lienzo

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capítulo dedicado a lesyeuxdesdeuk

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día dieciocho

Jennie se removía entre las sábanas que le regalaban una sensación adormecedora, atrayéndola a seguir durmiendo lo que le restaba de la mañana. Pero cuando se volteó y buscó con su mano el cuerpo de Lisa y no la encontró, se sobresaltó y abrió los ojos de golpe.

Se talló los ojos y dejó caer su cara en la almohada, permitiéndose relajarse aunque sean cinco segundos antes de pararse y buscar a la azabache.

Admitía que ese día no tenía ni una gana de levantarse. Sólo quería a Lisa también a su lado y seguir durmiendo. Sí, eso necesitaba.

Cuando salía de la habitación con los ojos casi cerrados para todavía acostumbrarlos a la luz, el sonido de la puerta cerrándose, la detuvo. Estiró sus brazos para destensar su cuerpo, escuchando a la vez la voz de su novia cantando.

Recargándose en las puertas blancas que daban con su cuarto, esperó a que pasara frente a ella y darle un beso en la mejilla. Ni siquiera se había lavado la cara, al menos esperaba no se viera tan horrible por las mañanas.

Pero sabía que a Lisa poco le importaba como se viera al despertar.

—Buenos días —saludó un contenta Lisa al ver a la castaña por la entrada de la habitación, que cargaba varias cosas en sus manos por haber salido—. ¿Cómo has dormido?

—Muy bien, aunque mi despertar no tanto —Lisa, al dejar la bolsa y el lienzo en uno de los grandes sillones, la miró esperando respuesta—. No estabas en la cama...

—Oh, sí, perdona por eso. Me levanté temprano por la mañana y salí a buscar alguna tienda de arte —señaló las cosas asentadas detrás suyo y le sonrió a la castaña antes de acercarse a ella y darle un beso en la frente—. Me gustaría pintarte, ¿quieres?

—¿Seré como Rose Dawson, una de tus chicas francesas? —abrazó a Lisa por la cintura y besó su mandíbula, riéndose levemente.

—Exactamente igual —besó el cabello de Jennie, antes de tomarla por los muslos cuando se lanzó a su cadera, enrollando sus piernas a su cuerpo—. Pero primero, un baño.

La castaña se quejó, diciéndole que no tenía ganas de bañarse y que era mejor que se sentaran a desayunar. Y a pesar de sus reclamos, Lisa la sujetó con más fuerza antes de que intentara bajarse e ir corriendo a la pequeña cocina de su gran cuarto.

Jennie soltó una risa una vez Lisa cerró la puerta del baño.

. . .

Cada pincelada era un suave toque al lienzo, como si para Lisa, la piel tostada de Jennie, tuviera que ser pintada con la más suma delicadeza posible. Se concentraba lo que más podía para dejar de admirar tanto su tersa piel detrás del lienzo, que es donde sus ojos se ocultaban.

El silencio reinaba en la habitación, la castaña estaba sentada a la orilla de la cama, con una sábana blanca envolviendo su cuerpo, dejando al aire libre parte de sus muslos, caderas y brazos, casi como una toga, únicamente que más revelador para ambas.

Jennie tenía los ojos algo abiertos, con diamantes pegados debajo de sus párpados como lágrimas que resbalaban por sus mofletes. Llevaba una pequeña coronita con pequeñas flores moradas, la cual Lisa se había encargado de encontrar minuciosamente entre todas las que había podido encontrar.

La menor de ambas sentía la mirada que su novia le otorgaba, que a pesar de no estar desnuda al completo, sentía que con cada segundo que transcurría, los ojos de Lisa la desnudaban con tan solo verla.

Roommate au 리니 - 𝐉𝐧𝐤 - 𝐋𝐥𝐦Donde viven las historias. Descúbrelo ahora