Capítulo 16: Celos II

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Capítulo 16: Celos II.

SHARLA.

Mantengo mi vista sobre su hombro, para no darle el gusto de que sepa lo que estaba causando en mí, mientras ordeno a mi sistema que se relaje. Jareth no podía revolucionar todo como si nada.

—Ya te dije que no estoy celosa —me quejo—, y tampoco quiero que me beses.

Él no me suelta, así que lo miro a los ojos y pego mi brazo a mi pecho, dándole un tirón.

—Suéltame, me lastimas.

Inmediatamente él libera mi brazo, dando dos pasos atrás. Respiro hondo pudiendo entrar en razón, porque tenerlo cerca me atontaba. Sus ojos vuelven a tener las lentillas, pero no comento nada al respecto esta vez.

—No quería lastimarte —su voz suena baja y ronca.

—Pues lo has hecho —me enderezo—, muchísimo.

Él es inteligente porque sabe que no hablamos del jaleo. Su rostro luce agotado, tiene unas leves ojeras que lo dejan en evidencia. Todo en él grita desespero, cansancio y estrés.

Mi lado estúpida y ebria sale a la luz y acaricio su mejilla.

—¿Qué te tiene tan mal? —mis dedos rozan su piel y muerdo mi labio.

—Los hoteles son mucho trabajo, también he preparado detalles para la boda, mi padre me quiere asesinar. Y hay cierta morena que me quita el sueño —pone su mano en la mía, dándome una caricia en los dedos.

Trago saliva sintiéndome patética y niego lentamente. No me debería de importar, pero el hecho de que tenga tanta carga y mencione a su familia, me debilita. No me pueden culpar, soy humana, tengo sentimientos. Probablemente no todos harían lo que yo, pero cuando una persona me importa demasiado, haya hecho el daño que haya hecho, siempre iba a tener un lugar en mi corazón.

Sentirme tonta era normal cuando se trataba de Jareth, pero ¿Cómo podría fingir desinterés de alguien que siempre dio todo por mí?

—Me cuesta volver a confiar en ti. No puedo volver a caer, lo entiendes ¿verdad? —pregunto con voz suave.

—Lo entiendo —su voz suena débil.

Asiento lentamente alejándome de él y le sonrío falsamente. El hecho de que ahora me vuelva a dejar ir, me estaba destrozando.

—Necesito otro trago —murmuro sin verlo a la cara.

Me escabullo entre la gente, empujando cuerpos y maldiciendo a las personas que me pisan. Debo alejarme dos veces de diferentes tipos que querían tocarme alguna parte del cuerpo y cuando llego a la barra, respiro de alivio.

—Dos chupitos, por favor —le pido al barman. Él asiente comenzando a hacerlos y no saco la vista de sus movimientos.

Le agradezco cuando me lo da y los bebo uno detrás de otro, sintiendo como me queman en la garganta. Cierro los ojos con fuerza y cuando los abro, todo me marea.

Sumen otros dos chupitos para la alcohólica desquiciada.

Me doy media vuelta para poder volver con Zara, o con Izan, pero me encuentro con la pelirroja que Jareth estaba bailando. Mi sonrisa crece y chupo mi dedo gordo sintiendo el sabor al alcohol.

—Hola —le digo, acercándome a ella.

Me mira con desconfianza, pero sonríe cuando ve que no soy una amenaza.

—Hola ¿sucede algo?

Niego, y mi sonrisa se hace más grande.

—Es solo que te vi —me acerco a ella, quedando pegada— y eres preciosa.

El Karma de JarethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora