Capítulo 1, Nueva York (2014)

1K 67 22
                                    

—¿Aquí es química avanzanda, verdad? -le pregunté al maestro dándole mi horario de clases.

-Hmmm. Sí, aquí es. Pase por favor ¿Señorita...?

«No digas tu verdadero nombre, es peligroso » me dije yo misma antes de abrir la boca.

-Jessica Olson.

—¡Excelente! por favor presentese en frente de la clase.

«Genial, lo que me faltaba. »

—Mi nombre es Jessica Olson, vengo de Rusia y estoy ansiosa por hacer muchos amigos —dije con una sonrisa irónica frente a la clase.

-Siéntese junto a DeLaurentis, por favor.

Me quedé un rato parada en frente esperando que el tal DeLaurentis se dignara a al menos levantar la mano para saber quién era. El muy estúpido o estúpida no lo hizo. Ni siquiera sabía si era hombre o mujer. Así que decidí a acercarme a preguntar carpeta por carpeta para saber de quién se trataba. Las chicas me miraban como si fuera una idiota, así que suspuse que era un chico. Y si que era idiota porque sólo había un chico sin compañero a su lado. Me acerqué y pregunté para estar más segura de que era él.

—¿Eres DeLaurentis? —le pregunté apoyando mis libros sobre la mesa.

Levantó la vista despacio hacia mí, primero su reacción fue de sorpresa, no supe porque si no nos conocíamos, tenía el pelo demasiado alborotado como si no se hubiera peinado en años, tenía los ojos color miel y la sonrisa media chueca pero súper seductora que habría podido excitar fácilmente a cualquiera. Pero no podía permitir que se diera cuenta de que había causado ese efecto en mí así aclaré mi garganta esperando a su respuesta.

—Mason. Mason DeLaurentis, cariño.

Dejé mis libros bien puestos sobre la mesa y puso mi bolso en el suelo a mi lado. Ese día me había vestido normal que digamos, llevaba unos tejanos negros ajustados y una blusa de franela a cuadros color rojo y obviamente mis botas negras con tachas de siempre, pero él; él llevaba unos tejanos azul oscuro que parecía que le habían costado por lo menos doscientos dólares, una camisa azul cielo y unas van color negras. Buena impresión de primera vista, pero se veía como cualquier galán, además sólo estaba cumpliendo mi castigo que yo misma me había puesto de vivir por tres siglos más desde que asesiné a mis padres. Ya estaban por cumplirse así que no sería buena idea hacer amigos.

Saqué mis libros y comencé a escuchar lo que el maestro decía, estábamos aprendiendo la historia de la tabla periódica. Ya me la sabía de memoria, he ido a muchas preparatorias antes de esta, pero mu gustaba ir a la escuela.

—¿Cómo te llamas? —me preguntó.

—Me presenté al comenzar la clase.

—Me refiero a tu verdadero nombre, nueva.

—No me digas nueva.

Volví a concentrarme en la clase pero no podía evitar sentir su mirada sobre mí, ni siquiera podía ser discreto. Estaba literalmente de lado con el codo apoyado sobre la mesa en mi dirección. Hice caso omiso por un rato pero estaba comenzando a ser molesto.

—¿Qué tanto me vez?—le pregunté sin mirarlo.

—Ahora está prohibido mirar ¿o qué?

No contesté nada. Me contuvé al máximo para no pegarle en el rostro. Si se lo preguntan, sí. Soy muy impulsiva y si no fuera porque estábamos en clase le hubiera tirado una bofetada en la cara. No puedo creer que es mi primer día y ya estoy hablando de un tal Mason, que tontería.

NO ME MIRESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora