The Potterhead Girl

Primera Destrucción.

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CAP 35

~Narra _______~

Saqué mi varita, volteé y me encontré con el profesor Potter, con la varita también levantada. Bajé la guardia, y él hizo igual.

-Profesor Potter, casi me mata de un susto-Susurré-¿Qué sucede?-

-Vamos a mi despacho-Puse cara de des concertación-Tranquila, no pasa nada-Sonrió.

-Bien, vamos-

Salimos de mi habitación despacio, y nos dirigimos de la misma forma a la dama gorda. Una vez fuera, fuimos a su despacho.

-Toma asiento-Dijo señalándome una silla frente a su escritorio-Bueno, encontré un horrocrux-Abrí los ojos como platos-Digo, tengo la idea de donde hay un horrocrux aquí en el castillo, y dado a que mañana te vas a Drumstrang, debemos buscarlo ahora. Solicito tu ayuda, porque es lo que hubiera gustado que hicieran conmigo-Dijo y sonrió.

-Gracias profesor-Sonreí también.

-Vamos-Se puso de pie y yo hice igual.

-¿Dónde cree que está?-

-En la sala de menesteres-Dijo y fruncí el ceño.

-Pero si ya quemó todo lo pudo haber estado ahí en esa fecha-

-¿Con que eso dicen los libros?-

-Si, ¿Qué pasó en realidad?-

-Draco Malfoy, Vincent Crabb y Gregory Goyle nunca entraron a la sala de menesteres mientras nosotros estuvimos ahí, solo destruimos el horrocrux y ya. Hubo un poco de desorden, eso si-Sonrió. Y miró hacia mi.

-En las películas sale que Blaise Zabbini entra en vez de Goyle. Cambiaron muchas cosas de los libros en las películas-

-Y cambiaron mucho de la realidad en los libros-

-¿Qué otra cosa cambiaron?-En eso ya habíamos llegado a la sala de los menesteres.

Harry tocó la pared dos veces con el lado exterior de su puño cerrado, tres con la palma abierta, una con el pie, y una con el codo.

-Parece que también la entrada a la sala de los menesteres-Sonrió al ver mi cara de desconcierto-No creías que todos podían entrar ¿O si?-La puerta apareció, se abrió y entramos-Te explico todo en otro momento-

La habitación era, en 2 palabras, un desastre. Había montañas de cosas en todas partes, cada una más desordenada que la otra. Había desde alfombras hasta instrumentos musicales, que nunca antes había visto, y estatuas gigantes. Con suerte se podía caminar.