Capitulo 5: Primer día

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Si por un casual se te pasa por la mente de que para mi la reavilitación no fue dolorosa, quitaoslo de la cabeza.

Quirón, a pesar de que mi hermana y Percy discutieron con él, argumentó que era imposible mi recuperanción en tan solo tres días y aceptó mi reto. Su negativa no minó mi esperanza, al contrario, la aumentó. No podía pararme a pensar en el plan con Artemisa y Athenea, el primer día fué el peor de todos. El mismo día de mi despertar la ninfa acabó obligandome a dormir unas horas mas. Al despertar tuve la visita de mis hermanas Lily, Cora y Paula, esta ultima solo se quedó de pie cruzada de brazos. Lily y Cora no pararon de preguntarme cosas, que recordaba, como estaba, cuanto tardaria en volver, todo. Respondí todo con sinceridad, excepto el detalle de haber visto a Seth, aun no sabía si habia sido real. Despues de ellas entraron Grover y Clarisse, por supuesto me dieron un golpe para saludarme, algo que me hizo retorcerme de dolor.

-Joder, lo siento mucho-dijo Clarisse despues del golpe.-Se me había olvidado, te lo juro por los Dioses.

-Pensé que las bendas por todas partes te lo recordarían-ella rió y yo me relajé. Estuvimos hablando todos por media hora, basicamente con casi las mismas preguntas que con mis hermanas.

-Chicos siento echaros, pero quiero empezar hoy con la reavilitación.-dije apoyandome en las manos y apoyando la espalda con la pared.

-Esta bien, recuperte pronto-dijo Grover levantandosé. Clarisse me apretó la mano.

-Cuando estes bien quiero un convate eh, ponte bien.-ambos se marcharon y Annabeth volvió a entrar. Había estado todo el día fuera, esperando y echando un vistazo de vez en cuando. Como si fuera a tragarme el camastro en cualquier momento.

-¿Podrias llamar a la ninfa? Quiero decirle que empecemos ya con las curas.-le dije, ella bajó la cabeza y empezó a caminar hacia mi hasta que se sentó en los pies de la camilla de madera y tela.

-Ana, deberias tomartelo con mas calma. ¿Por qué no dejas esa tonteria de el viernes? Ana, es muy peligroso y...

-Annabeth-la frené.-Prometeme que si yo estoy lista para el viernes, no te opondras a ello.

-Ana, no puedo...

-Prometemeló.-le exigí. Ella suspiró y me miró clabando sus ojos gris tormentoso en mi.

-Esta bien, pero solo si estas al cien por cien, y yo misma lo coprovaré.-asentí y sonreí.-¿Por qué eres tan cavezota?

-Viene de familia.-respondí. Ella se levantó y se encaminó dispuesta a buscar a la ninfa.-Annabeth-la llamé.-Nunca te culpes si algo me pasa a mi, ¿vale?-ella negó con la cabeza.

-Nada nos va a pasar. A ninguna.-dijo ella convencida. Yo me sentí tan mal, algo se retorció en mi estomago, la culpa me comia por dentro y aun no había echo nada en cuestión.

A los pocos minutos la ninfa volvió con Annabeth, me revisó como ya había hecho horas atras.

-Tus cortes en los brazo han mejorado, para mañana ya no necesitaras vendas en ellos. Los moretones tambien estan curados, pero lo que mas me preocupan son tu pierna, tu muñeca y el pulmón. Parece que tardarán mas en curarse. Te seré sincera, no se si estarás para el viernes.

-Lo estaré, te lo aseguro.-le dije convencida, ella puso una mueca de desaprovación y asintió a regañadientes.

-Pues vamos allá. Tienes que levantarte Ana, poco a poco, dejame que suelte esto y te ayudo.-ella se giró para dejar la libreta en una mesa junto a mi camastro. Fue tarde, apoyé el brazo izquierdo en la cama y me impulsé hacia arriba, no, dolía. Hice una mueca y volví a tirarme en la cama.

-¿Tu escuchas?-me dijo la ninfa enfadada.

-Directamente no obedezco.-respondí agarrandome el costado donde mas me dolian los pulmones.

-Pues si quieres recuperarte tendras que obedecer.-dijo ella acercandose a mi.

-Lo siento-dije arrepentida.-Provemos otra vez, juntas.-ella asintió. Volvi a apoyarme en mi brazo izquierdo y me medio levanté. Ella me agarró el brazo derecho de la altura del hombro y colocó una mano detras de mi espalda. Por fin conseguí incorporarme gracias a su ayuda, hice una mueca de dolor cuando su mano rozó mi herida del costado.

-Muy bien, ahora de pie.-dijo la ninfa, tragué saliba, ella estiró el brazo y cogió una muleta de madera. Se pasó mi brazo sobre sus hombros y me agarró aun mas fuerte.-¿Lista?-respiré profundamente y asentí. Sin previo aviso me levantó, reprimí el grito y apollé el pie bueno. La ninfa me pasó la muleta, la agarré con la otra mano y me apollé en ella.

-Joder-bufé y me apollé aun mas en la muleta. Me mareé por un momento y la vista se me nubló, respiré ondo de nuevo y me herguí, pero duró poco. En cuanto apollé la pierna mala el dolor me hizo doblar las rodillas y caer al suelo. La ninfa no pudo atraparme y yo no pude aguantar el grito por mas tiempo. Era un dolor punzante en toda la pierna y los pulmones. Me retorcí y me eché la mano sana al costado tomando respiraciones entre cortadas y jadeando. Sentía el dolor por cada centimetro de mi cuerpo y supe que pronto me desmayaria, intenté aguantar cuando Percy y Annabeth entraron en la enfermeria. Mi hermana gritó mi nombre y pronto me recogieron los tres del suelo, me volvieron a tumbar en la camilla.

-La sedare para el dolor.-dijo la ninfa

-No, no-susurré-quiero intentarlo otra vez.

-No, por hoy esta bien.-dijo Annabeth rapidamente y sentí una aguja clavarse en mi antebrazo y derramar su liquido en mi interior. Pronto me volvi a quedar dormida.

En el sueño no pude evitar sentirme una inutil, había perdido un día entero por no hacer caso a la ninfa la primera vex que me dijo que lo hiciera. Estaba en mi cabaña cuando alguien habló.

-Esta en tu naturaleza ser testaruda-era mi madre, me giré y tambien vi a Artemisa.

-Vas a necesitar esforzarte mas niña-dijo mi madrina.-Ya he hablado con mi cazadora, intentará buscar un buen lugar donde "Mueras" y luego te ayudará a llegar hasta la manada del este.-asentí.

-No hay mucho tiempo-dijo mi madre-el sedante solo te dormirá unos minutos. Tomateló con calma, si lo haces bien para la tarde de mañana deberias poder andar al menos con las muletas.

-Ahora se como se sentía Blade.-sonreí ante los recuerdos de mi amigo y yo en el instituto, antes de todo esto.

-Debemos irnos. Suerte.-dijo Artemisa y las dos se desvanecieron dejandome con las pesadillas de siempre.

Helloooo gente. Como notareís no esta corregido ya que no estoy en casa y no puedo corregirlo. Aun así espero que os guste. Lo de siempre y ciao.

Ana White Hija de Athenea 3: Las hijas prodigiosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora