Capítulo 13

2.1K 233 31
                                    

27 de mayo, 2017

Por la tarde, sentada en mi sofá, escucho el timbre, cuando abro me llevo una gran sorpresa.

—¿Qué haces aquí?

Zack entra y cierro la puerta para voltear a verlo.

—¿Cómo conseguiste mi dirección? —pregunto confusa.

—Eso no es importante —comienza—. Lo importante es que hablemos de lo que pasó el otro día.

Suspiro y niego.

—No es importante ahora, Zack, mi cabeza está en otro lado. No tengo ánimos para hablar.

Le soy sincera, ya que recién ayer Nick acabó de mudarse.

—No me estaría interesando —dice haciendo que lo mire incrédula—. Vamos a hablar quieras o no y me vas a explicar lo que dijiste.

Sus palabras hacen que un torrente de irritación recorra mi cuerpo. Lo miro seria y largo todo lo que pienso sin importarme nada. No le grito, no me gusta, pero no me importa elevar el tono.

—¡¿No ves que estoy pasando por una ruptura?! ¡¿Que me estoy separando?! ¡¿Que no tengo ganas de hablar de lo que pasó ese día?! ¡Que no haya estado enamorada no significa que no lo quería y no me duele! ¡¿No ves que la casa está casi vacía sin sus cosas?! ¡¿No ves que ya no tengo el puto anillo en mi dedo?! —digo mostrando mi mano derecha, él sigue incrédulo solo escuchando—. ¡¿No te das cuenta que por más que me recuerdes día a día que no estoy enamorada de él igual me duele porque era importante para mí?!

Dejo de hablar y trato de respirar con normalidad.

¿Te das cuenta que mandas todo a la mierda?

Voy a silenciarte por un tiempo.

Cierro los ojos, sintiéndome un poco mejor de haber largado todo. Cuando los abro y lo miro, tiene una estúpida sonrisa en la cara.

—¿De verdad terminaron?

Y eso, solo me molesta más.

—¡Eres un idiota! ¡Solo sonríes cuando acabo de decirte que me siento mal! ¡Sólo piensas en ti y lo que tú sientes! ¡Ni siquiera me preguntaste si podías hacer algo para hacerme sentir mejor! ¡Sólo te alegra que hayamos termi...! —toma mi rostro con ambas manos para besarme de repente, callándome.

Gruño haciéndolo sonreír y mueve sus labios sobre los míos lentamente, un beso dulce y delicado que no dura mucho, pero me tranquiliza.

—Ven.

Me lleva al sofá y me sienta en su regazo, abrazándome. Me acurruco sobre él, triste y permitiendo que alguien me consuele.

No es buena idea que justo él sea quien lo haga, pero aquí ella no se va a enterar.

—Lo lamento —susurra.

—No lo lamentas, no me mientas.

—Lamento que te sientas mal y te duela, pero no voy a negar lo contento que me pone que te hayas separado y que vivas sola, prácticamente podría saltar de felicidad.

—A veces no dejas de ser un idiota.

—Por lo menos es a veces y no siempre —río suavemente y besa mi coronilla.


Nos quedamos un rato en el sofá, abrazados y en silencio mientras me consolaba.

—¿Cenaste? —le pregunto.

—Sí, antes de venir ¿Y tú?

—También.

—¿Quieres acostarte?

Dime que te veré luegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora