mas que una simple convivencia.

— Desaparezcan pederastas de mierda, ni loca iría con ustedes, si quieren coger vayan con una puta y dejen a esta dama en paz. — Responde Jessica mientras se levanta.

— ¿Cómo te atreves maldita zorra? Nadie me habla así. — Dice el líder de esos tres, mientras con un brazo, la rodea por la cadera y con la mano contraria, le toca el pecho.

— ¿Pero que...? — Dice ella y al momento, otro de ellos le cubre la boca para que no gritara.

— Shh, silencio niña, no querrás que te matemos aquí, para después violar tu cadáver ¿Verdad? Porque nosotros, queremos hacerlo al revés. — Le dice el sujeto que le cubrió la boca.

— Bien, comencemos, tenemos suerte de haberla encontrado aquí, tan lejos del resto de la gente. — Dice el tercero mientras se desabrocha el cinturón, y los otros dos comienzan a forcejear con ella para arrancarle la ropa y proceder a violarla.

— Estúpidos, no saben con quien se están metiendo. — Piensa tranquilamente pues sus agresores no logran su cometido de desvestirla.

Pasaron unos minutos, dos de los tres sujetos estaban inconscientes, tirados, severamente golpeados con hinchazones en toda la cara de cada uno. Particularmente dos de ellos, perdieron varias piezas dentales a causa de los fuertes golpes de Jessica, quien yacía de pie.

— Maldita perra, tienes una fuerza terrible para la apariencia que tienes. — Dice el que no quedó inconciente, mientras se sostiene la boca de donde no dejaba de caer sangre; Jessica se pone en cuclillas, frente al sujeto y le dice con una mirada muy seria.

— Estúpidos humanos. Nosotros estamos aquí para protegerlos de los demonios. ¿Y así nos lo agradecen? Comportándose como unos cobardes que atacan a damas indefensas en lugares apartados. Cuando pienso que debo proteger a basuras como ustedes, pierdo las ganas de luchar, pero es mi obligación. Deberían sentirse afortunados, pero no... veces me dan asco los humanos. —

— ¿De que mierda estas hablando niña? —

Jessica lo ignora, se pone de pie y se impulsa hacia arriba, perdiéndose entre las copas de los árboles ante la incrédula mirada de su agresor.

— ¿Qué acaba de ser eso? ¿Protegernos de los demonios? ¿Ella era un ángel? — Y ante la impresión queda inconsciente, al igual que sus otros dos compañeros.

Mientras en lo alto, a unos ochocientos metros del suelo piensa ella.

— Necesito otro lugar para concentrarme, aun no quiero volver a casa... *Suspiro* porque Sandler está ahí. — Acto seguido se impulsa hacia otra dirección.

Mientras en el balcón del departamento, Sandler trataba de localizarla, pero solo podía sentir su energía.

— Maldición, ¿No se supone que nuestra percepción sensorial nos permite localizar al portador de la energía sin importar donde esté Jessy? —

GÉNESIS: DESPUÉS DE LA OSCURIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora