JARETH.
Zara ríe a carcajada mientras Vicenzo la atrae a su cuerpo y susurra algo en su oído, alzo una ceja porque la última actualización que tenía era que ellos no estaban bien. Pero realmente me alegra verlos tan pegados y de nuevo, tan enamorados. Eso, y que la boda es en menos de cuatro meses, y sería una pérdida total de dinero.
—Recuérdenme porque están aquí, invadiendo mi espacio personal —señalo mi oficina y los papeles, haciendo que sigan riendo.
—Porque eres mi mejor amigo, tengo privilegio de estar aquí —Vicenzo me saca el dedo—. Además, soy tu nuevo socio financiero.
Si, eso es totalmente cierto. Le di a Vicenzo el 15% de mis acciones ¿por qué? Porque está empezando una nueva empresa que realmente le veo potencial y solo ayudo a mi amigo, sin dudarlo. Lo cual estábamos seguros que podrían darnos bancarrota, pero por suerte no sucedió, al menos no aún.
—Y yo vine con ella —Zara sonríe en grande señalando a Sharla.
La susodicha me mira, sonriendo en grande mientras me hace ojitos y la atraigo a mi cuerpo.
—Creí que nos juntaríamos en la noche —le digo, divertido.
—Sip —se muerde la uña y beso sus dedos para que deje de hacerlo—, pero Zara venía con Vicenzo, y terminamos decidiendo que era buena idea que los cuatro vayamos a almorzar.
La miro con ternura mientras la dejo sentarse en mi regazo, detestó que toquen mi área de trabajo, pero no digo nada cuando ella agarra unos papales y los empieza a leer.
—¿Así que iremos a almorzar? No puedo dejar esto a medias —les digo con una mueca.
—Si, si que puedes. No comer te hará mal, y si te hace mal ¿quién va a manejar tu futura cadena hotelera? —ríe y pincho su vientre.
—Te pasas de lista —murmuro y ella besa mis labios.
A esta altura, realmente agradezco que la primera semana estando en una clase de relación funcione tan bien. No sé cómo, pero logramos estar una maldita semana sin discutir, y sin tener peleas. Lo cual realmente agradezco, porque descubrí que cuando estoy bien con Sharla, todo es la gloria.
—¿Vamos? Muero de hambre —Zara acaricia su estomago y mira a Vicenzo.
—Mueve tu culo, Secchi. Mi niña tiene hambre —Vicenzo me mira haciéndome una seña y suspiro palmeando el muslo de Sharla para levantarnos.
Zara sale feliz, hablando sobre no sé qué cosa con Zenzo, y Sharla toma mi mano esperándome.
—Espera, tengo algo para ti —le digo suavemente y saco los chocolates que le había comprado esa mañana porque me había dicho que tenía muchas ganas, pero no quería pecar.
—¡Chocolate! —chilla, cual niña pequeña, y se me abalanza encima—. Eres el mejor —besa mi mejilla varias veces mientras ríe.
—Estaba dudando de si dártelos o comerlos yo —admito, haciéndola reír.
—Gracias —besa mi boca varias veces, cuando quiere alejarse mantengo su cuerpo pegado al mío y hago que el beso sea más subido de tono.
Mi mano aprieta su culo con ganas y soy recompensado con un gemido suave mientras suspira.
—Si no vamos, Zara va a molestarse —susurra en mi boca, entre besos.
—Eres adictiva —murmuro—. Eres como mi maldito chocolate —río en su boca.
—¡Secchi!
Me quejo ante el grito de Vicenzo y miro a Sharla, ella sonríe luciendo feliz y esplendida mientras siento como sus ojos brillan con intensidad.
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El Karma de Jareth
RomanceSharla y Jareth han sido inseparables desde que tenían cinco años. Han ido al mismo colegio juntos, han tenido mil noches de películas, han pasado por mil y un peleas. Son los mejores amigos que jamás existirán. Hasta que Sharla decide hablarle sobr...