Capítulo 10 Ojos únicos

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Mi mente corría a un ritmo frenético, intentando procesar toda la información que acababa de recibir. Sentía como si mi cabeza fuera a estallar. Cordelia debió de notarlo, porque sin soltar mi mano, me guió suavemente de vuelta al sofá, donde nos sentamos lado a lado. Su tacto firme me brindaba una inesperada sensación de seguridad en medio de todo el caos que bullía dentro de mí.

-Este es el comienzo de tu historia, -dijo Cordelia con voz serena, aunque cargada de un poder latente-. Una historia en la que, hasta ahora, solo has sido una espectadora. A partir de ahora, serás tú quien escriba sus páginas, ya sea con tinta... o con sangre.

-Eso último no suena muy alentador... -contesté, soltando su mano con cierta vacilación y volviendo mi mirada hacia el fuego que crepitaba en la chimenea-. Toda mi vida me he sentido como si luchara contra la corriente de un río desbordado. Nunca lo he tenido fácil, y he aprendido a base de golpes, pero siempre he luchado por sobreponerme, levantarme y seguir adelante, buscando una vida mejor.

Hice una pausa, recordando las numerosas veces que me había sentido perdida, sin saber realmente quién era.

-Nunca supe quién era realmente, pero siempre tuve claro quién no quería ser. He visto demasiados ejemplos de monstruos a mi alrededor y me prometí a mí misma que sería mejor que eso. Aunque he cometido errores, siempre me he regido por un conjunto de valores que, a mi manera, intenté no traicionar. El cariño verdadero solo lo he conocido a través de mi mejor amigo Peter. Juntos, hemos aprendido a ser luchadores, aunque la vida no ha dejado de recordarnos nuestros límites.

Un nudo se formó en mi garganta al pensar en todo lo que habíamos soportado, en lo que habíamos perdido. Pero ahora, con Cordelia, sentía que una puerta se abría, una oportunidad que nunca había imaginado posible.

-Y ahora apareces tú -continué, mi voz más firme-, ofreciéndome no solo lo que siempre he deseado, sino también la fuerza para recuperar una vida que me fue arrebatada de forma injusta.

Volví mi mirada hacia Cordelia, quien me observaba con una mezcla de compasión y admiración. Sus ojos, normalmente tan impenetrables, brillaban con una intensidad que no había visto antes.

-Mi decisión está tomada, quiero ser como tú y quiero vengarme de aquellos que nos han causado tanto daño.- declaré, mirándola intensamente a los ojos, para que no dudara de mi determinación.

El cambio en su expresión fue inmediato. Los ojos de Cordelia se iluminaron con una alegría que parecía casi contagiosa. Con una gran sonrisa, se inclinó hacia mí.

-Pero debo admitir que tengo miedo, no quiero hacer daño a nadie inocente solo porque no pueda aguantar la sed de.....sangre.....Debes prometerme que no dejarás que haga daño a nadie.

-Oh, querida, no permitiré que eso ocurra. Te doy mi palabra. Hay varias maneras de alimentarte sin recurrir directamente a la fuente humana. Los animales son una opción, aunque no te saciarán por completo ni te otorgarán todo el poder que podrías obtener de la sangre humana. También existen las bolsas de sangre, que podrían ser un buen punto de partida. Y, con el tiempo, cuando hayas aprendido a controlarte, podrás beber directamente de los humanos sin necesidad de matarlos, solo tomando lo justo para saciarte.

Sus ojos destellaron con un brillo rojizo al mencionar la sangre, una chispa de su verdadera naturaleza que me dejó momentáneamente sin aliento.

-Bueno la opción de los animales no es viable, me gustan más que los humanos- dije riendo.

-Coincido- respondió, con una pequeña risa.

Pero el recuerdo de ese brillo rojizo en sus ojos persistió en mi mente, y con él, una creciente curiosidad que no podía ignorar.

Somos la noche.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora