Era hora de cobrar la recompensa.
Me encaminé al primer cajero que encontré para sacar el dinero con la tarjeta del ruso, vaya ojo el mío, tenía que robar al objetivo de la poli, aunque si lo que me había dicho Lena era cierto espero que se pudriera en la cárcel, que asco.
Lena… no no céntrate, dinero y a casa.
Metí la tarjeta en el cajero mientras veía en el vídeo los dígitos que el hombre marcó. Perfecto, acceso concedido, ¿sacar máximo saldo disponible en cajero? Por supuesto.
Cargando… Saldo bloqueado.
Mierda… qué eficiencia la de poli bloqueando tarjetas… todo para nada…
Pegué una patada al cajero (muy inteligente por mí parte sí) y me dirigí a casa, bueno, a donde dormía, porque de hogar no tenía nada.
Entré y escuché voces en el salón.
-Hola cariño, no me habías dicho que tu agente de la condicional era tan apuesto.-
Mierda.
-Hola Ellie- dijo Tom, el hombre al que menos quería ver en estos momentos.- ¿Te estás portando bien?
-Muy bien, vengo de hacer deporte- mentira no era…
-Estupendo, ¿por dónde íbamos señora Rose?
Esa era mi señal para irme, me dirigí a mi habitación y me miré en el espejo. Una chica pálida, ojerosa, de pelo moreno corto, ojos azules pequeños, nariz pequeña y labios finos le devolvió la mirada. Era una chica normal, de constitución fibrosa porque no puedo estar quieta. Lo más destacado de mi físico era el lunar rojizo en mi ojo izquierdo, en el iris. Vaya pintas tenía con ese vestido, pero tampoco es que me pudiera para a elegir…
Mi chaqueta...la escondí en el puente, ya volvería a por ella, era mi favorita.
Me quité toda la ropa y me metí en la ducha. Mi cuerpo agradeció el agua caliente. Aproveche a relajarme y soltar toda la tensión del día.
Auch, la mano, no me acordaba de la herida.
Salí de la ducha y mientras me vendaba la mano, esa poli se me vino a la cabeza, el tacto de su mano cálida, sus ojos verdes mirándome, no juzgando sino curiosos; su sonrisa, esos labios…
Stop, claro que si Ellie, tu delincuente, ella poli, que gran pareja…
Me tiré en mí cama y caí profundamente en mis sueños. Porque yo no dormía, yo soñaba, siempre soñaba, casi siempre con lo mismo.
La voz de un hombre que me era familiar diciendo: "Ellie, eres especial cariño, no lo olvides, algún día lo entenderás". Esa voz era lo más parecido al hogar que tengo y sólo podía acceder a ella en mis sueños.
Después todo se volvía oscuro, gritos, sombras, sangre, miedo, y de esa pesadilla surgía su voz, esa voz, no había un sonido tan magnífico, una voz de mujer, pero de esa clase de sonido que retumba hasta en tu alma: "te he estado buscando".
Me desperté de golpe con el corazón a mil, todavía tenía esa voz en la cabeza, no sonaba como un recuerdo, sino como una promesa, esa voz iba a encontrarme y cuando lo hiciera iba a consumirme.
Mire por la ventana y ya era de noche. Mientras me frotaba los ojos para despejarme oí ruidos en la habitación de al lado, vaya que sorpresa, Amanda se estaba tirando a mi agente de la condicional, a esa mujer sólo le gustaban dos cosas, gritarme y tirarse a todo hombre que se pusiera en su camino. Me tapé los oídos para no escuchar.
Lo odiaba, lo odiaba todo, mi vida, esta casa, y sobretodo odiaba a Amanda, ella no era mi madre, menos mal, sólo era de esas mujeres que se aprovecha de las subvenciones que daban por adoptar niños, no porque quisiera darles un hogar sino por el dinero, y me tocó a mí, vaya suerte la mía, estaba con ella desde que tenía memoria y desde entonces no recuerdo un solo día en el que no me gritara por algo, no sé metiera conmigo o me reprochara que era una desagradecida por todo lo que tenía gracias a ella. ¿Mis padres biológicos? ¿Los conoces tú? Porque yo tampoco.
