Capítulo 14 Entre Sombras y Deseos

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La mañana era gris y pesada, la niebla envolvía la ciudad con un aire de misterio que parecía reflejar la oscuridad de la noche anterior. El almacén abandonado, ahora escenario de una brutal masacre, se encontraba en un inquietante silencio, apenas roto por el lejano bullicio de la ciudad despertándose.

La cinta amarilla de "No pasar" ondeaba suavemente al viento, marcando los límites de lo que había sido un infierno en la Tierra.

Lena, una joven inspectora de mirada aguda y decidida, llegó al lugar del crimen en su coche, su vehículo reflejando la misma precisión con la que abordaba cada caso. Antes de bajar, se detuvo un instante para mirarse en el espejo de la guantera. La tirita que cubría la pequeña herida en su nariz le arrancó una sonrisa involuntaria, un recordatorio de su reciente encuentro con una ladrona que, a pesar de todo, había logrado fascinarla.

Abandonó el coche y avanzó con paso firme hacia su compañero, el veterano detective Mark. Él ya estaba fuera de su vehículo, su rostro marcado por el cansancio y los años de experiencia, con una mirada apagada que hablaba de demasiados casos resueltos y demasiados sueños perdidos. Cada uno de sus movimientos parecía cargado de un desdén palpable por el trabajo, como si cada día en la profesión fuera una carga más que debía soportar.

-Vaya manera de empezar la mañana -comentó Mark, frotándose los ojos mientras observaba la entrada del almacén con una mezcla de cansancio y resignación. -Esto no se parece a nada que haya visto antes, y ya he visto de todo.

Lena no respondió, enfocada en la tarea que tenían por delante. Entraron juntos al almacén, donde el olor a sangre coagulada los golpeó de inmediato. El interior del edificio era una auténtica escena de pesadilla: cuerpos destrozados, sangre seca cubriendo el suelo y las paredes, y un silencio que parecía amplificar el horror de lo ocurrido.

-No tiene sentido. Es como si un huracán hubiera arrasado este lugar -murmuró Mark, sacudiendo la cabeza con incredulidad.

Lena avanzó con cautela, examinando cada rincón con atención. Se detuvo junto a uno de los cuerpos, el del líder de los traficantes. Su pecho había sido abierto con una brutalidad escalofriante, y Lena no pudo evitar preguntarse qué clase de fuerza inhumana podría haber causado tales heridas.

-Son los hombres de Tarasov -dijo Lena reconociendo alguna de las caras.

-Detenemos a su jefe hace tres días gracias a un informante y hoy aparecen muertos todos sus hombres, no creo que sea una coincidencia - contestó Mark.

-No fue un ataque común -dijo Lena, su voz calmada pero cargada de sospecha.

-Esto no lo hizo una persona normal. Ni siquiera un grupo de personas. Es... demasiado preciso, demasiado brutal.

Mark asintió, aunque su rostro reflejaba más cansancio que asombro.

-He oído rumores de todo tipo, pero esto... incluso para alguien como yo, que ya ha visto lo peor, es otra cosa.

Mientras Lena continuaba inspeccionando el almacén, su mirada se posó en una de las bombillas del sistema de vigilancia que colgaba del techo, parcialmente rota pero aún fijada en su lugar. Algo en la forma en que la luz refractaba la hizo detenerse.

-Espera un momento -dijo Lena, entrecerrando los ojos mientras se acercaba a la bombilla. Subió a una caja cercana para alcanzar la bombilla y, con cuidado, la retiró del soporte. Al examinarla de cerca, sus sospechas se confirmaron: la bombilla contenía una pequeña cámara oculta.

-Mark, mira esto -llamó Lena, bajando de la caja con la bombilla en la mano.
Mark se acercó, frunciendo el ceño.

-¿Una cámara? En una bombilla... Estos tipos estaban más organizados de lo que pensamos.

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