Capítulo 34: Come ti amo

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JARETH.

Sacrifice comienza a sonar en el lugar y mis ojos no salen de Sharla, lleva una peluca morada, haciendo que su piel resalte. Unos guantes del mismo color le llegan hasta sus codos, y lleva un vestido demasiado exagerado a mi gusto, en una tonalidad de colores entre el rosado, el morado y el rojo.

Una sonrisa cuelga en sus labios mientras camina dentro del escenario, haciendo que todos comiencen a tirarle halagos y reír. Brilla estando en ese escenario, y noto cierta incomodidad ante algunos comentarios, pero jamás borra su sonrisa.

—De puta madre —jadea Logan, también sin sacar sus ojos de ella.

—Mierda, a ella todo le queda demasiado bien —ríe Nyran.

No digo nada, no porque no quiera halagarla, sino porque estoy hipnotizado por la manera en la que sus caderas se contonean con exageración sobre el escenario.

—Oh, mierda —Vicenzo se acerca al escenario cuando Zara, vestida de colores más llamativos y florales sale—. Dios, amo esta despedida de soltero —ríe apoyándose del escenario.

Hago lo mismo, quedando de cara a Sharla, y le guiño el ojo. Ella sonríe más grande y no saca sus ojos de mí. Mis ojos recorren sus piernas lentamente, viendo unos tacones fucsias, y jodidamente quiero tenerla en mi cama usando solo esos malditos zapatos.

—Se está desnudando —Vicenzo jadea agarrándose de la madera del suelo, y Zara se acerca a él sacándose los guantes.

Dejo de prestar atención en el momento que Sharla pone un zapato en mi hombro, empujándome levemente haciendo que la mire desde cerca, saca el zapato de mi cuerpo y me lanza sus dos guantes, sin dejar de mover sus labios cantando. Río agarrándolos y les doy un beso alzando una ceja.

—Idiota —me gesticula, y la miro fingiendo ofensa.

—No te salgas del papel —le advierto a ella haciendo que me escuche a través de los gritos de las chicas que también están ahí.

Gira, haciendo que su culo quede a centímetros de mi cara y muerdo mis labios resistiendo las ganas de agarrárselo.

Es una diosa, ahora mismo podría iluminar la ciudad entera con su sola presencia en ese escenario, bailando y sintiéndose cómoda. Se siente sexy, y se ama, puedo sentirlo en sus movimientos y en como no deja de sonreír y reír.

Estoy jodido, realmente jodido.

En ese momento, viéndola bailar y estar libre, me doy cuenta que la amo. Que haré lo que esté en mis manos para protegerla de todo y todos. Porque ella merece brillar, merece sentirse así de libre siempre. Nadie jamás va a detenerla, y haré lo imposible para que eso se cumpla. Merece vivir su vida como quiera.

Agarro su vestido cuando se lo quita, y acaricia su cuerpo, ahora solo llevando un conjunto de látex igual al de Zara, bajando su cuerpo, rozando el suelo. Revuelve su cabello y gruño porque sus expresiones me estaban llevando a la locura. Gatea lentamente hasta mi rostro, rozándolo.

—Me muero de ganas porque seas mía —le susurro, mirando su boca.

Sus ojos brillan con algo que no puedo identificar, pero me distraigo con su boca cuando la entreabre un poco.

—¿Y quién ha dicho que dejé de serlo, señor?

Y así como se acercó, se aleja, dejándome en un mar de pensamientos indecentes, en donde me la follo de mil maneras posibles y la hago disfrutar llevándola a sus límites.

Todo el mundo enloquece cuando la canción termina y le lanzan algunas prendas mientras una de las chicas sube al escenario agarrando el micrófono.

El Karma de JarethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora