Capítulo 1

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4 de marzo, 2017

Uno nunca sabe cómo va a terminar siendo su vida, las vueltas que va a dar y el rumbo que va a tomar.

El futuro es tan impredecible que, algunas veces, te juega unas vueltas que nunca te esperaste, pero debes afrontar.

Por ejemplo, nunca me esperé estar viviendo en la ciudad y no en el pueblo que nací y al que le tengo un aprecio profundo, nunca esperé tener que alejarme de mis amigos para hacer nuevos, nunca esperé estar comprometida... pero, principalmente, nunca esperé tener que alejarme de la persona que amaba profundamente.

Pero como dije, la vida es una mierda que no sabes que vueltas te va a traer y qué situaciones te va a poner adelante, colocándote frente a dos caminos con la obligación de tener que elegir uno en donde, en ambos, salen personas heridas, incluyéndote.

Miro el anillo en mi dedo anular, me obligo a sacudir la cabeza y pensar en otra cosa que no me lleve a recuerdos del pasado. Un pasado que me prometí olvidar y dejar atrás.

Aunque a veces es difícil... lo estoy logrando.

Un claro ejemplo es mi título de abogada, mi casa, mis amistades, mi prometido...

Los tacones, el bolso, la carpeta, todo listo para irme.


En el auto camino a la reunión, suena mi celular. Pulso contestar en manos libres.

—Rebecca Parks, ¿quién habla?

—Rebe —dice la voz de Madison, mi amiga.

—¿Qué pasó Mad?

—¿Qué haces por la noche?

—Depende de lo que suceda en la reunión. Si va mal, pues nada, si va bien me quedaré leyendo papeles e historiales, preparando el caso.

—Eso no se vale, sabes que te va a ir bien —sonrío porque es cierto, me volví buena en esto.

—¿Por qué?

—Porque quería que vengas a casa, van a venir los demás.

—No creo que pueda...

—Vamos, solo hoy, te quedas un rato y te vas, descansa un poco. Hace días que no te vemos.

—Porque debo mantener mi trabajo que es mi sustento.

—Oh, vamos Rebecca, tienes un sueldo mejor que el de todos nosotros juntos, déjate de tonterías y ven a tomar unas cervezas con tus amigos que dejas abandonados.

Río y mientras estaciono en el lugar de la reunión, le respondo para luego colgar.

—Está bien, cuando me desocupe voy allí para cenar y tomar algo.

—¡Sí!

—Solo un rato —reitero.

—Que sí, nos vemos más tarde.

Antes de bajar, me miro por el espejo retrovisor y me doy ánimos a mí misma, como siempre que tengo una reunión con alguien importante.


Toco el timbre y espero. Nadie.

Me dijo que iba a ser aquí.

Vuelvo a tocar, pero mantengo mi dedo en el botón, sé cuánto le molesta que haga eso.

—¡Voy a quitar ese puto botón para que no puedas apretarlo más!

Dice Mad apenas abre la puerta, molesta, y yo solo sonrío como angelito.

Dime que te veré luegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora