Susurros Nocturnos

Capitulo 22: Excesivo

Aún era de noche, y entre el bosque cerca de la aldea que fue cubierta por la noche se deslizaba una bestia, está seguía herida de sus ala desde que había atacado el pueblo y un enclenque vikingo le lastimó por dejar que su irá le cegara.

Sin embargo seguía decidido a acabar con ese chico, aún recordaba con horror como logro derribar a su amigo "Night Fury" hace dos lunas.

Sus pensamientos de venganza eran limitados igualmente por órdenes de su reina que extrañamente deseaba acabar con el muchacho personalmente.

Seguía buscando lógica a aquello mientras observaba pobremente la casa del chico al que tanto odio le tenía, no era fuerte pero las demás bestias eran peligrosas con sus hachas y martillos.

Observando en la oscuridad se sentía como estar bajo tierra, su mala vista le había jugado mal varias veces pero sus instintos jamás... por eso mismo la bestia se sorprendió al sentir un escalofrío, sus espinas se erizaron contra su voluntad, sintió un olor dulce... Era sangre... Estaba fresca en verdad, pero no solo era ese el olor que reconocía.

Su corazón palpitaba acelerado, en el bosque se adentraba el aroma de su amigo al que creía muerto. Ignorando sus órdenes el Susurro Mortal siguió aquello, el aroma era débil pero lo reconocía perfectamente pues solo había uno de ese tipo.

No lograba ver nada, seguía a ciegas en la oscuridad mientras ese leve aroma lo llenaba de energía.

Paso un rato así hasta que después de perseguir una sombra en la noche y cansado de no encontrar nada más que falsas esperanzas, el dragón encolerizado rugió con fuerza al cielo.

Junto a este arrebato salieron seis disparos de los anillos de fuego que su especie podía disparar, esto nuevamente para dejar ir su enojo.

Una vez cansado de soltar su ira el dragón taladro con sus dientes bajo un árbol, ahí el mismo se enroscó para dormir mientras parecía soltar sollozos.

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Varias horas después en otro sitio se la isla un dragón lastimado de su ala despertaba en otro lugar distinto a donde había estado el día anterior, cosa que le hizo pensar que había caído del árbol al dormir.

Toothless ya levantado procedió a lanzarse contra el lago para cazar algún pescado, cosa que logro dejando a su pobre presa vuelta en pequeños huesos después de poco rato.

Había hecho un desastre con la comida, su boca estaba cubierta de la sangre del pescado esto también aplicaba a sus manos, igualmente el agua había aflojado las vendas de su ala causando que estás se cayeran.

Se sentía libre sin las mismas molestando junto que ya no tenía el olor horrible que venía del ungüento que le había puesto su amigo.

Por otro lado el moreno sin prestar atención a su aspecto desalineado se dispuso a sentarse frente al lago, sobre una roca pequeña reposaba dejando que el sol le diera directo.

Se sentía mucho más libre que el día anterior, sin duda necesitaba descansar, pero ahora debía hablar con Hiccup cuando llegara, pues debía contarle ciertas cosas.

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Nuevamente nos vamos a otro sitio de la isla por qué al parecer al autor le encanta cambiar el P.O.V. muy seguido... Ejem... Digo...

En otro sitio de la isla de Berk, siendo en concreto fuera de la choza de los curanderos salía el pequeño Hiccup, miraba alrededor como sus vecinos eran dos veces su tamaño cuando pasaba a su lado.

Igualmente el resto lo trataba bien ahora, Hiccup comprendía que seguía siendo amado por auyentar un dragón de veinte metros durante un ataque pues aquello le había dado fama.