Capítulo 45: Tornado erróneo

162 22 28
                                    

—En serio, ¿hay alguien en esta casa que no acostumbre a espiar a los demás?

—No hay, no existe—le respondió Lía a la azabache.

—¿Desde cuándo llegaste?

—Desde hace tres minutos, tengo flojera de cocinar, vine a robar el recalentado.

Dian palmeó su frente.

—Qué hubo, Li—saludó Villa desde la pantalla.

—Oh, hola, poste. ¿Cómo han estado?—Villa vio a la chica acercarse a la cámara para mover su mano en un saludo. Desde ahí distinguió sus ojos castaños claros y los lunares y pecas que residían en todo su rostro.

—Siendo reemplazados—respondió. Dian contuvo una sonrisa.

—¿Qué? ¿Por qué? Bueno, si me quieren decir.

—Ña, Isaza tiene una amiga por la que nos cambió, algo inesperado.

—¿Qué?— su ceño se frunció.

—Se llama Emilia—añadió Dian.

—O sea que ya no tendré que soportar tanto su presencia porque estará centrando en su amiga—se cruzó de brazos la chica, una sonrisa tranquila se posó en sus labios.

—Sí, cuando yo me di cuenta de eso creí que todo estaría bien, pero hasta extraño que nos fastidie—el ojiverde rio, aunque ambas notaron que con un tinte de amargura.

—Mejor para mí.

—Tú y L no tienen corazón—decía Dian.

—Sólo digo lo que pienso—la azabache advirtió cómo los brazos de Lía, apesar de estar cruzados contra su pecho, se tensaron. Eso le extrañó por un instante—. Bueno, iré a la cocina. Adiós, poste. Nos vemos ahorita, Dian.

Sin más, sin esperar una respuesta, Lía se fue, dejando a la pareja con dudas.

—Okey, eso fue raro, y hablamos de Lía, ella de por sí ya es rara—habló la chica, mirando a donde se fue su amiga con intriga.

—Debe de tener prisa y la noticia debe haberla sorprendido tanto como a nosotros.

—Sí, a lo mejor—quiso quedarse con esa respuesta, y lo hizo.

Siguió hablando con Villa hasta que lo vio prudente.

Era domingo, entonces pensó que Lía se quedaría hasta tarde, como acostumbraba luego de comer con ellas, por eso se sorprendió cuando salió de su cuarto y no vio por ningún lado a su amiga.

Preguntó por ella a Anyara y L, pero digieron que sólo fue por la comida y se marchó.

Ni siquiera se burló del proyecto de primaria, la torre de palitos, de Michelle que acababa de terminar.

🥀🥀🥀

Inició una semana más, yendo con parsimonia y deseando que llegara el viernes lo antes posible. Últimamente anhelaba no tener que hacer nada todo el tiempo, era como un cansancio extremo, o pereza; o la combinación de ambos.

La rutina se erguía en cada día, a veces salía por las tardes con Jesús o con Anyi y L a cenar luego de una jornada pesada.

Los rumores habían cesado.

Villa y ella hablaban todos los días y cada vez eran más las ganas de conocer a Emilia, pues tantas palabras buenas de los chicos sobre ella daban frutos.

Nada de qué angustiarse. Parecía que por fin conseguían la calma que a inicios del año no a causa de César. Todo estaba cayendo donde debía, las piezas del rompecabezas finalmente hallaban su puesto.

Ángel Mío: Nada Es EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora