Capitulo 11: Mi entierro

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Al despertar senti un pinchazo en el hombro, rapidamente abrí los ojos y miré en dirección al hombro. Estaba sola en una habitación de madera, respiré hondo y me restregué los dedos por los ojos. Tenia el brazo vendado y estaba cubierta por unas mantas, un poco de luz entraba por una ventana a mi derecha. Bostecé, me daba la sensación de que habia estado dormida mucho tiempo. Me levanté de la cama con una pesadez en la cabeza y un cansanció en todo el cuerpo. Llevaba una camiseta nadadora negra y mis jeans, me puse de pie y caminé hacia la puerta.Comprové que tenia mis pulseras y la de muerdago, todo correcto. Abrí la puerta, un pasillo en horizontal se plantó delante mia, al final de ese pasillo unas escaleras descendian al piso de abajo. Recordé mi ultima estancia aquí, lo recordaba lo suficiente como para saber que dos puertas mas a la derecha de la mia estaba el servicio. Un escalofrio me recorrió cuando recorde a Mark, me tranquilicé y seguí caminando hacia las escaleras. Bajé poco a poco ya que aun tenia molestias en la rodilla, llegué al piso de abajo y escuché unas voces que se me hacian familiares a estas alturas.

-Por eso no podeís decirselo a nadie esto...-dijo Thalia

-Tom-exclamó mi amigo.-Esta bien, no se lo diremos a nadie.

-Os eligió como refugió, ella os tiene un gran aprecio.-volvió ha hablar Thalia.

-Tan poco te pases-hablé y todos se giraron hacia mi, Tom estaba mas alto y fuerte, Soraya tenia el pelo mas largo y Tania seguia igual de adorable. Esta ultima corrió hacia mi y me abrazó, yo le respondí el abrazo, ella acomodó su cabeza en mi hombro y entonces sentí el dolor y me aparté con un quejido.

-Eh, cuidado, no he estado un buen rato curando esa herida para que la destroces ahora.-dijo Soraya poniendo las manos en los hombros de la niña. Yo me habia echado mano al mio y todos se habian acercado a mi.

-¿Como te encuentras?-me preguntó Thalia sin expresión en su voz y con los brazos cruzados.

-Bien, me duele el hombro y la rodilla, pero bien por lo demas.-Thalia asintió.-¿Os importa dejarnos un momento a solas?-pregunté mirando a Thalia, Tom, Soraya y Tania salieron de allí y se esperdigaron por la casa.

-Ya les conté todo, pensé que no querrias hablar de ello. Queria esperar a que te despertaras, pero llevabas todo un día dormida, pensé que lo mejor era dejarte descansar.

-Gracias-susurré, ella no me miró a los ojos, si no que pasó a mirar sus pies.

-Ana, hoy será tu entierro, por si quierias saberlo-eso me impactó en la cara como un balón de metal. Mi funeral, mi entierro, la total proclamación de que yo habia muerto. Alzó la vista y me miró con una expresión parecida a la pena. -Desde el acantilado que hay cerca de aquí podrias verlo, si te itneresa, para comprobar que esto a colado.-se quedó callada de nuevo y yo no supe que mas decir. Entonces la pregunta acudió a mi mente.

-¿Como esta Anna..?-se me quebró la voz y Thalia me cortó para no tener que forzarme a seguir hablando de eso.

-Esta, bueno...sabes como estará. Todos se quedaron igual, Quirón discutió con Artemisa por haber dejado que esto pasara. Percy intenta consolar a Annabeth y dos hermanas tuyas echaron a correr por el campamento aguantando las lagrimas, Lily y Cora creo que se llamaban.-asentí-Ahora es el momento mas duro, debes ser fuerta Ana.-colocó una firme mano en mi hombro bueno, alcé la cabeza y la miré fijamente con los ojos llenos de lagrimas.-Debo irme, si me necesitas solo llamame, Artemisa y tu madre vendrán de vez en cuando.

-¿A que hora es mi funeral?-pregunté secamente y con un nudo en la garganta.

-Creo que a las 6, en tu isla, creo que te van a enterrar en la roca que hay allí, Annabeth dijo que era un sitio muy especial para ti.-asentí y Thalia apartó la mano.

Ana White Hija de Athenea 3: Las hijas prodigiosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora