Capítulo 20: Caída plena

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JARETH.

Hay bastantes secretos rondando por mi puerta, demasiados, tanto que apenas puedo mantener la puerta cerrada para que vean la luz. Por esa razón utilicé a Angelo, sacándolo a la luz, para darle más espacio a la cantidad de secretos que se siguen acumulando.

Verla así me destrozó, ver como se había hundido luego de que todo me haya explotado en la cara, ver como estuvo sola en ese momento, como cayó en una adicción, por no haber tenido la que quería. Yo era un maldito cabrón con suerte por siquiera seguir respirando a su alrededor sin que le dieran ganas de clavarme un jodido cuchillo en el ojo.

¿Me sorprendió saber todo eso? No. Ya tenía una vaga idea sobre el pasado de Sharla, sé a ciencia cierta que no soy el único con cadáveres en el armario, pero verla tan vulnerable si me dejó con una sensación amarga en el pecho.

—¿Entonces te funciona como nueva línea general de marketing?

Levanto la vista de mi laptop, encontrándome con la mirada del nuevo gerente publicitario, ladeo la cabeza porque no estaba prestando atención, pero las diapositivas desorganizadas que muestra, me dan dolor de cabeza.

—¿Hace cuánto trabajas conmigo? —pregunto suavemente, ignorando la vista de los demás en la sala.

—Dos meses, señor —se pone rígido.

Asiento lentamente, si, es cierto que los hoteles empezaron siendo un poco desastrosos por la cantidad de estrés y dinero adeudado que tenía. Pero hoy, después de haber aprendido de mis errores, de haber pisado la línea incorrecta y de haber levantado económicamente el inicio de la cadena hotelera, puedo decir que, en mi equipo, o eres el mejor, o finges tener la seguridad para serlo.

—No voy a vender habitaciones muchísimo mejores que las del puto Sheraton, a un precio mediocre, como si fueran habitaciones del Wilshire Crest —me levanto de la mesa.

—No somos el Sheraton, sus habitaciones cuestan dos mil por una noche, nosotros recién empezamos, debemos mantener una clientela fiel, no perderlas por incompetentes, hay que saber razonar —se defiende.

Chasqueo la lengua, señalo con la cabeza a Logan, que me mira divertido.

—Dime el costo de una sola habitación que se haya mencionado para la promoción y dame números.

—Cada habitación cuesta ochocientos por noche, es una de las más estables y pedidas, grande, buen ambiente, buena vista y con un aire espectacular —revisa unos papeles, y habla sin dejar de leer—. El monto por mes es de cuatrocientos mil, si hacemos el ajuste, nos quedaría menos dinero. Es una buena estrategia —el tipo sonríe—, pero es estúpida, nuestro presupuesto no es el Hilton, ni el Sheraton, no estamos en una zona de Beverly Grove, pero tampoco somos un Downtown o un Rumi.

Lamo mis labios y miro las diapositivas, niego estresado. ¿por qué malditamente me cuesta encontrar gente creativa, económica y que me ayude a crecer muchísimo más?

—No les pido que sean un equipo como el de Riu Bertrán, pero tengan más cerebro —les gruño mientras elimino la diapositiva—. Largo, busquen otra cosa que me haga ganar dinero, no perderlo.

Todos salen en silencio, todos menos Logan y Nyran que se mantiene mirándome, el primero con diversión, el segundo con impaciencia.

—Alguien se levantó con el culo fruncido hoy —Nyran es el primero en hablar.

—No era mala idea realmente, pero era arriesgado —Logan se mantiene en su asiento, mirando como los archivos se eliminan.

—Era un desastre, la presentación fue una mierda. —me siento en mi lugar.

El Karma de JarethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora