EXTRA: ¿Cuatro es multitud?

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La razón por la cual no hubo capítulo este domingo es esta.

Muchas gracias por los 300K, espero que lo disfruten, puercas.

Un poco de calma entre tanto caos.

SHARLA.


Sostengo mi vestido mientras rasco mi muñeca con algo de nervios recorriendo con mis ojos toda la sala. Angelo me dejó sola hace casi media hora y realmente estoy empezando a creer que se fue y me abandonó. Suspiro caminando en círculos, tratando de buscar una cara conocida, pero no hayo nada.

—Me pasa por estúpida y confiar en él —murmuro para mí misma.

Hago el camino hasta la puerta, teniendo que pasar por la zona donde una de las mujeres está sentada en el suelo con su vestido elevado, dejando ver su entrepierna a la vista. Trago saliva mientras sigo de largo sin querer verla de más.

Usualmente los dominadores suelen ser posesivos con sus esclavas o sumisas, o al menos la mayoría aquí dentro lo es. Puedes verlos, puedes unirte si te dejan, pero no intentes ver de más o buscar algo que no ibas a encontrar en ellos.

Aquí solo te rodeas de sexo, dominación, sumisión y nuevas experiencias.

Gruño de mal humor mientras salgo del sótano donde se hacen las fiestas y mantengo una mano puesta en mi cuello mientras me abrazo sintiéndome decepcionada de haber confiado tanto un hombre.

—¿A dónde crees que vas, pequeña? —una mano rodea mi cintura desde atrás, pegándome a un cuerpo firme y duro.

—A mi casa, un imbécil me tiene esperando hace más de media hora —digo, sin voltear.

Él suelta una risa ronca y baja mientras sus dedos exploran la piel de mi cintura delicadamente. Siento su aliento en mi oreja, por lo cual mi piel se eriza mientras mi pulso se acelera.

—Que desobediente eres —su voz sale ronca y trago saliva— ¿Sabes lo qué hago con las chicas como tú?

—¿Qué les haces? —pregunto en susurro que solo él puede oír.

Su risa me aniquila completamente las entrañas mientras lo siento agarrar mi cuello desde atrás, mi cabeza se reposa en su hombro y cierro los ojos totalmente consumida en su aroma. Su agarre se hace más fuerte en mi cuello y ahogo un jadeo.

—Las castigo —susurra de la misma forma que yo, siento la máscara pegarse a mi cuerpo, deja un beso en mi hombro desnudo y gruñe—. Hueles tan bien.

Un gemido se escapa de mi boca, pero no digo nada, sus pies nos mueven lentamente hasta el ascensor y yo solo dejo que nos guíe.

—Me llevó un tiempo preparar el cuarto, y convencer a unas personas que me ayuden con esto —comenta.

Sigue hablando, pero sinceramente no sé que dice, solo puedo oír su voz, el tono lento, bajo, pausado y sensual con el que habla, la manera en la que me envuelve y atrae, como si yo fuera un insecto insignificante y él fuera la luz brillante que todo lo ilumina, que me llama a la muerte.

—No me estás prestando atención, pequeña.

—Lo siento —mi voz sigue siendo baja, hablo casi con miedo de romper la atmosfera en la que estamos—, tu voz me distrae.

Él chasquea la lengua mientras suelta el agarre de mi cuello a la vez que entramos en el ascensor, me siento fría sin su mano rodeándome, pero no le pido que me agarre de nuevo.

El Karma de JarethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora