Cordelia y Ellie permanecieron en silencio, inmersas en el peso de la conversación que acababan de compartir, cuando de repente la puerta se abrió y Eva y Alice hicieron su entrada.
—No te olvides de nosotras —dijo Alice con su habitual energía, rompiendo la atmósfera tranquila que había llenado la sala minutos antes.
Ellie, todavía procesando lo que había compartido con Cordelia, las miró con curiosidad y una pequeña sonrisa.
—¿Ya terminaron de discutir? —preguntó Ellie.
Eva, que solía ser más reservada y digna, se cruzó de brazos y asintió con una leve inclinación de cabeza.
—Sí, ya hemos solucionado nuestras diferencias —respondió con un tono que intentaba ser neutral.
Cordelia, observando la interacción, no pudo evitar añadir su propio comentario, levantando una ceja con aire burlón.
—En la cama, supongo —dijo, sin poder ocultar una sonrisa traviesa.
Eva, visiblemente indignada, se giró hacia Cordelia con un destello de molestia en sus ojos.
—¡Cordelia! —protestó, claramente ofendida por la insinuación.
Pero antes de que pudiera decir algo más, Alice intervino con su típica despreocupación, una sonrisa pícara en su rostro.
—En la cama, en el suelo, contra el armario... —enumeró Alice con total naturalidad, como si estuviera contando las cosas más mundanas.
Ellie, que había intentado mantener la compostura hasta ese punto, no pudo más y estalló en una carcajada, la risa llenando la habitación y aligerando el ambiente.
—¡Alice! —exclamó Eva, todavía más indignada, pero su tono había perdido parte de su seriedad ante la risa contagiosa de Ellie.
Alice, lejos de inmutarse, le sacó la lengua a Eva de una forma casi infantil, como si disfrutara provocándola.
—Eres muy vulgar —murmuró Eva, dándole la espalda a Alice con un aire de dignidad herida, aunque había un toque de diversión en sus palabras.
Alice solo se encogió de hombros y se acercó a Ellie, con una sonrisa que parecía decir "así soy yo".
Alice se adelantó, su energía vibrante llenando la sala mientras lanzaba una mirada provocativa a las demás.
—Vamos, dejémonos de dramas vampíricos y salgamos a disfrutar de la noche. Enseñemos a Ellie lo divertido de nuestro mundo —dijo, con una sonrisa tan contagiosa que Ellie no pudo evitar sentirse emocionada.
Sin embargo, un pensamiento cruzó por la mente de Ellie, y la emoción dio paso a la preocupación.
—¿Y Peter? —preguntó, su voz teñida de la preocupación genuina que sentía por su amigo.
Eva, con su habitual calma, miró hacia el techo como si pudiera ver más allá de las paredes de la mansión.
—Está dormido —dijo, casi como si hablara en un susurro—. Norman cuidará de él por si despierta.
Ellie frunció el ceño, extrañada.
—¿Quién es Norman?
Cordelia se acercó suavemente y respondió con su voz profunda, llena de historia.
—Es nuestro hombre de confianza. Él y su familia nos han servido durante siglos. Norman adoraba a tu madre; está deseando conocerte.
El corazón de Ellie dio un vuelco al escuchar la mención de su madre. Sintió una mezcla de tristeza y curiosidad.
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Somos la noche.
VampiroEllie es una joven ladrona que un día es perseguida por una inspectora poco convencional con la que compartirá más que una persecución. Esa misma noche, Ellie se encuentra con la mujer que la susurra en sueños. Pero los sueños pueden tornarse en pes...