Capítulo 13: El cazador y la presa

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Capítulo 13: El cazador y la presa.

JARETH.


Paso una mano lentamente por mi rostro sintiendo el líquido pegajoso caer de mi traje. Respiro hondo y miro a Logan, el estúpido tiene la osadía de sonreirme.

—Es tu culpa —dice, en el silencio de la sala—. No debías estar cerca de alguien cuando lo están asustando.

Aprieto mis labios y doy un paso hacia él, haciéndolo jadear y esconderse detrás de Sharla, hasta me parece absurda la manera en la que el cuerpo diminuto de ella trata de proteger el de mi amigo y socio.

—No hay nada que ver aquí —digo, con voz alta y seca. Inmediatamente todos empiezan a fingir mirar para otro lado y forzar conversaciones, pero puedo sentir sus miradas en mí.

—Señor, lo lamento muchísimo —el chico de servicio luce apenado.

—Dile a tu jefe, que Logan Courtney se hará cargo del daño —es todo lo que digo, él asiente huyendo de nosotros.

—¡Hey! —Logan se queja—. Es culpa de ella.
Miro a Sharla con una ceja alzada, y ella sonríe. Desgraciada que tiene una sonrisa condenadamente preciosa.

—En mi defensa —su voz me tiene atrapado—, él no debía estarse ocultando de nadie. Menos cuando su cuerpo es mucho para una pobre plantita.

Logan bufa.

—Mi cuerpo es un templo, dulzura.

—¿Por eso siempre anda tan concurrido los domingos?

Aprieto mis labios para no reír, Logan jadea horrorizado y la mira mal. Empiezan una discusión absurda sobre qué cuerpo es mejor.

Lo siento, amigo. Pero gana el de Sharla, sin duda alguna.

Carraspeo para atraer la atención de ambos, el traje ya me estaba resultando demasiado desagradable. Ellos se callan, y mi vista cae en Logan.

—Llévame otro traje a la suite, me iré a cambiar allí.

Sin decirle nada, asiente una vez huyendo de la escena para buscarme un traje nuevo.

—¿También me vas a ordenar a mi que te busque ropa? —su voz suena seca.

—Podría ordenar que me saques la ropa, si te apetece.

Su cuerpo se pone rígido y sonrío satisfecho de ver que le afectó. Camino pasándola por delante, ignorando su presencia. Solo cinco pasos me bastan para que ella me siga por detrás sin decir nada.

—No eres tan inolvidable como supones —su voz suena despreocupada—. Me han follado mejor.

—Seguro que sí, pequeña.

—Yo me folló muchísimo mejor.

Mis pasos se detienen a mitad de camino, dándome cuenta que estamos en la zona del ascensor, lugar donde no hay nadie. Bajo la vista a ella y mis ojos la recorren.

Sin sacar la mirada de ella, doy dos pasos acortando la distancia. Sin tener contacto físico, me inclino más cerca, lo que es mala idea porque su perfume inunda mi nariz, calando en mi sistema.

Y yo pensé que me había olvidado de cómo huele.

—No andes provocando si sabes que no eres lo suficientemente inteligente como para culminarlo —susurro, pegado a su oreja.

Siento su cuerpo deshacerse a centímetros de mi, bajo la cabeza un poco, haciendo que mis labios rocen su piel viendo cómo se le pone de gallina.

El Karma de JarethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora