18 de agosto, 2017
Miro la pantalla del celular con nerviosismo, dejo que suene, no contesto.
La llamada cae y no entiendo por qué llama.
Aun no puedo hablar, los chicos todavía no tienen el dispositivo.
Quizás si la ignoro...
Vuelve a llamar.
Mierda, sé que si no atiendo es capaz de buscarme aquí.
—¿Hola? —pregunto fría.
—¿Puedes venir a mi casa? —dice con un tono amable—. Me corrijo, ven a mi casa, ahora —sigue fría esta vez.
—¿Para?
—Ven. No lo repito.
Corta y me ordeno calmarme.
Debo ir con tranquilidad, no pretendo que explote ahora que no tengo con qué registrarlo.
Me dirigen a la sala y la veo parada, vestida con un traje marrón espantoso.
Disimula tu odio que se nota a kilómetros.
No puedo. La odio.
El guardia se va, dejándome sola con Ellen.
—¿Y bien?
Pregunto al verla mirarme sin decir palabra alguna.
—¿Qué parte de distancia no entiendes?
No respondo, un poco tensa.
—Pensé que estábamos llevándonos bien y entendiéndonos.
—Oh, no —digo riendo un poco—. ¿Llevándonos bien? Eso nunca va a pasar, no me agradan las personas que me amenazan.
—No te amenazo ¿Cómo haría algo así yo? —dice haciéndose la inocente la muy hija de puta.
—Deja de hacerte la inocente porque no lo eres.
Mantén la calma.
—Eres tan infeliz que no dejas a los demás ser feliz para no sentirte tan mal y sola en tu pozo de desgracia. Patético.
O ignórame.
—Cuida tu sucia boca —dice molesta.
—Pues esta sucia boca le encanta a tu hijo.
No puedo parar, el odio que tengo guardado dentro de mí y lo que siempre quise decirle está saliendo a la luz.
—No te mereces estar con él. ¿Crees que no me enteré que se vieron en la ciudad?
¿Eh? ¿Solo era eso?
—Pues sí, pero yo no puedo obligarlo a que no vaya, es grande e independiente, entiende eso.
—Podrías no abrirle la puerta.
—¿Y dejar a mis amigos fuera? No soy tan basura como tú.
—¿Basura? —dice ofendida, no puedo creerlo—. ¿Basura por querer lo mejor para mi único hijo?
—Sí, porque no quieres lo mejor para él, lo quieres para que esté a tu lado y no sentirte tan sola. No soportas que sea feliz porque tú no lo eres.
—¡¿Cómo no voy a querer que mi propio hijo no sea feliz?! ¡Estás delirando!
—No estoy delirando —sigo manteniendo mi tono y no gritando como ella ya comenzó a hacer—. Estoy diciendo la verdad, Zack es feliz conmigo y no te gusta.
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Dime que te veré luego
Ficção Adolescente"Eran amantes eternos, buscarse y encontrarse una y otra vez era su karma". Isabel Allende #1 amorpeligroso 19/08/2023 Es una historia mía que salió de mi mente, no copien y crean ideas nuevas y originales, por favor. Portada hecha por mi.