Capítulo 1 Huye.

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Huye. Corre. Huye.

Eran palabras que no dejaba de repetirme mientras huía de la policía. ¿Qué cómo he llegado hasta aquí? Un conjunto de malas decisiones, así soy yo, así es como se me podría definir.

Me llamo Ellie Allen, veinteañera conflictiva que sobrevive gracias a pequeños robos, así es como me gano la vida, así puedo comer y subsistir, o me busco la vida o nadie lo hará por mí.

Y así llegamos a esa noche, me encontraba vigilando el cajero en el que había puesto la cámara para grabar los dígitos de las tarjetas de aquellos afortunados con dinero en el banco. Ahí estaba el afortunado, un hombre corpulento, bien vestido, se acercó al cajero; el corazón me empezó a latir con fuerza, adoro la adrenalina, el subidón antes del delito. En cuanto el hombre terminó y se giró para irse, crucé corriendo la calle, llegué al cajero, quité la cámara y fui detrás de él. Le adelante, me di la vuelta y choque no sin querer con él.

-Cuidado idiota- le solte mientras me alejaba. Su cartera ya era mía.

Me estaba alejando triunfante por el trabajo bien hecho cuando el caos explotó. Cinco personas saliendo de todas partes gritando: -¡¡¡Al suelo!!!-. Llevaban armas en sus manos, y mi corazón se paró, así iba acabar mi suerte, volvería a la cárcel. Pero tal fue mi sorpresa al darme cuenta que no me estaban gritando a mí, sino al idiota al que había robado.

Corre! Huye!

Despacio fui dando pasos para atrás, era mi oportunidad para largarme. Estaban tan centrados en él que ninguno de los polis se fijó en mí, bueno ninguno no, ella sí, la miré y ella centró su mirada en mí, vi a cámara lenta como su cara pasó del desconocimiento al te he pillado en segundos.

Huye insensata!

Y así me encuentro huyendo de una poli que por cierto si que corre la cabrona. Veía pasar calles, coches, personas y objetos en efecto túnel, solo me importa lo que había delante de mí. Crucé una esquina y llegué a un callejón con una verja y un camión delante.

Mierda.

-Alto!! Deja de huir por Dios, sólo quiero hablar- escuché que me gritaba la poli. Si claro bonita, espera sentada, hoy no me cogerás.

Di unos pasos para atrás y corrí lo más rápido que pude hacia la valla, me agarré arriba y sentí dolor en la mano derecha, me había cortado, pero no era momento de quejarse, terminé de pasar la valla y subirme al camión, menos mal que tenía práctica. Me giré y la poli estaba poniendo cara de : ¿en serio?. No pude evitar sonreír triunfante por mí hazaña, pero me duró poco la victoria. Hizo un gesto de resignación con los hombros y echó a correr hacia la valla, mi sonrisa se esfumó.

Como pude me puse de pie dejando la huella de mi mano ensangrentada en el techo del camión, baje rápido del camión y me metí por la zona de descarga donde estaba el camión. Entré en lo que parecía una tienda en la que venden de todo. Mi mente iba a mil por hora (distracción, ganar tiempo) empecé a tirar estantes por dónde pasaba, cogí un vestido de un estante y seguí corriendo buscando la salida. Salí a la calle y me paré (piensa, ¿ahora que?¿Izquierda, derecha?) El puente.

Corrí hacia el puente que cruzaba el río, subí corriendo las escaleras y llegué a la mitad, salté la barandilla y me senté en el borde del puente, lo más deprisa que pude me quite la chaqueta con la capucha y los pantalones, los guarde en la bolsa que llevaba en el bolsillo y lo escondí en uno del huecos de la base del puente. Me puse el, vestido, horrible todo el por cierto, me atuse el pelo e intenté calmarme, aparentar que estaba pasando el tiempo admirando el amanecer como una persona normal.

Somos la noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora