nuestro amor es para siempre, te lo prometo

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capítulo dedicado a Nearlimario

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Jennie caminaba hacia la entrada de la habitación de hotel, arrastrando su maleta negra. Hace unos cuantos segundos que se había despedido de su novia, quien le deseó un vuelo ameno en lo que regresaba a su hogar y lo sintió todo de una forma extraña.

Mientras caminaba a paso lento, sentía el ambiente pesado desde que la alarma sonó despertándolas a ambas. No hubo un beso de buenos días, ni siquiera sintió el abrazo de Lisa por la noche consolándola por lo de su familia y estaba confundida.

Algo muy profundo en ella le decía que había algo mal. Pero no supo descifrar qué.

Buscó con la mirada alguna prenda u objeto que se le estuviera olvidando en la gran y muy lujosa habitación reservada. Y cuando no halló nada y lo único que escuchaba era el sonido del reloj, haciendo 'tik tak', cerró los ojos un momento aspirando con fuerza. No hacía falta mencionar que en el edificio todo estaba tranquilo y las calles se oían más serenas que de costumbre, ya que no había el ruido de coches pasar o la música de los restaurantes cerca de su hotel.

Quizá era por el clima. Eso pensó cuando confirmó que el cielo estaba grisáceo y las calles eran golpeadas abruptamente por las diminutas gotas de lluvia, dándole un aspecto triste al día y a la ciudad. Pero por fortuna, su humor era otro. Quizá no estaba al cien por cien saltando de felicidad porque no sabía que ocurría con su novia y quedaba el asunto de su padre.

Así que podía definirlo como un humor neutro. Ni feliz ni triste.

Arrastró su maleta con ruedas para seguir caminando y se percató de inmediato del sonido de las pisadas detrás suyas, que con cada segundo se oían más cercanas.

Lisa se acercó a ella sin pronunciar palabra alguna, y mirándola a los ojos, Jennie supo que tenía algo que decirle.

Sólo que no sabía que aquella pregunta desataría el final de algo.

—¿Sabes que deseé esa noche en nuestra primera cena? —dijo Lisa una vez se paró frente a ella con una división de apenas y dos metros. Se había despedido de Jennie en su habitación, pero sabía que sí no era ese día, en ese momento, quizá nunca lo sería.

—Los deseos no se cumplen si los dices, ¿te acuerdas? —alza una ceja por la tan repentina pregunta ante un recuerdo de hace muchos meses.

—Lo sé, por eso te lo digo Jen —el entrecejo de la menor se frunció en confusión. Y, entendiendo un poco a dónde iba todo eso, se angustió.

—Me diste este anillo hace... ¿qué? ¿Un mes? —obviando el hecho de que le estaba doliendo, miró el anillo de promesa en su dedo y su tatuaje de hilo rojo. Irene tenía razón, ¿qué había pensado al tatuarse?—. ¿Ya te arrepentiste...?

—Nunca me arrepentiría de nada, ni de darte el anillo ni de quererte como lo hago.

—Entonces, ¿por qué? —los ojos de Jennie se aguaban con el paso de los segundos.

—Deseé que todo contigo funcionara, una amistad, algo más, no lo sé. Pero ahora estamos en este punto donde nos damos cuenta en el que yo no estoy bien y no te haré bien. Y no vamos a funcionar como queremos y seguiremos-seguiré haciéndote daño, y ya no quiero eso, no lo soporto —la miraba a los ojos en espera de que alguna queja o grito saliera de sus labios, porque sentía que lo merecía, y quizá gritarle no era suficiente; pero en cambio, la castaña solo la miraba con extrañeza, sujetando su chaqueta y la maleta negra donde guardaba sus prendas.

Roommate au 리니 - 𝐉𝐧𝐤 - 𝐋𝐥𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora