Capítulo 7 Cenizas.

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Recibí un mensaje de Peter de madrugada, había conseguido varias carteras y se había marchado a casa sin mayor problema. Sabía que se iría a dormir y no despertaría hasta la noche. Iba a pasar el que sería mi último día como humana sola.

No pienso pasarlo en esta pocilga.

Me vestí con unos vaqueros y una camisa a cuadros rojos y negros, me peiné como pude y busqué mi chaqueta. No estaba por ninguna parte y fue cuando recordé que me había dejado mi chaqueta favorita en el puente durante el encuentro con la poli. Sería mi primera parada de este último día. Cogí mi mochila y metí los libros que pude, mis posesiones más preciadas, me puse los cascos y las gafas de sol. Apoyé la mano en el picaporte de la puerta y eché una última mirada a mi habitación, pequeña, vieja y desordenada, pero había sido mi refugio en aquel infierno. Me despedí de aquel lugar. Abrí la puerta y fui hacia la salida de la casa, no iba a mirar atrás, pero allí estaba Amanda para recordarme su mísera existencia.

-¿Crees que esto es un hotel del que puedes salir y entrar cuando quieras?-odiaba aquella voz chillona, se te metía en la cabeza y sacaba lo peor de ti.

-Pregúntaselo a los hombres que no dejan de entrar y salir de aquí como si fuera esto un burdel.-no iba a morderme la lengua, no esta vez, iba a ponerla en su sitio.

-¿Cómo te atreves desagradecida? Yo que te he dado una casa donde vivir…

-No, no te atrevas a decir que me has dado un hogar, que me has criado y dado de comer. Desde que me adoptaste aquel fatídico día el favor te lo he hecho yo a ti, no has hecho más que aprovecharte de la paga por acogerme, gastándola en cigarros, alcohol y en las máquinas del casino, por eso me has mantenido aquí- Toda la ira que había acumulado durante años salió de forma arrolladora y tenía un objetivo. Dejé la mochila en el suelo y fui acercándome de forma amenazadora hacia ella mientras hablaba.- Lo único que he recibido de tu parte ha sido, rechazo, dolor, sufrimiento, ira, complejos. Desde muy pequeña tuve que buscarme la vida para sobrevivir porque de ser por ti estaría muerta o algo peor. La que ha traído dinero a esta casa he sido yo, a costa de arriesgar mi libertad e incluso mi vida. Fui a la cárcel por ti, he recibido palizas por ti, te he dado demasiados años de mi vida, pero se acabó, me voy, y de verdad que no te deseo nada malo, porque hay pocas cosas peores que tú. Adiós Amanda.

La había ido acorralando hasta que chocó contra el fregadero de la cocina, jamás la había visto tan descolocada y asustada, y debo admitir que fue muy satisfactorio, había deseado hacerlo durante mucho tiempo.

Me di la vuelta y recogí mi mochila, abrí la puerta y cuando iba marcharme escuché:

-Volverás, nadie te quiso nunca y nadie lo hará.

Sus últimas palabras a la desesperada para intentar herirme.

-No necesito que nadie me quiera, ya me quiero yo, algo que deberías probar.

No hizo falta pegar un portazo, mis palabras dieron un golpe más fuerte.

Bajé las escaleras de dos en dos dejando atrás todas las piedras que había acumulado a lo largo de los años, me sentía más libre según bajaba y cuando salí por la puerta del portal estaba eufórica. No sabía qué me deparaba el futuro, pero no podría ser peor que vivir en aquel lugar.

Debería haberlo hecho hace mucho, que bien sienta, eres una grande Ellie. ¿Ahora qué? Mi chaqueta… 

Sentada en el borde del puente mirando al horizonte, la inspectora dejaba vagar sus pensamientos hacia una ladrona muy escurridiza.

Todavía le dolía la nariz donde aquella chica le había golpeado para zafarse y saltar al barco. ¿Lo tendría calculado o sólo había tenido suerte? Daba igual, había sido increíble, no pude evitar reírse de la situación y más al verla despedirse con una reverencia. 

Somos la noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora