Capítulo 12: Mojado

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Capitulo 12: Mojado.

SHARLA.

Me encontraba caminando por las instalaciones de Desire, pero está vez acompañada de mi madre.

Si, había aceptado venir a una fiesta, demasiado elegante para mi gusto, de la empresa de Zack. Eso tenía a mi madre vestida con un vestido color azul, según ella, era el color favorito de Zack.

¿Yo? Con un vestido amarillo que mi madre está detestando por lo corto que es. A mí me encanta y es lo único que importa. Además, soy preciosa con todo lo que lleve puesto. Algo que los demás saben cuándo varias cabezas giran a nosotras.

—Me estás haciendo quedar mal ante mis compañeros de trabajo.

Me encojo de hombros mirándola.

—Tú quisiste traerme, no es mi culpa que mi vestimenta no sea adecuada ante los ojos ajenas.

Ella suspira, pero no dice nada más, evitando un escándalo ante sus compañeros de trabajo, ante Zack.

—Sharla —volteo con cuidado y sonrío falsamente al jefe de mi madre, y a su hijo.

—Izan —le devuelvo el saludo—. Zack, tanto tiempo,

—Pero mírate —Zack recorre mi cuerpo con una mirada que me pone tensa—, ya no eres para nada una niña.

—Eso suelo decirle, es toda una mujer —mi madre habla antes de que yo lo haga.

—Por supuesto. Estás preciosa, querida —su atención cae en mi madre.

Ella sonríe y hace una pequeña inclinación. Comienzan a hablar de cosas que no entiendo, dándole a Izan la oportunidad de acercarse a mí.

—No sabía que vendrías.

Entorno los ojos dándole una pequeña mirada de ¿en serio?

—Vale, puede que tu madre no haya dejado de hablar de eso en toda la semana.

Chasqueo la lengua y agarro una copa de champagne que una camarera deja.

—Tiene esta obsesión porque tú y yo seamos amigos —digo antes de beber la copa.

—Personalmente creo que quiere tirarse a mi padre, y solo busca la forma de hacernos cercanos —sonríe de lado.

Voy a negarlo, pero la vista de mamá comiéndose con los ojos a Zack me hace retenerlo.

—Probablemente —es todo lo que digo.

Antes de que pueda abrir la boca, doy media vuelta caminando lejos de ahí, recorriendo por mi cuenta el hotel que conocía perfectamente. Solo que esta era la recepción, no el sótano.

Cualquier otra persona inteligente se daría cuenta que cuando alguien no quiere conversar contigo, huye. Izan no es inteligente, y me lo demuestra apareciendo por detrás.

—¿No crees que deberíamos darle el placer a tu madre y hacernos amigos?

Lo miro de arriba abajo y vuelvo la vista al frente.

—No creo que valgas lo que vale mi tiempo.

Él, lejos a ofenderse, suelta una risa baja y ronca. Detestaba sentir el pinchazo de atracción, pero él era jodidamente atractivo.

Era alto, nunca supe medir a la gente a simple vista, pero él me llevaba una cabeza y media. Su cabello rubio estaba despeinado, sus ojos negros podrían entrar en la descripción de "misterioso", y si no fuera por el traje, fácilmente podía pasar por el típico fuckboy de película. Con su motocicleta y cigarro en labios.

El Karma de JarethDonde viven las historias. Descúbrelo ahora