Me abrazo con fuerza sintiendo el frío, tiemblo un poco sintiendo mis pies y manos congeladas por la llovizna que estaba cayendo.
Miro hacia los costados esperando ver el coche de Jareth y me quejo de irritación, porque tenía veinte minutos de retraso.
Suelto el aire, haciendo que salga vapor de ellos, observando a la gente pasar, viendo como se cubren de la llovizna y del frío.
—Juro que cuando llegues, voy a matarte por dejarme esperando —me quejo para mí misma.
Él sabía lo que yo odiaba que me dejen tirada, esperando.
Media hora después, cuando creo que él ya no vendrá, veo el coche aparecer.
—Lo siento, mierda. Lo siento, la calle era un desastre —me mira apenado.
—Te dije que podía irme sola —subo a su coche y gimo sintiendo el calor de la calefacción mientras mis músculos tensos se relajan.
—¿A esta hora? Estás loca. Prefiero levantar el culo de la silla y venir a buscarte yo. Mira y si te pasa algo.
Su mirada cae a mi y le sonrío en grande, él niega, divertido, y yo me mantengo viendo hacia adelante oyendo la música.
Habla sin parar sobre algún entrenamiento, o un juego. No estaba segura. Y respiro hondo.
Bien, debía hacerlo. Debía recoger coraje, y por fin, después de meses, confesarme.
—Y entonces él tomó la delantera, pero yo...
—Debo decirte algo —interrumpo.
Mi voz suena débil y baja, él se tensa y trago saliva.
—Sharla… —su voz suena pesada.
A la mierda, la vida era una.
—Estoy enamorada de ti —digo con rapidez sin dejarlo continuar.
El coche se mantiene en silencio, un silencio tenso y él suelta el aire. Habla después de lo que me pareció una eternidad.
—Lo sé.
Lo miro con rapidez sintiendo mi cabeza pitar. ¿Lo sabía? ¿Cómo lo sabía? ¿Tan obvia era? Muerdo mi labio de vergüenza.
—Eres muy obvia, por eso evitaba estar en lugares a solas contigo, me abrumaba tanta tensión.
Me mira incómodo, y yo corro la vista sintiendo mi pecho apretarse.
—Me gustas desde…
—No.
Su voz suena seca y aprieta el volante con fuerza. El coche se inclina levemente, y trago con más fuerza.
—Pero…
—No, Sharla. Détente.
—Me gustas, Jar...
—Tú a mí no. Realmente te veía solo como una hermana, y ahora… —niega—. No puedo creer que hayas arruinado la relación con esos sentimientos estúpidos. No puedo creerlo.
—¿Estúpidos? —mi voz suena débil y mis ojos se empañan. Aguanto las lágrimas.
—No te amo, no de esa forma. Superalo, no lo haré. Solo éramos amigos.
Pongo una mano en mi pecho sintiendo mi corazón ir con rapidez, aprieto mi mano en el lugar, sintiendo la presión horrible que nunca había sentido antes.
Me mantengo en silencio viendo por la ventana la lluvia cae más fuerte, más rápido. Casi parece burlarse de mi situación.
Él maneja en un silencio incómodo, aún tenso, con el enojo saliendo de casa poro de su ser.
Cuando llegamos a mi casa, abro la puerta, sintiendo que el aire me ahoga. Pero no bajo.
—¿Sabes una cosa? —digo en voz baja, sin mirarlo—. Me arrepiento de haberte dado mi corazón.
—No te lo pedí, nunca lo quise.
Crack.
Mi corazón se rompe un poco más ante eso. Lo miro esta vez, sintiendo la lluvia pegar en mi cuerpo, y bajo sintiendo mi dignidad esfumarse en ese asiento.
¿Alguna vez tuviste dignidad? Pienso.
Cuando lo miro, él niega, esos ojos que antes me miraban con tanto cariño, con amor, ahora son una bola de ojos celestes con nada más que asco.
Él me tenía asco.
Yo le daba asco.
—No, no digas más. No quiero escucharte, no te humilles así. No quiero verte, no quiero saber de ti. Definitivamente ya no me interesa tu amistad. Porque siempre fue eso, amistad.
Voy a cerrar la puerta de un golpe, pero me arrepiento y doy un paso atrás dejándola abierta, camino con rapidez a la puerta de mi casa sintiendo como un pedazo de mi queda con él.
Veo el coche arrancar con rapidez haciendo que la puerta se cierre sola con un estruendo, las llantas chillan, como yo quisiera estar chillando, y veo a mi corazón irse lentamente y despedirse de mi.
Esa noche fue la última vez que vi a Jareth Secchi.
![](https://img.wattpad.com/cover/265892555-288-k316546.jpg)
ESTÁS LEYENDO
El Karma de Jareth
RomansaSharla y Jareth han sido inseparables desde que tenían cinco años. Han ido al mismo colegio juntos, han tenido mil noches de películas, han pasado por mil y un peleas. Son los mejores amigos que jamás existirán. Hasta que Sharla decide hablarle sobr...