Habían pasado tres días sin ver a Mason. Que raras eran las cosas con él, nos besamos y al día siguiente me entero que debía entregarme a la orden. Me decía que siempre estaría ahí y ni una llamada—en parte era mi culpa ya que había aventado mi teléfono y roto en mil pedazos— en tres días. Si no fuera por ese maldito sueño en el que no podía alcanzar a Mason tal vez pensaría menos en él. Pero no. No sé que significa pero tampoco me interesa saberlo. Parece que hay algo que nos impide estar juntos, pero no sé que es. Que importa. Al final uno de los dos terminara aburriéndose.
Por mucho que me resistía me entraban una ganas locas de llamarlo. Debía hacerlo, era lo mínimo. Él siempre me demostraba lo mucho que le importo y bueno yo no. Lástima que mi celular está jodido, sino lo llamaría.
Maldita se Jessica no seas tan orgullosa ¡búscalo! Me decía mi subconciente.
Baje al estacionamiento a buscar mi moto para ir a verlo pero...Ante cualquier situación mi corrida sería más rápida, así que mejor a pie.
~
Espero que no lea mis pensamientos mientras subo las escaleras. Porque sino mi sorpresa se arruinaría.
Cuando llegue hasta su puerta—sí, volvió a ponerla— estaba a punto de tocar pero... Él siempre entra a mi casa sin permiso. No sería tan malo si entraba sin tocar.
Abrí la puerta. Carajo. Estaba Mason pero obviamente no estaba solo. Estaba besándo apasionadamente a Emma Mitchell. No era sólo un besito era un buen beso. Me mordí el labio inferior. Él aún no notaba mi presencia así que antes de que quiera darme explicaciones tontas salí de ahí cerrando la puerta con tanta fuerza que el marco se rompió. Estaba furiosa, me sentía tan... agh, no sé como decirlo, tan engañada, tan celosa... Pero eso me busco por ser tan mala con él de vez en cuando.
—¡JESSICA!—Mason estaba corriendo como un loco hacía mi.
Antes de que pudiera alcanzarme yo también comencé a correr lo más rápido que pude y aunque él sea más rápido que yo. Yo llegué antes a mi apartamento.
Abrí la puerta y antes de que él pudiera entrar le cierre la puerta en la cara y puse seguro. Apollé la espalda en la muerte y sentí como algo liquido salía de uno de mis ojos y corría por mi mejilla. Diablos creo que le llaman lágrima.
—¡Abre la puerta! ¿En serio crees que esto podrá determe? No la tiro porque sé que estás apoyada en ella y no quiero hacerte daño.—gritó golpeando la puerta.
¿Que no quiere hacerme daño? Maldito hijo de perra. Este asqueroso liquido corriendo por mis mejillas demuestra lo contrario.
—¡YA LÁRGATE! ¡DESAPARECE DE MI VIDA, POR FAVOR! Sólo me traes problemas...
—Me quedare esperandote aquí para que hablemos. —dijo el dando otro golpe a la puerta.
—Que bueno que ambos tenemos toda la eternidad ¡porque ni sueñes que volverás a verme!
Sentí otro golpe en la puerta. Me puse de pie y seque la última lágrima de mi rostro. Que asco no había llorado jamás y lo estoy haciendo por él. Salí a mi balcón e hice lo que siempre hago cuando estoy molesta. Fumar. Cogí cualquier cigarrillo de mi casa, lo prendido y comencé a fumar.
Lo odio. Lo peor de todo es que si ella se le hubiese tirado encima, lo cual era algo razonable, él no había hecho nada para detenerla. ¿Que diablos quiere decirme? ¿Que explicación podría darme? Al menos ahora no quiero verlo para nada.
En momentos como este necesitaba demasiado a una amiga. A mi madre... Aunque nunca la llegué a amar tanto como a mi padre. Me daba buenos consejos.
¡Kathija! Al menos la tengo a ella. Cogí el teléfono fijo—sí recordaba su número—y la llamé.
—Jessica ¿Cómo estás?—sonaba muy alegre.
—Mal ¿dónde estás?—le pregunté dándole otra calada a mi cigarrillo.
—Estoy en Mónaco. En la orden ¿Por qué? ¿Que sucedió?—preguntó preocupada. Al menos alguien más además de Mason se preocupaba por mi.
—¿Crees que puedas venir a mi casa? Necesito mucho hablar contigo.
—Claro estaré ahí en quince minutos. ¿Vives en NY, cierto?
—Sí, ¿como sabes?—dije botando el humo.
—Yo también tengo mucho que contarte.
Ella colgó primero ¿Qué hacía en la orden? Y ¿Como sabía que vivía en Nueva York? Bueno, era lo que menos importaba ahora. Ella vendría al fin una amiga a quién puedo contarle mis problemas.

ESTÁS LEYENDO
NO ME MIRES
VampiroDespués de haber follado con James, y haber asesinado a sus padres en un estado fuera de control por culpa de ese maldito bastardo. Irina de Rusia Romanova Fiodoróvna tiene que huir de Rusia para no volver nunca más. Ya no tiene nada ahí. Una vez...