Capitulo 26: Una muerta no tan muerta

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Me giré para mirarlo con una mezcla de enfado y terror, era él, y parecía vivo.
-¿No vas ha abrazar a tu padre?-preguntó abriendo los brazos.
-Ya te he dicho que no eres nada mio, ni yo soy nada tuyo.-respondí enfadada.
-Ya...no entiendo como puedes estár enfadada, eres tu la que me mató a mi, no al reves.
-Tu me quitaste mi vida, me pegaste cuando no podía defenderme, me negaste mi derecho a ser feliz, tu no fuiste un buen padre, no después de mis ocho años.-le recriminé dando un paso al frente y haciendolo retroceder a él.
-Y tu madre me quitó a mi mi derecho a ser feliz.-apretó los dientes y mostró un atisbo de locura en ellos.-Pero no es por eso por lo que estoy aquí.
-No, estás aquí para entretenerme, pero ya se acabó.-me dispuse a marcharme girandome pero me agarró el brazo, era imposible, los fantasmas no podían tocarte, se suponía.
-La gran madre me ha enviado a por ti, te ha hecho una magnifica oferta. Unete a Gea hija, ven con nosotros, convence a tu preciosa hermana y salvate, no teneís porque morir.-me abalancé sobre él arrojandolo al suelo, me senté encima sulla y puse mi mano en su cuello, cogi una de las flechas del carcaj, la partí y sujeté la punta cerca de su cuello.
-No vuelvas a hablar de ella, nunca, no te lo mereces.-le ordené presionando la flecha contra su cuello.
-No me extraña que tu novio te dejara, eres muy borde hija.-presioné aún mas la flecha.
-No tengo tiempo para entretenerme con un estupido fantasma.-me levanté de un salto. Miré por el valcón y vi a Reyna y a Hylla que estaban frente a Orión-Dile a Gea que rechazo su oferta y que no ganará esta batalla.-ignorando la flecha dentro de mi muslo salté por el valcón y aterricé.
-¿Segura de que soy un fantasma hija?-su voz retumbó entre mis sienes, lo ignoré y comencé a correr/cojear hacia Hylla y Reyna. Hylla acabava de lanzarle un coche a Orión y este amenazaba con matarlas a ambas. Debía darles tiempo para que escaparan. Convoqué el arco en mi mano con una flecha cargada.
-¡Eh tu!-lancé la flecha y le di en la mano llamando su atención.-¿Crees que una sola flecha va a poder conmigo?-le grité y cargué otra para lanzarsela directa a la cabeza. La solté y voló directo al blanco pero él la esquivó, cargó rapidamente una y la lanzó directa hacia mí, me giré hacia la derecha rapidamente para que la flecha pasara por mi lado, noté como rozaba mi brazo y producía un corte que me hizo soltar el arco, pero al menos no me había matado.
-¡MUERE!-el entrenador Hedge atacó a Orión con su bate de beisbol tan fuerte como pudo, Nico cayó delante y cortó la cuerda del arco de Orión. Mi corazón se aceleró al ver a Nico, no podía reconocerme, rapidamente me eché la capucha a la cabeza y cambié el color de mis ojos a marrones. La cuerda del arco golpeó a Orión en la nariz y lo hizo retroceder, un montón de cazadoras aparecieron disparando flechas a Orión desde los tejados. Thalia me agarró del brazo y me levantó de un tirón.
-Te dije que estaría bien.-me dijo y miró a Nico y luego a mi, asintió y pasó a mirar a Reyna.
-Sacalos de aquí, os daremos tiempo.-ella asintió y se dirigió hacia Reyna. Miré como Hylla agarraba una pierna de Orión y lo lanzaba unas manzanas por los aires, todas las cazadoras y las amazonas corrieron tras él y yo las seguí junto a Hylla. Dirigí una ultima mirada hacia atrás, Nico Di Angelo llevaba una camiseta con estampados de flores, realmente se veia ridiculo si conocías como era, él fue un amigo en el campamento mestizo, era un buen recuerdo, pero era imposible pararme ha hablar con él. Seguí corriendo junto a Hylla y llegamos a donde estaba Orión, la mayoria de las chicas habian bajado de los tejados y seguian acribillando a Orión sin descanso. El gigante parecía un puercoespin pero eso no lo mataría, yo lo sabía.
-No lo mataremos a flechazos...-le dije a Hylla, ella parecía no haber notado mi presencia hasta ahora, me miró dijamente con algo de duda como si hubiera visto algo que antes no.
-Lo se, pero, ¿que otra tenemos?-preguntó disparando una flecha.
-Tengo un plan.-dije y ella me miró desconfiada.
-Mas vale que sea bueno.-dijo ella y yo sonrei.
-Necesito que cogas ese coche y se lo lances, yo haré el resto.-ella asintió.-¡Seguid disparando!-ordené mientras caminaba colocandome cerca de Orión, tanto que él podría matarme. Preparé una flecha de fuego.-¡Que no respire!-las insté y tensé la cuerda, miré a Hylla que agarraba un coche con las dos manos,-¡Apartaós!- asentí y lanzó el coche, esperé a que estuviera a apenas 1 metro de Orión y yo, apunté al motor y disparé. La explosión me catapultó varios metros hasta que me hizo chocar contra la pared y perdí la conciencia.

Ana White Hija de Athenea 3: Las hijas prodigiosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora