Capitulo 6: No necesito tu nombre.
—Angelo —mi voz suena baja y cautelosa.
Bueno, bien. Mi voz sonaba más a la de una maldita gata en celo, no podían culparme de eso, no cuando yo había pasado mi mano por su cuerpo, lo había lamido, chupado y hecho mil cosas obscenas que se me pasaban por la cabeza.
Pero es que el hombre delante de mi era un semental, mis ansias por tenerlo cada primer viernes del mes eran enormes. Y esa era la razón por la que seguía viniendo.
Nuestro primer encuentro no fue ni tan bueno, ni tan malo. Yo estaba atrapada entre un imbécil que creía saber qué era lo que mi cuerpo y mente necesitaba, cuando en realidad sólo era un niño queriendo jugar a ser un hombre.
Angelo, tan caballeroso, me rescató cuando se dio cuenta que estaba a nada de golpear al tipo. Fue amable, educado y reservado. No supe su nombre hasta el mes pasado, porque él siempre mantuvo el misterio. Y eso lo hacía jodidamente más caliente.
—Nunca me decepcionas, pequeña. —su voz suena igual de grave— Ese vestido te hace una Diosa. Sin duda cada viernes soy la envidia de todos aquí dentro.
Suelto una risita baja pero mi cuerpo está encendido, cada parte de él se prende solo con su mera presencia, todo en él irradia masculinidad y erotismo. Maldita sea, y ni siquiera conocía su rostro.
—¿Tú? —mi voz suena aún coqueta— Creo que la mayoría de aquí quiere tu atención.
—Y yo solo quiero la tuya.
La manera en la que lo dice hace que mi vientre se tense de expectativa mientras muerdo mi labio delicadamente. Su voz tenía un pequeño tono que lo reconocía, se me estaba haciendo extraño, pero nada totalmente estúpido sabiendo que llevaba meses oyendo su voz.
Estira su mano y me da una de esas sonrisas que me llevan a la cordura. Lo primero que vi en él fueron sus ojos, lo admito. Esos ojos me hicieron sentir en casa, los sentía más cercanos, más cálidos. Luego, cuando me sonrió, mandé a la mierda esos ojos porque ¿Quién demonios era él y por qué tenía la sonrisa más erotica del mundo?
Luego descubrí que, esa boca, no sólo era buena sonriendo.
—Baila conmigo. —me pide mientras se acerca más a mi, la canción lenta empezando con un piano de fondo y trago— Demosle un poco de atención al resto, dejemos que aprecien lo que es tenernos, aún sin tocarnos.
Mis ojos caen de nuevo en los suyos y mi pulso se acelera mientras tomo su mano. A veces no entendía la mitad de las cosas que decía, pero que me mataran si cada palabra salida de su boca no sonaba a erotismo puro.
Nos guía hacia el centro, donde la pista está repleta de gente bailando, besándose, pegandose y casi teniendo sexo. Sus manos se posan en mis caderas, da un tirón firme pegándome a su cuerpo y roza su rostro con el mío.
—Hueles a perdición —susurra a centímetros de mi boca.
—Y tú hueles a tentación —le digo en voz baja lo que usualmente solemos decirnos. Algo que nos quedó de ese primer encuentro.
Su voz suena ronca cuando suelta una pequeña risa y reprimo el impulso de doblar mis dedos de los pies. Lo estaba haciendo a posta.
Mis caderas se mueven en un balanceo suave y sensual cuando sus dedos me tocan, haciéndome mover, y su vista se mantiene en la mía. Mi respiración es un desastre y él se acerca muchísimo más.
—¿Algún día me dirás tu nombre? —mi piel se eriza ante ese susurro.
Si, ese era nuestro juego. El misterio, la caza, jugar al gato y al ratón, fingir que él era mi cazador y yo su presa. Nunca le dije mi nombre, y eso a él solo le encendía más, lo sabía por la forma en la que sus ojos se oscurecían ante la consciencia de ese hecho.
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El Karma de Jareth
RomanceSharla y Jareth han sido inseparables desde que tenían cinco años. Han ido al mismo colegio juntos, han tenido mil noches de películas, han pasado por mil y un peleas. Son los mejores amigos que jamás existirán. Hasta que Sharla decide hablarle sobr...