Kara seguía en el suelo, se tragó todo el dolor que irradiaban sus rodillas y se pudo poner en pie, balanceándose torpemente, miro su bicicleta y se dio cuenta de que con el golpe se había doblado la rueda delantera, supo que no podía volver a casa en esa bici. Mientras sopesaba sus posibilidades el frio polvo de un extintor la ahogo por un momento. Uno de sus compañeros la había roseado con un extintor por la espalda, Kara tosía intentando reponerse a la vez que estallaban en carcajadas sus compañeros presentes.
Empezó a caminar lentamente para alejarse de ellos, pero su rodilla le fallo y cayó al suelo nuevamente, ahora sí sentía que sus fuerzas la habían abandonado, ya no estaba segura si podría volverse a poner de pie, y tampoco estaba segura si lo quería intentar, el dolor de su rodilla era casi insoportable, pero sabía que si se quedaba en el suelo peores cosas le seguirían haciendo sus compañeros, y tuvo razón una nueva ráfaga de polvo extintor la cubrió mientras seguía en el suelo. De momento las risas se detuvieron abruptamente a su alrededor:
–Lárguense de aquí– Exclamó una voz familiar. Lena se abría paso en la multitud para ver a Kara tirada y cubierta de polvo blanco.
La heredera de inmediato se aproximó al tipo que tenía el extintor en las manos, se lo arrebato y lo golpeo en el estómago con él, el chico se dobló por el dolor y Lena aprovecho para golpearle el rostro otra vez con el extintor, luego tiro furiosa el cilindro rojo a los pies de los presentes. Sólo se suavizo su expresión cuando se acercó hasta donde se encontraba Kara, se agacho y la abrazo por el cuello, apegándola a su pecho lo más que podía, deseando haberla podido proteger de todo daño, mientras el polvo blanco que cubría a Kara manchaba su abrigo negro.
–Lo siento... perdón– Le dijo Lena a Kara aun abrazándola. Luego la ayudo a levantarse y paso un brazo de Kara por la espalda para que se apoyara en ella y pudiera caminar.
–Soy inocente... confía en mí– Dijo Kara en un susurro mientras Lena la remolcaba.
–No tiene importancia, sólo cierra la boca.
–Aún no me crees...
–Confío en ti– Le aseguro Lena mientras avanzaban. Kara empezó a sollozar pegada al hombro de Lena.
Más tarde en la mansión Luthor, después de que Kara tomara una ducha, Lena tocaba la puerta del baño impaciente para que le permitiera entrar, Kara con la esperanza de que le trajera ropa limpia le abrió la puerta mientras sólo cubría su desnudez con un esponjosos albornoz azul cielo, que seguramente era de Lena porque olía fantásticamente a ella, la rubia lo supo apenas se lo puso.
Lena irrumpido en el baño con un botiquín y toallas húmedas, le dijo que se sentara en el borde de la bañera para que pudiera atender sus heridas. Kara se negó rotundamente a que Lena curara sus piernas, pero Lena le mostro que llevaba un analgésico en spray, Kara intento arrebatárselo, pero Lena fue más rápida, la rubia se resignó y se sentó en donde le había indicado porque de verdad que le dolían sus raspones. Lena se puso en cuclillas a sus pies y comenzó a aplicar el analgésico en aerosol por las heridas, luego con suma delicadeza tomo una de sus piernas por el tobillo para acomodarla más cerca de ella y comenzó a aplicar desinfectante con una toallita, dando suaves toques.
Lena se había soltado el cabello, tenía una blusa negra de seda desabotonada, más desabotonada de lo habitual, "seguramente por todo el ajetreo de hace un momento" pensó Kara y no pudo pasar ese detalle por alto, sus ojos se le resbalaban continuamente por ese escote mientras Lena, que también se encontraba muy nerviosa, pero lo disimulaba mejor que Kara se concentraba en limpiar las heridas de sus piernas y colocar antiséptico con dedicación casi religiosa, la rubia se removía incomoda ante su toque, no era doloroso por el analgésico, pero el toque de sus suaves dedos la ponía muy inquieta:
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CASI EL PARAÍSO
FanfictionKara es una chica común, pero con un gran sentido de la justicia, que bajo circunstancias extraordinarias recibe una beca en el mejor instituto privado de Ciudad Nacional, y lo que parecía ser el mejor golpe de suerte de su vida, se convierte en un...