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Capítulo dedicado a Turri-Suelta ♡︎

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Era un viernes por la noche, Lisa había ido al departamento de su novia para pasar tiempo con ella. Deseando confirmar que es lo que seguía sintiendo por ella, hace tiempo se lo cuestionaba y esa duda no salía de su cabeza.

Llevaba un tiempo que notaba cómo Rosé cada día se alejaba de ella, ya no había salidas juntas, ni besos de por medio, apenas se tocaban y hablar... no se diga. Cada día parecían más desconocidas que novias y muchos se dieron cuenta, Rosé era una persona reconocida por su talento en la danza y tener de pareja a una música igual de talentosa, no las hacía invisibles ante las miradas de todos; también sus amigas se habían dado cuenta, solo no comentaban nada ya que no querían hacer sentir incómoda a alguna de las dos. Sabían que en su momento ellas se los dirían.

Ahí estaba de nuevo, pensando en todo eso. Se había levantado por la noche a tomar un vaso de agua, su garganta estaba más seca que el desierto y necesitaba líquido con urgencia. Parándose de la cama con una Rosé colgando de ella, se movió con cuidado, esperando a no despertarla.

Al salir de la habitación, miró la puerta de enfrente, era de un color chocolate y sabía que Jennie estaba detrás, durmiendo quizá. No quería despertar a nadie, así que como pudo caminó muy despacio hacia la cocina para agarrar un vaso de la estantería bajo la tenue luz del foco de la cocina, este parpadeaba anunciando en cualquier momento que se fundiría, pero a Lisa no le importaba mucho, no era su casa.

Luego de servirse agua, se quedó apoyada a un lado de la encimera. Los ojos los tenían medio abiertos mirando un punto fijo. Y así se quedó cuando escuchó la puerta de una habitación abrirse, ella no había hecho ningún ruido así que suponía alguna de las dos chicas se tuvo que levantar por cuenta propia.

Jennie caminaba fuera de su habitación para ir a tomar agua. Había tenido un sueño que la había despertado llorando, no le gustaba cuando le sucedía aquello y menos cuando se despertaba se golpe, en algún momento le daría un infarto por los despertares tan bruscos que le daban.

Limpiándose las lágrimas con el dorso de su mano, se sorbió la nariz y es que no solo había llorado un rato, al despertar y recordar que había estado soñando le puso triste, provocando que pequeñas lágrimas recorrieran sus lindos mofletes y que la garganta se le secara.

Cuando llegó a la cocina, se dio cuenta que el foco estaba apagado y queriendo prenderlo, sin éxito volvió a intentarlo hasta que prendió y al mirar al frente notó a Lisa con su pijama de un tono amarillo y unos muñecos del mismo color, al parecer era un patito amarillo.

- ¡Ah, me asustaste! - Replicó Jennie en un tono bajo tocando con su pecho asustada, era el segundo susto de la noche y cualquier momento se encontraría en el piso.

- Perdón, no fue mi intención. La luz estaba prendida, pero se apagó de repente - Explicó dejando se vaso de agua vacío a un lado del lavatrastes. Al ver que Jennie también iba por un vaso, le habló en susurros - Creo que tuvimos la misma idea - Sonríe somnolienta - Oye, ¿estás bien?

Asintió y Lisa miró sus ojitos rojos y su linda nariz del mismo color. Definitivamente no estaba bien.

- ¿Por qué estás llorando?

- No estoy llorando.

- Claramente lo estás - La miró desde la misma posición con los codos apoyados en la encimera - Sabes que puedes contarme.

- Está bien - Suspira mientras camina en la oscuridad por el bote de agua al refrigerador - Era sobre mi abuela... estaba soñando con ella.

- ¿Era malo el sueño? - Niega sirviéndose del mismo bote de agua que Lisa antes que lo metiera de nuevo - ¿Entonces...?

- Ella falleció hace unos años - Dijo, sintiendo el nudo de su garganta formarse - La extraño tanto, es todo... ella era mi rayo de sol. Alguien con quien podía compartir cualquier cosa, ella ayudó a que me encontrara a mí misma, cuando le conté que era lesbiana, ¿sabes que hizo? - Sin esperar respuesta solo siguió contando - Se puso muy feliz por mí, mi familia tardó en asimilarlo y quizá en aceptarlo, pero sí mi abuela lo sabía y me aceptaba así, todo estaba bien para mí. Y cuando e-ella se fue me derrumbé por completo, me dio depresión, por ello casi no entraba a la universidad, faltaba a mis clases, mis exámenes de la preparatoria no los tomaba, no hacía nada y descuidaba mi alimentación, por eso bajé mucho de peso. Pero un día supe que ella odiaría verme así, triste y acostada en mi cama sin seguir luchando, y aquí estoy, dos años después estudiando una carrera como psicóloga. Quizá no esté conmigo físicamente, sé que está arriba, mirándome y sonriendo para mí; por eso siempre le mando un beso al cielo, sé que ella es una de esas tantas estrellas que brillan con tanta intensidad.

Lisa por otro lado, no sabía que contestar. No se le daba mucho consolar a la gente porque era una mierda para eso. Antes de abrir la boca e intentar decir algo, recordó la vez que Rosé la golpeó en el pecho por decirle únicamente que no llorara cuando no pudo obtener un papel principal en su obra de Alicia y el país de las maravillas.

Acercándose a la peli-café, la tomó entre sus brazos, no era nada buena con palabras de aliento o sí quiera dando abrazos, pero al sentir como la menor reforzaba su agarre, hundió su cabeza en el hueco de su cuello. Al respirar, sintió un magnífico olor a fresas, aspiro con delicadeza más de ese suave olor. Lisa no quería apartarse de ella, siempre amó los olores dulces y aunque era muy sensible a estos, la relajaban. Nunca pudo sentirse de esa manera con Rosé ya que a esta le fascinaba usar perfumes con olor a detergente y eso molestaba la nariz de la pelinegra por más dulces que fueran.

- Perdón si no digo algo, no soy buena consolando a la gente. Rosé me ha reprochado por eso muchas veces - Su rostro dejó de ocultarlo en el cuello de la más baja y la miró a los ojos, la tenue luz de la cocina a penas y podía dejar verla.

- Está bien, Lili. Tu abrazo me reconfortó bastante - Sonrió y soltó un bostezo - ¿Puedes quedarte conmigo un rato? Tu compañía me gusta - Pregunto tímida y Lisa no lo pensó mucho cuando ya estaban en la cama de la peli-café recostadas a un lado de la otra mirando el techo lleno de los pequeños planetas y estrellas fugaces que brillaban en la oscuridad.

Se quedaron en esa posición varios minutos. Jennie se conocía y sabía que no podría dormir de nuevo, odiaba levantarse por las noches. Mirando su teléfono que se encontraba en la mesita de su lado derecho, supo que ya no tenía caso intentar conciliar el sueño.

«5:00 am, increíble» Dejó su celular cargando en el mismo sitio y volvió a su posición inicial. Tenía ganas de hablar y hablar y hablar mucho.

- ¿Lalisa? - Jennie giró su cabeza para ver su perfil, ya tenía los ojos cerrados cuando le habló. Entonces prefirió ya no hablarle, la contraria si se notaba cansada. Al escuchar un pequeño sí de su parte le agradeció - Gracias.

- ¿Mhm? ¿Por qué? - Su voz sonaba ronca, Jennie supo que en cualquier momento se dormiría.

- Por escucharme...

- ¿Jennie? - Llamó arrastrando su voz. El cansancio la estaba consumiendo de nuevo. Al escuchar un sí de la peli-café, siguió hablando antes de que cayera dormida - Siempre recuerda a tu abuela con felicidad, ella querría que hicieras eso...

De un momento a otro la respiración pesada de Lisa hizo presencia en la habitación. Sabía que quizá no la escuchó, pero poco le importaba.

«Se ve linda durmiendo».

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Roommate au 리니 - 𝐉𝐧𝐤 - 𝐋𝐥𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora