Capitulo 35: Alivio.

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Ese día después que Toothless y Astrid se conocieron formalmente y dejaron sus rencores de lado Hiccup respiro ondo puesto que aquello no acabo con  uno de sus dos amigos muertos.

Sin embargo los problemas que seguían como la herida de Astrid fue un problema grave, sumado a los otros problemas pequeños como que al parecer la gente del pueblo le vio robar una canasta de pescado, que la mitad de su camiseta estaba rasgada o que posiblemente Gothi se había quedado con las vendas de Toothless.

Si al parecer aún no podía relajarse, igualmente gracias a que Astrid encontró la varilla de Toothless pudo volver a ensamblar el soporte para su ala rota.

Sin duda la presencia de la rubia ayudó, ya que con su fuerza vikinga logró mantener a Toothless quiero mientras le acomodaba el invento. Tuvo que improvisar vendas con la tela negra que sobró y ahora tenía que ir a comprarle más suministros a la costurera y a la curandera.

Al final de aquello ambos chicos se despidieron de la criatura y este igual hizo un gesto para ambos. Una mirada de respeto mutuo a Astrid con un toque de superioridad. Y un gran lenguetazo para Hiccup cómo beso de despedida.

El castaño ni pudo quejarse ya que se sentía bien con eso, solo tuvo que acomodarse las greñas para verse bien y ser el bastón de su amiga para volver al pueblo. Ambos salieron por la grieta pues fue más fácil para Astrid ya que no debía trepar y podía sujetarse de las paredes.

Ya fuera antes de irse Hiccup bajo dónde la canasta de pescado podrido y la pateo con toda la fuerza que tenía, al parecer fue más de la que esperaba pues salió disparada y ahora era muy improbable que la encontrarán, al subir se encontró a Astrid avanzando por el camino sin apoyo.

Esto llevo al chico a correr a su lado y colocar su brazo sobre su hombro para dar un punto de apoyo. Reprendiendo a la chica igualmente.

— No seas tan cabeza dura mujer,¡Estás herida!

La chica miro con algo de enojo y respondió.

— ¿¡Y de quien es la culpa!?

El silencio del otro llevo a la rubia a seguir hablando.

— Dieciséis putas primaveras manejando mi hacha como una parte de mi y tú ataque sorpresa me hizo ladtimarme.

La reprimenda causo algo de angustia a Hiccup que iba a hablar pero fue interrumpido.

— Pero... Te entiendo, yo también hubiera hecho lo mismo, es el deber de un vikingo defender a los que ama.

Al terminar aquello mostró una sonrisa amable y cálida que alegró al castaño.

— Gracias por entender. Igual puedes usar me de bastón por unos días si mi humillación te hace sentir mejor.

La chica respondió con neutralidad, cosa que llevo al otro joven a sorprenderse por su madurez.

— Créeme que algún otro día lo haría pero ahora que se lo mal que te sientes con nosotros haciendo esas bromas. Solo por esta vez te ahorraré la pena.

El chico agradeció para después seguir con una carcajada, ahora por fin podía admitir que también se sentía agusto cerca de Astrid pero no experimentaba aquel calor con el que el dragón le llenaba el pecho.

— Ahora que lo pienso Astrid, debemos inventarnos algo para explicar porque llegamos tan tarde.

La súbita mención de aquello causo a la vikinga a darse un golpe de lleno en la frente con su mano, había olvidado totalmente que estaba buscando a Hiccup desde hace dos días y ahora ella también estaba desaparecida.

— Okey, juzgando nuestras apariencias podemos mentir diciendo que enfrentamos un dragón peligroso. Si estás de acuerdo con eso.

Astird aún no entendía que tan apegado estaba Hiccup a las bestias así que tenía que preguntar si estaba cómodo con aquella idea que antagonizaba a sus nuevos amigos.

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