Capitulo 23: Nico y mis primos lejanos

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Suspiré de frustración, sin duda no tenía ni idea de como saldria esto. Estaba en un descampado lejos mi casa en Atenas, estaba apoyada contra mi moto observando el reloj teletransportador cortesía de Thalia.
-Ya no lo pienso mas.-me dije a mi misma y arrastré la moto hasta la esquina del descampado para deslizarle una lona de camuflaje por encima. Le habia dicho a Clara que si le importaba que me tomara una semana de descanso y ella dijo que le parecía genial. Rodando la coronilla del reloj donde las flechas estaban marchadas, señalé los números tal y como lo había hecho el día anterior. Me detuve antes de pulsar el botón por ultima vez y tube en cuenta algo, nunca había estado en Évora. No sabía como era y no podía visualizarla. Rapidamente saqué mi telefono movil, sabía lo peligroso que era para un semidios usar esos cacharros, pero era sumamente necesario. Conecté el internet y busqué en Google "Évora" y pronto salió "Templo de Diana" y algo en mi interior me dijo que era allí donde Nico devía estar. Apagué el movil y lo guardé en mi bolsillo, me concentré y visualicé el templo romano que habia visto en las fotos y pulsé el botón. De nuevo esa sacudida me tragó y me sumergió en un torbellino de oscuridad. De pronto la luz se hizo al final del torbellino y cada vez mas cerca, cuando llegué a la luz aparecí a dos metros del tejado de un edificio, rodé al aterrizar para amortiguar la caida. En cuanto pude estavilizarme me levanté y observé mi alrededor, estaba justo donde quería y como sospechaba donde debía estár. Encima del Templo de Diana estaba la Athenea Parthenos tumbada de lado a punto de caer. Pensé que había podido ser un mal aterrizaje por parte de Nico. Empezaba a caer la tarde y la plaza estaba despejada, sentí la presencia de mucha energía por aquí y me dispuse a investigar. Salté de un tejado a otro hasta flanquear la plaza y entonces vi un reflejo de entre unos matorrales en una pequeña zona verde. Me concentré y fijé la vista, fui distinguiendo la forma de dos botas de legionario, seguí recorriendo las botas que se volvieron unas esveltas piernas de chica y llegaron a unas caderas, al subir del todo me encontré con una cara un poco familiar. Reyna Avila Ramírez, la pretora del campamento Jupiter. La conocía gracias a la conexión con mi hermana. A su lado estaba el chico muerte, Nico parecía cansado y un poco agobiado, realmente lo veía normal, debía de ser una gran presión tener que llevar la Athenea Parthenos hasta el campamento mestizo. El entrenador Hedge me dava la espalda mientras parecía estar comiendo alguna especie de dulce. Me agaché tras el bordillo del tejado para evitar que alguien me viera cuando de repente unos aullidos estallaron a mis espaldas. Un montón de licantropos negros saltaban de edificio en edificio, uno se dirigía directo hacia mi edificio, sin pensarlo me arrastré hasta el bordillo de enfrente y esperé a que él saltara para agarrarlo por el cuello y estrellarlo contra el suelo de cabeza. Le agarré el hocico para evitar que emitiera cualquier ruido.
-Sh...debo escuchar lobito.-le golpeé la cabeza burlonamente y fijé mi mirada en el alfa que se puso en pie frente a Hedge, Nico y Reyna. Parecian hablar, Reyna habia sacado una navaja de plata de su bolsillo y amenazaba con usarla, aunque no creí que fuera muy efectiva contra una manada entera.
-Sal de fase capullo, vamos ha hablar.-le apreté el cuello al lobo y salió de fase con resignación.
-¿Quien eres?-preguntó y le apreté mas el cuello, era un hombre de unos 30 años moreno y alto.
-No se si te has dado cuenta pero las preguntas las hago yo, ¿lo pillas?-le apreté mas.
-Si, si, lo pillo.-respondió.
-¿Quien os manda?-pregunté.
-Orión, nos manda él.-respondió.
-¿Quien es vuestro alfa?-pregunté con seriedad.
-Licaón, el primer licantropo.-asentí.
-¿Cuál es vuestra misión?-pregunté.
-Retrasar a los portadores de la Athenea Parthenos.-dijo con orgullo y yo lo miré incredula, iban a matar a los chicos, no podía permitirselo.
-Pues siento decirte que no cumpliras tu misión.-saqué las garras y las deslicé por su cuello.
"-Echabas de menos matar ¿no?-"la voz de mi padre sonó en mi cabeza y yo me llevé las manos a las sienes."-No puedes negar que eres mi hija, eres un monstruo tambien."-su voz se apagó y yo abrí los ojos, no podía creer lo que acabava de pasar. Lo había oido en mis pensamientos, tan solo habia sido una imaginación, eso quería pensar. Sacudí la cabeza para retirar esos pensamientos y me puse en pie. Miré a Nico que extendió las manos haciendo erupcionar la tierra bajo sus pies y un montón de huesos apresaron a los lobos que habían hecho un circulo a su alrededor. Al parecer los huesos no alcanzaban a llegar a las azoteas de los edificios, los licantropos que habia en la azotea contigua se prepararon para saltar dispuestos para atacar.
-Ni hablar-dije y salté hacia su azotea. Me sentía viva, feliz de nuevo de poder luchar, sentirme util y poder ayudar de nuevo a mis amigos. Me abalancé sobre uno de los licantropos y lo golpeé con el puño cerrado su mandivula y cayó al suelo inconsciente. Me froté los nudillos y sonreí, los otros dos licantropos me miraron sorprendidos. Les sonreí y puse mis ojos rojos.
-Encantada chicos, ¿Bailamos?-ellos rugieron y me atacaron, lancé un gacho al costado del primero y una patada al del segundo. Seguido le di un puñetazo al segundo y un codazo en la cabeza al primero, los dos cayeron inconscientes junto al otro.-Así me gusta, dormiditos estaís mas guapos.-le golpeé a uno de ellos la cabeza con delicadeza y salté al bordillo para otear el resto. Nico estaba apuñalando a Licaón cuando una voz irrumpió por detras de mi.
-¡Detenedlos!-era un hombre, sabía que hombre, Orión. Su voz alentó a los lobos, pero fue tarde, Nico desapareció junto a la Athenea Parthenos, Reyna y el entrenador Hedge. No pintaba más allí, giré con rapidez la rueda del reloj y aprete el botón para desaparecer de allí.
-¡Agarradla!-oí la voz de ese hombre de nuevo, me dió tiempo a verlo tan solo un segundo, castaño, fuerte y alto, tez morena y ojos roboticos. Por suerte las sombras me engulleron y desaparecí de nuevo. No habia sido un buen encontronazo entre Nico y mis "primos lejanos".

Helloooooo, por favor no matadme. Tengo una cosa muy importante y es que como creo ya expliqué este libro se desarrola durante los libros de la saga "Los heroes del Olimpo" y esta parte concretamente durante "La sangre del Olimpo" y siento si voy a spilear un poco, si quereís no leer esta parte del libro y esperad hasta justo el final de este libro por mi perfecto. Yo voy a evitar al maximo cualquier información importante o conversaciones clave en el libro. En serio respeto si no quereis seguir leyendo esta parte porque no os habeis leido aún "La sangre del Olimpo" o cualquier razón, pero yo prometo no hablar sobre el final de ese libro y repito excluir cualquier información muy importante aunque hay cosas que no puedo evitar.
Muchisimas gracias a todos por leer y espero que sigaís haciendolo, nos leemos mis queridos lectores. Hasta prontooooo ;)

Ana White Hija de Athenea 3: Las hijas prodigiosasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora