-MJ agarrate-me dijo Thomas y alargó la mano, lo miré alzando las cejas y de nuevo miré al hipogrifo que volaba hacia nosotros. Thomas no podría conmigo, ni de broma, yo era casi el doble que él.-Al diablo-él se estiró y me agarró de la muñeca e intentó tirar de mi hacia arriba pero no pudo y quedó tumbado en el suelo con el pecho apoyado al filo y la mano aferrada a mi muñeca.
-Sueltame Thomas.-le grité mientras el hipogrifo descendía rapidamente.
-No...-dijo con un suspiro y agotamiento en su voz. Bufó en intentó subirme pero supe que sería inutil.
-Ve al oeste, sal de aquí.-le clabé las uñas en el antebrazo y el chico me soltó, caí a través del aire y ocurrió lo que esperaba. Despues de intentar planear los primeros metros y estavilizarme el hipogrifo me recogió en su lomo. Me agarré a su cuello plumado y suspiré de alivio, luego recorde que él era un monstruo y yo una mestiza. Entré en panico al ver la velocidad a la que descendiamos hacia la tierra, ibamos unos metros mas lejos de Thomas y un prado se abrió delante nuestra. Dirigí una mirada al horizonte, pude ver una montaña, parecia un volcan pero desde aqui no podía verlo. Le eché coraje y tiré de sus plumas hacia arriba pero el animal protestó.
-Necesito ir ariba, te guste o no.-el monstruo alado subió unos cuantos metros mas y pude ver que de la montaña salia humo, era un volcan.-Perfecto, abajo.-me incliné hacia el suelo y el monstruo se posó con firmeza en él, sin que pudiera hacer nada dió un respingo y me lanzó por delante de su cabeza. Di una vuelta en el aire y aterricé de espaldas. Un fuerte dolor sacudió mi hombro, esa herida estaba empezando a ponerme nerviosa, pero ahora tenia que tratar con un hipogrifo que ya era bastante trabajo. Me senté en el suelo y me giré hacia él que estaba a cuatro patas delante mia mirandome enfadado, de repente escuché una voz que parecía provenir del monstruo.
-La proxima vez que me tires de las plumas te arrancaré los ojos.-abrí los ojos como platos al oir la mezcla de una voz grave y otra aguda que reverberaban en mi cabeza, debían ser del monstruo, allí no había nada mas.-¿Qué miras?-preguntó ofuscado, o ofuscada, ya estaba en duda.
-¡MJ!-Thomas apareció corriendo hacia nosotros, levantó su lanza y apuntó al monstruo mientras se ponia a mi lado. Despacio y sin apartar la vista del monstruo me levanté.
-Dime que tambien lo has oido tio-le susurré a Thomas y él me miró extrañado. -¿Hablar? ¿Al hipogrifo? ¡Claro que no!-respondió-Es un hipogrifo, no se puede hablar con él, no puedes entenderlo.
-Si, lo he oido hablar...-susurré pensando lo estupido que podía sonar eso.
-Me marcho, lobo-el hipogrifo me miró directamente ignorando a Thomas- no volveré a ayudaros, no te fies de nada aquí, ni de nadie.-cambió su mirada a Thomas- Y mi nombre es Polvora, no hipogrifo- luego alzó el vuelo y rapidamente se perdió.
-Vale... eso fue raro. Esta bien, en el caso hipotetico de que pudieras hablar con un hipogrifo, ¿qué te ha dicho?-preguntó Thomas.
-Que no me fie de nada...ni de nadie. Ah, y que se llama Polvora-lo miré y él se quedó serio.
-Genial, encima desconfiado, vale creo que necesitamos descansar, haremos noche en este prado, parece buen sitio.-asentí.
-Haré la primera guardia.-añadí rapidamente.
-Ni de broma, esas ojeras no me inspiran confianza, necesitas dormir MJ, tranquila, por ahora eres mi unica forma de salir de aquí, ya fuera que sea lo que los dioses quieran.-sonreí y asentí.
-Vale, buscaré leña seca y haré un fuego.-Thomas asintió y yo me marché hacia el interior del bosque. Cuando supe que Thomas no podía verme me quité la chaqueta y miré la herida de mi hombro. No era tan solo un corte vertical en mi hombro, tambien había un trozo de planta en ella, a demas unas venas negras habian empezado a desarroyarse alrededor del hombro partiendo de la herida. Miré al cielo oscuro y de piedra.
-Dioses ayudadme-susrré, esa herida me la había echo mientras caía, era una herida de muerdago. Habia oido hablar de lo que le pasaba a un licantropo cuando tenia una herida con muerdago y no era agradable. El veneno del muerdago se distribuye por el cuerpo a traves de las venas, una vez que el veneno llega al corazón, se acabó todo. Lo mejor era no moverse mucho para que el veneno no abanzase rapidamente, tambien era bueno arrancar cualquier resto de planta que hubiera en la herida. Así que me dispuse a ello, agarré una flecha de mi carcaj y la partí para quedarme solo con la punta, me llevé el resto a la boca para no gritar y corté en horizontal por el centro de la herida. Gruñi y solté la punta de la flecha, con dos dedos agarré el trozo de planta y di un tirón de él. El dolor me hizo caer de rodillas y mordí tan fuerte la madera de la flecha que la partí en dos. En el suelo me llevé la chaqueta a la boca para insonorizar un grito que no pode retener. Aguanté las lagrimad provocadas por tremendo dolor, no era nada comparado a cualquier cosa que hubiera vivido antes, ni una quemadura me habia dolido tanto. Bufé y miré la herida, de ella colgaba una raiz de por lo menos 15 centimetros y supuraba un liquido de color negro parecido al petroleo. Respiré hondo y di otro tirón a la raiz arrancandola de cuajo, pero esta vez no pude aguantar las ganas de gritar.
-¡AH!-mi grito inundó todo ese espaciocerrado tan enorme y supe que cualquier ser allí dentro podría haberme oido. Un monton de ese liquido negro salía desde mi herida, me quité la chaqueta de la boca y la puse contra la herida para parar aquel rio. De repebte empecé a marearme, rapidamente me puse de pie y me apoyé en un arbol que habia junto a mi. Esto iba a ser duro, de echo, en aquel momento pensé que no saldría de allí.
-¡MJ!-gritó Thomas corriendo hacia mi.-¿Qué te ha..?-un rugido proveniente de la otra punta del agujero lo interrumpió, era la Quimera.
-Vamonos-susurré y levanté el brazo sano, Thomas me agarró y me ayudó a levantarme. Se echó mi brazo por los hombros y comenzamos a caminar, aunque no alcanzabamos una gran velocidad. Empecé a mirar para buscar un escondite y encontré la entrada a una cueva a tan solo dos metros del suelo.-Allí-susurré y Thomas comenzó a caminar hacia allí y me arrastró con él. Cuando llegamos a los pies de la cueba él se puso frente a mi, entrelazó sus manos y yo apoyé mi pie en ella. Me impulsé hacia arriba y él puso toda su fuerza en alzarme, llegué a la entrada de la cueba y me metí ayudandome del brazo sano. Cuando estube arriba estiré el brazo hacia el vacio y subí a Thomas, para ello nocesité de todas las fuerzas que me quedaban y de la ayuda del propio chico. Me resultó tan raro. ¡Por los dioses! Soy capaz de levantar a alguien que pese el doble que yo y lo pasé mal para levantar a un chico de 40 kilos. Me asusté de pensar que mis poderes se habian ido, aguanté el miedo y lo empujé al fondo de mi mente. Bufé y pude levantarlo hasta que su mano llegó al filo de la cueba, le ayudé y conseguimos subir. Nos metimos en el interior de la cueba y nos sentamos al final mirando hacia la silida, ambos estabamos en total silencio y lo maximo que se oia eran nuestras respiraciones. Un enorme estruendo como si algo enorme callera al suelo se escuchó e instintivamente me coloqué delante de Thomas para protegerlo, aunque sentia que en cualquier momento podria desmayarme. Escuché pasos retumbar cerca de nosotros, bajo la cueba, agarré el brazo de Thomas y lo mantuve atras. Un rugido cortó el aire e hizo estremecer al chico, aguanté la respiración como si eso fuera ha hacer que la Quimera no nos encontrara. Sentí sus pisadas cada vez mas cerca y mis latidos se aceleraron. De repente los pasos pararon y un segundo despues se volvieron mas rapidos pero se alejaban. Me levanté y caminé poco a poco hacia la salida, la noche habia caido y la Quimera habia desaparecido.
-Los monstruos desaparecen por la noche-susurró Thomas.-hemos tenido suerte, pero no podemos estar aquí cuando el sol salga.
-En ese caso vamonos.-respondí.
-No-Thomas me agarró del brazo y tiró de mi hacia atras, lo miré y el chico mostraba tenacidad y fuerza, parecia mucho mayor a su edad. -Estas mal, esa herida te ha debilitado, necesitas tiempo para descansar.-tiró de mi hacia el suelo y me sentó.-Duerme y luego hablaremos.-no pude hacer mas que asentir, de veras notaba que iba a desmayarme y no vi tan mala idea descansar un rato. Me tumbé en el frio suelo de piedra y coloqué mi chaqueta a modo de almohada. En pocos minutos me quedé dormida y por primera vez en mucho tiempo no soñé con Annabeth. Me encontraba sentada en la habitación de mi casa en Coram, tendría 7 años, jugueteaba con las pulseras de Athenea y de pronto mi padre entró. Tenia los ojos limpios, aun tenia la mirada de aquel buen hombre al que me aferraba en mis recuerdos, aun no habia tomado la elección de ser un monstruo.
-¿Qué haces?-me preguntó sentandome en su regazo y sentandose él en mi cama. -Jugar con las pulseras que mama me dió, mira que pasa si las choco.-choqué las pulseras y la espada surgió, como era tan pequeña no pude agarrarla y se me resvaló cayendo con un golpe seco.
-Pero...¿como has..?-preguntó mi padre sorprendido.
-No se, tan solo las he chocado. ¿Mamá tambien podía hacerlo?-pregunté inocentemente.
-Bueno...es dificil de explicar, pero podría decirse que si.-mi padre me sentó en la cama y se agachó para recoger la espada, sentí rechazo a que la tocara, era mia, un regalo de mi madre, y en cuanto la empuñó recibió una descarga que lo mandó contra la pared de un golpe.
-¡Papá!-grité y corrí a por él, me arrodillé a su lado y puse una mano sobre la suya.-¿Qué ha pasado?-pregunté y él levantó la cabeza mirando la espada resplandeciente en el suelo.
-Tu madre, ella te protege, esa espada esta hecha para ti y tus hermanos, o para gente que tu quieras que la coga, si deseas por un solo instante que no toquen tu espada, esto es lo que ocurrirá.-el sueño se esfumó.
-MJ, vamos, es la hora.-Thomas me despertó con pequeños toques en el hombro. Estaba de cuclillas a mi lado y me miraba serio, me reincorperé y me eché mano al hombro ya que el dolor aun hera persistente pero mas llevadero.-Has tenido fiebre, hice un fuego y herbí algo de agua con unas hiervas, la verdad es que no sabe mal, toma.-me pasó su cantimplora, la tomé y la lata quemba ligeramente, le di un sorbo al contenido y realmente no estaba tan malo, tampoco sabia a mucho.
-Gracias-susurré y él asintió levemente, estaba serio y parecia un poco enfadado.
-No eres una amazona ¿verdad?-preguntó de repente y yo lo miré.
-¿Qué te hace pensar eso?-pregunté yo.
-Tu herida, es una herida de muerdago, a pocos seres les afecta el muerdago de esta forma, lo he leido. ¿Qué y quién eres?-lo miré seriamente y tomé otro sorbo.
-Soy MJ, y tu rescatadora, no necesitas mas niño.-respondí y él me arrevató la cantimplora.
-¿Por qué me lo ocultas?-preguntó enfadado él.-¿Por qué me mientes? Yo no te mentiría...-susurró, yo me quedé callada pensando en la reacción del chico. Me dolía mentirle, pero era necesario.-Muy bien, vamonos antes de que salga el sol y la Quimera vuelva.-nos marchamos de la cueba y emprendimos el camino hacia el oeste. Tube que agarran un palo del suelo para que me hiciera de bastón, tenía la pequeña idea de que quizas la salida se encontrase en el volcan que vi desde Polvora. Pero mi cabeza estaba tan nublada, el dolor me invandía por completo, tenía una quemazón continua en el hombro y esas venas habian habanzado aun mas. De veras no lo entendía, se suponia que despues de arrancar la raiz debía desaparecer toda la herida, algo iba mal. Thomas estaba serio e incluso se podría decir que enfadado, el chico era inteligente y sabia que yo no era una amazona (fuera lo que fuera eso) y que le habia mentido. No podía contarle la verdad, no debía y tampoco era necesario, tan solo tenía que llevarlo vivo hasta la salida y ya esta. De pronto escuché un sonido desde el otro lado de una pradera por la que estabamos caminando.
-Parate Thomas-le ordené al chico y este obedeció y miró hacia mi. De repente un monton de pasos rapidos se acercaron hacia nosotros por delante, pronto avisté al menos diez de esos monstruos, todos ellos blancos.-Grifos-susurré.-¡Al suelo Thomas!-le grité al chico y cargué una flecha al arco, la solté y uno de los grifos cayó haciendo tropezar a otros dos. B otra flecha y disparé a otro.
-MJ...-susurró Thomas mirando por detras de mi y otra manada de grifos, pero estos negros, corrian hacia nosotros desde la dirección contraria.-No podremos con ellos.
-Podemos intentarlo.-cargué otra flecha y disparé con la cuerda mas tensa ensartando a dos de los monstruos negros.-Usa tu lanza, eres pequeño y puedes ser mas rapido.
-Estadisticamente...-comenzó.
-Si me hubiera fiado de las estadisticas ya habría muerto varias veces.-disparé otra flecha a los blancos y maté a uno de ellos, quedaban unos segundos para que llegran a nosotros. Empecé a cargar flechas mas rapido y disparar con la mayor certeza posible. Habia acabado con 4 negros y 6 blancos cuando llegaron a nosotros. Salté y disparé desde el aire hacia un grifo negro, Thomas ensartó uno blanco. Aterricé y le arranqué la flecha del cuello al grifo negro, me giré sobre mis tobillos, vi como un grifo se disponia a atacar a Thomas, tiré del chico hacia abajo y le clabé la flecha al grifo blanco. Volví a sacar la flecha del grifo que se convirtió en polvo, la cargué y disparé hacia otro. Me paré un instante a evaluar, quedaban 6, 3 grifos blancos y 3 grifos negros. Sin darme tiempo a reaccionar un grifo blanco vino a atacarme, metí mi arco en su pico y caí al suelo, evitaba a duras penas sus picotazos, pataleaba debajo del monstruo para que me dejase libre pero sería imposible. Miré a mi izquierda y vi a Thomas pelear, un grifo le golpeó de un cabezazo en el pecho y su lanza se la arrebató otro. No me quedaba otra, no sabía que me pasaria a mi o como reaccionaría Thomas, pero era la unica forma de salvarlo, de salvarnos. Lo deseé con todas mis ganas, deseé ser una loba y poco a poco sentí la fuerza recorrerme hasta que me transformé por completo. El grifo salió disparado lejos de mi a la vez que yo me reincorporaba, me avalancé contra los grifos que apresaban a Thomas. Arañé y mordí a cada grifo hasta que todos desaparecieron en polvo. Cuando no quedaron mas me acordé de Thomas, él estaba tirado en el suelo mirandome con los ojos fuera de sus orbitas.
-Tu...tu... e-eres-balbuceó.-¡Me has mentido!-gritó.-Sabía que no eras una amazona...todos me mienten. Mi padre me mintió, mis hermanos y ahora tu. ¡A la mierda todo!-se levantó y echó a correr, intenté ir tras él pero en cuanto apoyé la pata delantera derecha salí de fase y caí de bruces. Me levanté a medias y vi como el chico se desmayaba.
-Thomas...-intenté gritar pero mi voz se quebró, la vista se me nubló y lo ultimo que vi es a Polvora aterrizar frente a mi.