Y así es como acabé en el mundo de la delincuencia, para buscarme la vida, no es el mejor camino, pero era el único que tenía a mano. Así podía ahorrar para largarme de aquí y ser dueña de mi vida. Aunque el camino se me truncó un poco cuando me pillaron por robar coches, me detuvieron con 18 años, pasé dos años en la cárcel, estuve mucho mejor allí que aquí la verdad, y ahora estoy fuera, alejada del mundo del delito (que tenga que ver con coches, vacío legal) y aquí estoy, ahorrando para irme.
Un ruido en mí ventana me sacó de mi pensamientos, estaban dando con una pelota de tenis a mi ventana, la abrí y miré hacia abajo, era Peter, mi mejor amigo, lo único bueno en mi vida. Peter tenía el pelo marrón claro, ojos marrones oscuros y esa cara de no haber roto un plato en su vida, pero lo había roto, doy fe. Con él compartía estatura, el culo inquieto y la vida del delincuente.
Siempre estábamos juntos, vivíamos en la calle, desde pequeños nos aficionamos a hacer el cabra por la ciudad, lo que ahora llaman parkour, éramos lo más parecido a Spiderman de por aquí, de ahí nuestros cuerpos fuertes, cosa que nos venía muy bien para huir.
-¿Lo conseguiste?- preguntó con la cara de un niño que espera su golosina.
-Ahora bajo- respondí.
Me vestí con mis vaqueros negros rotos, una camiseta de tirantes blanca, una camisa a cuadros negra y roja y mis botas viejas; me atuse el pelo y me fui de aquella pocilga.
Me esperaba apoyado en la barandilla de las escaleras, pero en cuanto me vió vino a abrazarme con su gran sonrisa.
-¿Todo bien peque?- le encantaba llamarme así aunque él pareciera más joven.
-Vamos a dar una vuelta, te va a encantar la historia.
Estuvimos andando sin rumbo fijo mientras le contaba mi gran aventura de la mañana.
-Solo a ti se te ocurre ponerte a ligar con la poli que te está persiguiendo, eres de lo que no hay- me dijo mientras se partía de risa.
-Oye que yo no estaba ligando, pasó todo muy rápido.
-Pero te pareció guapa- no era una pregunta.
-Era preciosa, pero ese no es el caso Pet, ¿no has escuchado que no he conseguido el dinero?-
-Oh vamos, podemos robar a algún pringado otro día, pero ¿ligar con una poli buenorra? Eso no ocurre todos los días, Ellie.- me dijo dándome con el codo en las costillas.- ¿La volverás a ver?-
-Si claro, en la cárcel, donde me meterá si me ve otra vez.-
-Vamos Ellie, piénsalo, tú, ella, unas esposas, una porra…- dijo mientras gesticulaba con las cejas.
No pude evitar ponerme roja y que mi imaginación volara hasta Lena, pero la desterré de mi cabeza.
-No la volveré a ver, no debo volver a verla mejor dicho.- aunque algo dentro de mí deseaba saber más de esa poli rara.
-Deja al destino hacer su trabajo, y mientras me han hablado de una fiesta clandestina en el parque de atracciones abandonado, dicen que es muy exclusiva, y eso sólo puede significar gente con dinero, ¿vamos?- preguntó Peter ilusionado.
-No tengo ganas Pet, ya he tenido mucha emoción por hoy-
-Vamos Ellie, podremos sacar algo de dinero y así te distraes, o ¿prefieres volver a la casa del terror?- refiriéndose a mi casa.
-De ninguna manera, vamos anda, a ver qué tiene de especial esa fiesta clandestina.-
Y con esa frase sellé lo que sería sin duda una noche especial, tanto que mi vida no volvería a ser igual, ni yo tampoco. Por fin conocería a la dueña de la voz de mis sueños.
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Somos la noche.
VampireEllie es una joven ladrona que un día es perseguida por una inspectora poco convencional con la que compartirá más que una persecución. Esa misma noche, Ellie se encuentra con la mujer que la susurra en sueños. Pero los sueños pueden tornarse en pes...