Capítulo 18: Cumpleañero sorpresa

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Conforme el sol brillaba y compartía de su luz al día, todos fueron haciendo sus actividades, así hasta que decidieron salir por ahí de la una.

Salieron del edificio, se dividieron en los coches, que eran el de L y el de Villa que ya se había vuelto de todos los chicos.

Les tomó alrededor de cuarenta minutos en llegar a su destino: a un cine en un centro comercial, fue una buena opción viendo que no sabían dónde comer.

- ¡Que no! Mi auto, mi música- decía Michelle estando a unas cuadras de llegar.

- ¡Pero quita eso!- exclamó Martín.

- Las manos hacia arriba, las manos hacia abajo, y como los gorilas...- se escuchaba en la estación de radio.

- ¡Noooo!

- Shsh, Marto, mi oído- habló Simón, que estaba de copiloto.

- ¡Todo el mundo chocando palmas!- cantaba Michelle.

- Ni se te ocurra soltar el volante para aplaudir, L- dijo Anyara.

- Muy tarde, ya lo hice.

Villa

En el auto...

Había querido dejar un beso en los labios de Dian durante todo el camino, entonces aprovechó un alto para acercarse a ella y hacerlo.

Se acercó a su chica para besar sus labios, pero justo cuando estaba a punto de rozarlos, el ruido de unos sorbidos los interrumpió.

Isaza seguía sin acabarse una caja de jugo y los miraba desde el asiento trasero, quedando en medio de ambos.

- Isaza, ¿quiere acabarse eso ya?- preguntó Villa resignado a apartarse de Dian.

La azabache los miró divertida, era gracioso ver cómo Villa lo reprendía.

- Por mí sigan- dijo su amigo cruzando las piernas y sacando una cajita de chicles de su chaqueta-. ¿Quieren?

El ojiverde palmeó su frente.

- Yo sí, gracias- dijo Dian, extendiendo su mano para que Isa le pasara los chicles.

- ¿Cuánto tiempo lleva soltero, Isaza?- bromeó el banjista.

El chico despegó la vista de los chicles y soltó un largo suspiro.

- Todo empezó cuando nací.

Dian sonrió de la gracia.

- Eso explica muchas cosas- habló Villa.

Isaza tampoco se aguantó las ganas de reír un poco, ni Villamil.

- No se haga, perro, no siempre estuvo así.

- Tienes razón, mi única novia ha sido como a los seis años. Y fue por dos días.

- Marica, si esa fue la primera- rio Villa, animando a su amigo.

- ¿A los seis?- preguntó Dian.

- Sí. Me gustaba su goma, olía a frutas, igual que su cabello.

- ¿De verdad te acuerdas a qué olía su cabello?

Isaza asintió divertido y algo avergonzado consigo mismo por la pregunta de su amiga.

- Vaya, no sé si siento ternura o... miedo.

- Yo creo sentir ambas- dijo el banjista.

Las mejillas del chico con sombrero se coloraron un poco, y una risa nerviosa nació de sus labios.

Ángel Mío: Nada Es EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora