Capítulo 30 Encrucijada

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La cena avanzó en un ambiente de camaradería, y pronto Eva y Alice, con su energía contagiosa, invitaron a todos a dar un paseo por los jardines. La idea fue recibida con entusiasmo, y el grupo se levantó de la mesa, sintiéndose aliviados de dejar atrás la tensión de la cena. 

—Pasemos un rato disfrutando del aire fresco. Tal vez podamos encontrar respuestas en la naturaleza —propuso Alice, con los ojos chispeantes.

Eva asintió, mientras guiaba a todos hacia la salida. Cordelia y Ellie caminaban juntas en silencio, una corriente invisible de pensamientos entrelazados circulando entre ellas. Rebecca, al otro lado, lanzó una mirada furtiva a Kol y, aprovechando la distracción, le susurró algo al oído.

—¿Podrías apartar a Ellie de Cordelia un momento? Quiero hablar con ella a solas.

Kol arqueó una ceja, escéptico, consciente de la fijación de su hermana con Cordelia. Sabía que su hermana había tenido una breve historia con la vampira, y esa historia había dejado una marca que Rebecca no había podido superar.

—No estoy seguro, Becca. Ellie es importante para nosotros y no quiero que interfieras —respondió Kol, tratando de mantenerse firme.

Pero la insistencia de Rebecca era fuerte. Con una mezcla de curiosidad y pereza, Kol finalmente cedió.

—Está bien, pero no hagas nada que pueda causar problemas, que nos conocemos. Solo un momento.

Al llegar al jardín, el grupo comenzó a dispersarse, dejándose envolver por el sereno encanto del lugar. Bajo la luz suave de la luna, las flores brillaban como joyas desperdigadas sobre el césped, y el aire cargaba un aroma de tierra húmeda, una promesa de paz tras la tormenta. Kol, con una sonrisa despreocupada, se acercó a Ellie.

—Ven, quiero mostrarte algo —dijo, tomando su brazo y llevándola a un lado, lejos de los demás.

Ellie lo miró, ligeramente desconcertada.

—¿Por qué tratas de distraerme? —preguntó, su tono mitad juego, mitad suspicacia.

Kol, levantando una ceja, le dio una sonrisa juguetona.

—Ah, así que te has dado cuenta. —admitió—. Mi hermana tiene un interés algo... persistente en Cordelia. Tuve que alejarte para que ella pudiera tener una charla privada.

Ellie frunció el ceño, sorprendida por la revelación.

—¿Interés? —preguntó Ellie—. ¿De qué estás hablando?

Kol se encogió de hombros, adoptando su típico aire despreocupado.

—Sí, Rebecca y Cordelia tuvieron un affaire, aunque fue algo breve. Rebecca nunca lo ha olvidado, y supongo que ella quiere intentar retomar algo. Aunque no me sorprende, Rebecca puede ser bastante... tenaz.

Ellie se sintió sorprendida y un poco molesta por la revelación. Había supuesto que Cordelia habría tenido relaciones a lo largo de los siglos, pero no con alguien como Rebecca.

—¿En serio? —preguntó Ellie, su voz un poco más grave por la irritación—. ¿Y por qué me cuentas esto?

Kol sonrió, dejando que un brillo travieso iluminara sus ojos.

—Porque me caes bien, y aunque quiero mucho a mi hermana, sé lo peligrosa que puede ser. No quiero que Cordelia se vea atrapada en juegos que no le interesan. Además no le he dicho nada a mi hermana de que no te dejara escuchar la conversación.

Kol continuó, bajando un poco la voz para que solo Ellie pudiera escuchar.

—Concéntrate en los sonidos. Escucha las voces, pero intenta encontrar la de Cordelia entre todas. No te sientas mal por espiar un poco. A veces es mejor saber qué se dice cuando no estamos presentes.

Somos la noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora