DEBES MORIR

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Había transcurrido una semana desde la batalla contra el ave gigante cuando apareció otra de las bestias del Xibalbá que tenía el aspecto de una mariposa con dos pares de alas que finalmente había sido eliminada luego de un par de horas del inicio del encuentro. Los tres arcángeles que participaron estaban ya reposando en lo alto de un edificio de diez pisos, esos fueron Johan, Jessica y Sakurei.

— No fue una batalla tan difícil como pensé, pero aún así me preocupa la constante presencia de estas criaturas en la cuarta esfera, debemos acabar esta guerra tan pronto como sea posible o la segunda esfera colisionara con ésta. — Dice Johan.

— Lo sabemos, pero no es fácil eso porque además de acabar con los demonios, también debemos dar con los tres jueces, que más quisiera yo... —

— ¡Cuidado! — Dice Jessica embistiendo a sus compañeros para apartarlos del lugar ya que ella detectó peligro, y de hecho lo fue porque en donde segundos atrás estaban, impactaron unos conos con aspecto óseo muy afilados.

— ¿Pero que carajos fue eso? — Pregunta Johan mientras se levantaba.

— ¡Allá! — Grita Sakurei señalando al otro lado del amplio inmueble.

En el sitio estaba un demonio de rango "C".

— ¿Es solo un demonio insignificante del rango más bajo? — Dice Johan.

— Que ofensa al decir eso arcángel. — Dice el demonio con una aguda voz acercándose caminando.

— ¿Qué? ¡Puede hablar! —

— Esto parece malo ¿Quién eres tú? — Pregunta Jessica.

— Llegó su día, pero primero respondan ¿Dónde está Dante Saverson? —

— ¡Dante! Tú eres el demonio del que nos contó. — Dice Sakurei.

— Responde la pregunta demonio ¿Quién eres tú? — Vuelve a preguntar Jessica muy seria.

— Veo que quieres saber el nombre de tu asesino, está bien. Yo soy Dimoniac ¿Ya estás satisfecha engendro del mal? — Dice el demonio de casi dos metros y medio de estatura con el aspecto de una lagartija gigante, garras delanteras y traseras con uñas largas y muy afiladas, un par de membranas a los lados de su cabeza con una apariencia jurásica donde de los extremos de estas se asoman unos picos similares a los conos de momentos atrás, toda su columna está formada por más huesos salientes que toman la imagen de peligrosas hojas que terminan en una cola con tres picos en su extremo, mismos huesos que salen también de sus codos, ojos de color amarillo donde debería de ser blanco, una lengua como si fuera de serpiente, de color verde oscuro mientras su pecho es de color amarillo pálido.

— ¿Engendro del mal? Tú eres el engendro del mal. — Responde Sakurei.

— ¿Por qué? ¿Porque tengo la apariencia de un monstruo o porque se opone a ustedes? Cuando los humanos están cerca de ustedes es muy probable que mueran. Yo no he matado a ninguno. —

— ¿Cómo podría creerle eso a alguien como tú? —

— No necesito demostrarlo. Sus amigos, los ángeles invadieron nuestro hogar y debemos defender nuestro territorio. —

— La cuarta esfera nunca les ha pertenecido bastardo. —

— Bueno, para poder recuperar nuestra libertad es necesario matarlos a ustedes, los últimos siete arcángeles. — Dice Dimoniac para luego enrollarse y lanzarse contra ellos haciendo un ataque como si fuera una sierra que desde luego esquivan.

— Vámonos de aquí, debemos de alejar... — Dice Jessica pero es interrumpida por un coletazo del demonio que la envía como meteoro contra el pavimento a nivel de calle donde varios vehículos frenan de golpe sin lograr impedir estrellarse con sus semejantes ante la mirada de los asustados peatones.

GÉNESIS: DESPUÉS DE LA OSCURIDADDonde viven las historias. Descúbrelo ahora