Capítulo 5

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Otra vez estaba lloviendo y tampoco fui a la escuela ese día. Lo bueno es que ya era viernes así que no iría hasta el lunes. Hasta el lunes no vería a Mason y no sé porque eso me afectaba tanto. Aunque quería llamarlo sabía que me haría preguntas que no quería responder.

Sé que tengo más fuerza que un mortal normal y también más rápida. El problema era que Mason también y lo peor es que lo era mas.

A pesar de la lluvia sali a la calle sin paraguas. Comencé a caminar hacia el Central Park para relajarme un rato.
«¿ a donde vas con tanta prisa, bebé? »

Mason.

Ignoré su voz en mi cabeza y seguí caminando pero esta vez con el paso más acelerado. No lo había visto pero era obvio que estaba cerca.

Al voltear la esquina para por fin poder llegar a donde iba me lo encontré cara a cara.

Lo ignore y seguí avanzando el parque estaba a unos cuantos pasos más.

—¡Jessica!—exclamó.

Mierda. Gracias a la lluvia no veía mucha gente en el parque. Así que me arriesgue comencé a correr con toda la velocidad que tenía. Me detuve cuando llegué hasta el centro. Me habré demorado, medio segundo tal vez. Pero Mason ya estaba allí.

Me cogió del brazo y me atrajo hacia él.

—¿Que te pasa? No has estado llenado al instituto? —dijo con tono autoritario.

—Que te importa no eres mi padre. ¡Y ya suéltame!

Me soltó y me aleje unos cinco centímetros de él.

—¿Crees que no te vi ayer en el parque, no? Siempre estoy ahí Jessica. —lejos de cautivarme estaba asustandome.

Comncé a caminar y él iba detrás de mi.

—Esta obsesión tuya con seguirme está comenzando a asustarme.

—No es una obsesión. Es una necesidad. Me moriría si algo te pasara.

Me pare en seco y me volví hacia él y me cruce de brazos.

—Eres un idiota— le dije sonriendo.

—Teníamos preguntas pendientes.

Me puse algo tensa pero no me importó. Estaba lista, necesitaba saber que rayos pretendía Mason ¿que era? Porque normal, estaba súper segura que no era.

Aaentí despacio y nos sentamos en una de las bancas mojadas. Que importaba igual ya estábamos totalmente mojados.

—¿Qué quieres saber? —le pregunté.

—¿Cómo llegaste a Nueva York?

—En avión —estúpido.

—No mientas.

—No lo hago.— si que lo hacía.

—¿Desde hace cuanto estás viva? —¿que mierda?

—¿Que clase de pregunta es esa?

—Responde.

—Tengo diecisiete.

—¿Desde? —no valía de nada seguir mintiéndole. Total, él parecía saberlo todo.

—1816—dije entre dientes.

—¿Sabes en qué año estamos? —me preguntó riendose. No sé que le hacía tanta gracia.

—Claro que sé en que año estamos, Mason —aunque él aún tenía esa sensual sonrisa yo estaba furiosa- Sé... que he estado viva por mas de un siglo.

—¿Y porque, Jessica?

—¿Porque tú? —era obvio que todo lo que acaba de responder él ya lo sabía, pero al parecer quería confirmarlo.

—¿Cómo lo sabes?

—No es difícil notarlo, comparo tus habilidades con las mías. Eres más rápido y eres fuerte.

—¿Es porque yo soy un vampiro puro y tú una divida, verdad? O bueno semi-dividida debería decir.

Parece que sí lo sabe todo, ¡idiota!

—-¿Que más sabes?

-—Que tienes unas tetas preciosas. —miré hacia mi camiseta y note que me había puesto las misma camiseta de tirantes blanca de la primera vez que había venido a mi casa. Y ya que seguía lloviendo me había mojado tanto que mi camiseta se había vuelto transparente. Por suerte me había puesto sujetador.

—Hablo en serio.

—Yo también.

Lo miré con mala cara y por fin reacciono.

—¿La orden de sangre sabe lo que hiciste? —estaba segura de que lo sabían.

—¿Como lo sabes tú?

—Te he investigado, Jessica.

—¿Por qué?—era lo que más quería saber.

—Suficiente por hoy.

Se levantó y se fue tan rápido que no alcance a decir algo más. Él lo sabía todo. Me conocía mejor que nadie pero ¿como? Sabía que había asesinado a mis padres cuando estaba en un estado fuera de control. Sabía que era semi- dividida. Osea más vampiro que humana. Él lo sabía todo. Todo.

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