Mason.
No sé si este bien el hacer esto, pero no me importa. La amo, la amo más que a nada en el mundo. No me importa que ella no me ame. Pero yo sé que haré que me ame tanto que ella sola se carcomerá por dentro al no poder resistir el sentimiento de amarme. Sé que lo que hago ahora es un poco egoísta pero, me vale mierda. No puedo dejar que nada le pase. Espero que haya sido verdad que la puerta pesa más de cien kilos porque sino Jessica la derribará de una sola patada y sé que escaparía y no prescisamente vendría corriendo a mis brazos.
Freno en seco al darme cuenta de que ya estoy frente al edificio de Jessica. Tomó una gran bocanda de aire y salto fuera del auto por encima de la puerta. Le lanzo las llaves al portero y le hago una seña indicándole de que me cuide el coche un rato.
Subo las escaleras lo más rápido que puedo, una vez que estoy frente al departamento de Jessica de manera deseperada y la puerta se abre de inmediato. Una rubia alta, de ojos naranjizoz medio dorado brillante con un bonito lunar cerca del labio superior me abre la puerta. Inmediatamente frunce el ceño al ver que no traigo a Jessica conmigo.
—Mason. ¿Dónde está...?—no dejé que terminara de hablar y me metí al departamento de Jessica.
La rubia frunció más el ceño y se puso delante mío más rápido de lo que puedes parpadear.
—¿Dónde estás Jessica?—me preguntó.
Apreté los puños y relamí los labios.
—Está en una casa de campo, no muy lejos de aquí, yo tengo que salir un momento a arreglar una cosas de los hoteles y no quiero que se quede sola.—mentí.
Kathija se cruzó de brazos y se acercó un paso más a mí y me examina con la mirada. Espero que se de cuente de que he mentido.
—¿Y por qué no la traes aquí?—cuestionó.
—Ella quiso quedarse.—volví a mentir. Que suerte que no es Jessica sino me hubiera descubierto hace mucho, no solo por su don sino también porque ella me conoce.
Asintió despacio, yo mientras tanto me moví al cuarto de Jessica. Que bien conozco su casa, tantas veces que he estado aquí sin que ela se de cuenta. La he visto vestirse tantas veces, bañarse, bailar.
Cojo un maletín cualquiera y comienzo a meter unas tres bragas-no pensaba irme por más de dos días,así que supongo que era suficiente-la misma cantidad de sujetadores, algunos vaqueros, una cuantas blusas de franela. Cerré el maletín y antes de salir de su habitación cogí una tanga de ella la enterré en mi nariz, que adictico olor tiene. Y la guardé en mi bolsillo. Al darme cuenta me encontré la cara de Kathija medio asqueada.
—Daniel también huele tus calzones.—le dije.
Ella soltó los brazos y puso cara de indignada.
—¿Cómo sabes eso?—me preguntó.
—Nos hemos hecho amigos ultimamente.
Me miró con cara extrañada y luego miro hacia el maletín.
—¿Y eso?—me preguntó apuntándole con el pie.
—Se quedarán a dormir. La cabaña tiene de todo, un sauna, jacuzzi, piscina y todo es en el interior. Para que no les de frío.—que estúpido sono eso, ellas son vampiros a ellas no les da frío.
Gracias a dios no me hizo ninguna pregunta al respecto y sólo asintió y se dirigió a la cocina.
—Tomaré algunas cosas que hagan sentir mejor a Jessica. Ya sabes distraernos.—me guiñó el ojo.
Abrió la nevera y sacó un...¿tequila? se dirigió a la mesilla de la cual sacó unos ¡¿cigarros?! en todo el tiempo que llevaba espiándo a Jessica, jamás la había visto fumar. De manera rápido cogió un paqutito transparente, lo cogió de manera tan rápiod que seguro pensó que no me había dado cuenta.
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NO ME MIRES
VampirgeschichtenDespués de haber follado con James, y haber asesinado a sus padres en un estado fuera de control por culpa de ese maldito bastardo. Irina de Rusia Romanova Fiodoróvna tiene que huir de Rusia para no volver nunca más. Ya no tiene nada ahí. Una vez...