El aire en la terraza era fresco y cargado de la quietud de la madrugada. Ellie abrió los ojos lentamente, sintiendo el suave peso de Cordelia, cuyos brazos rodeaban su cintura, la cabeza de la vampira descansando cerca de su cuello, como si, incluso en su descanso, necesitara mantener el contacto. La mano de Ellie, instintivamente, descansaba sobre el brazo de Cordelia. No quería moverse, no quería perturbar el tranquilo sueño de la mujer que había sido su sombra, su protectora, y ahora, su amante.
Una paz desconocida envolvía el momento, algo que Ellie no recordaba haber experimentado en mucho tiempo. No pudo evitar rememorar la maravillosa noche que habían compartido. La cita, el baile, la risa suave de Cordelia en su oído, y cómo sus cuerpos finalmente se encontraron, llenos de deseo y algo más profundo. Una sonrisa amplia cruzó sus labios, una que no podía controlar. Ellie acarició el brazo de Cordelia con una dulzura infinita, mientras su mente repasaba una y otra vez los momentos que las habían llevado hasta allí, enredadas la una en la otra.
Mientras su mirada se perdía en el cielo que comenzaba a iluminarse lentamente, un recuerdo más surgió en su mente, un recuerdo que Cordelia misma le había contado anteriormente: el día en que, siendo un bebé, Cordelia la sostuvo entre sus brazos, y el sol, que habría consumido a cualquier vampiro, no la abrasó. Ellie no podía olvidar esa historia, y una idea comenzó a tomar forma en su mente. Cordelia le había mostrado los recuerdos de la boda de sus padres, le había dado una ventana al pasado, a la felicidad. Ellie quería ofrecerle algo igual de preciado: la oportunidad de volver a ver un amanecer.
De pronto, Cordelia se movió ligeramente, comenzando a despertarse. Ellie sintió el leve cambio en su respiración, y la sonrisa en su rostro solo se amplió. Cordelia apretó con suavidad la cintura de Ellie antes de depositar un beso en su hombro desnudo. Su voz, aún cargada de los restos del sueño, murmuró:
-No creo poder volver a dormir sin tenerte en mis brazos.
El corazón de Ellie se hinchó de felicidad, la sinceridad de las palabras de Cordelia resonando en su pecho. Se inclinó ligeramente y besó la frente de la vampira, sus labios rozando con cariño la piel fría.
-Será un placer velar sus sueños, majestad -respondió Ellie, su tono juguetón, pero lleno de ternura.
Cordelia se apartó lo suficiente como para mirar a Ellie a los ojos, con una chispa en los suyos, mientras sus dedos trazaban pequeños círculos sobre la piel de Ellie, recorriendo su abdomen con lentitud.
-Oh, el placer es todo mío, princesa -respondió con una sonrisa pícara.
Estaba a punto de acercarse a los labios de Ellie, pero se detuvo repentinamente. Su expresión cambió, notando el cielo clareado. El pánico sutil, casi reflejo, brilló en sus ojos cuando se incorporó de golpe.
-Debo entrar -dijo Cordelia, con alarma, sintiendo la proximidad del amanecer.
Ellie, rápida, la detuvo antes de que pudiera apartarse por completo. Sosteniendo su brazo, la miró a los ojos con una firmeza tranquila.
-Me contaste que una vez te protegí, que de alguna manera compartí contigo la posibilidad de resistir el sol. Déjame ofrecerte la oportunidad de volver a ver el amanecer que llevas siglos sin poder disfrutar.
Cordelia se quedó inmóvil por un momento, dudando. Era una vampira, la luz del sol era su enemiga natural, algo que evitaba sin excepción. Pero algo en la mirada de Ellie, en la suavidad con la que la sujetaba, la hizo detenerse. El miedo y la costumbre luchaban contra su deseo de creer.
Ellie, consciente de la batalla interna que estaba ocurriendo en Cordelia, le apretó el brazo.
-¿Confías en mí? -preguntó, su voz firme, pero cargada de emoción.
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Somos la noche.
VampireEllie es una joven ladrona que un día es perseguida por una inspectora poco convencional con la que compartirá más que una persecución. Esa misma noche, Ellie se encuentra con la mujer que la susurra en sueños. Pero los sueños pueden tornarse en pes...