Parte 31

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El auto en el que viajaba Lena se detuvo en la primera estación de servicios que encontraron en el camino. Los guardaespaldas se bajaron del vehículo y acompañaron a Lena hasta la puerta de los baños, y ahí se quedaron a esperarla. En cuanto Lena estuvo dentro busco una ventana por la cual escapar, pero eran demasiado pequeñas, espero frente a los espejos hasta que vio entrar a una chica joven casi de su misma estatura, se aproximó a ella rápidamente con una amplia sonrisa, le propuso a la chica cambiarle su chamarra por su abrigo.

La chica desconocida se sorprendió por aquella inusual propuesta, pero fue imposible negarse a esos ojos esmeralda y sonrisa radiante, además de que era muy notorio que el abrigo era hermoso y muy, muy caro. Lena se puso la abultada chamarra con el gorro que venía integrado en la prenda y salió ocultando su rostro con el enorme gorro, sus guardaespaldas sólo vieron de espaldas alejarse a una chica en la oscuridad de la noche.

Lena corrió hacia la carretera para hacer autostop, al ser una autopista los coches pasaban muy rápido y no se detenían, la desesperación de Lena crecía y estaba pensando seriamente aventarse en medio de la carretera para poder lograr que alguien se detuviera, sin embargo un auto se detuvo metros adelante y se regresó. El corazón de Lena latió salvaje y asustado, obviamente temía por su integridad al subirse al auto de un completo desconocido, pero la preocupación por Kara era más grande que su propia seguridad, después de un largo suspiro, subió al auto. 

Mientras tanto Kara se enterraba más en la nieve a cada paso que daba, la nieve le llegaba a las rodillas ya, sus pasos eran lentos por lo entumecida que se sentía por el frío, pero había caminado mucho, y estaba convencida de que pronto llegaría al albergue. La nevada se había convertido en tormenta y no podía ver ni siquiera hacia donde se dirigía. Después de unos fatigosos pasos, Kara yo no pudo más, sus músculos ya no le respondieron, estaban completamente rígidos por el frío y cayó desmayada sobre la nieve.

En la base de la montaña su hermana Alex discutía con los guardias de seguridad civil que no dejaban a nadie adentrarse en la montaña, aunque ya les habían explicado que su hermana Kara estaba atrapada en la montaña y podía morir si nadie la rescataba. Sin embargo, los guardias argumentaban que mandar a alguien al rescate de Kara era una sentencia segura para los brigadistas, tenían que esperar a que la tormenta bajara un poco antes de intentar un rescate. Seguían discutiendo Gayle y Sam contra los guardias cuando una moto de nieve pasó a toda velocidad cerca de ellos. Lena iba montada en ella, usando como única protección un casco. Delante había un cerco flanqueado por un par de guardias indicándole que estaba cerrado el camino, pero Lena no hizo más que acelerar cuando vio que se interponían en su camino, los guardias al ver que no se detendría tuvieron que aventarse a los lados para dejarla pasar y evitar ser arrollados por Lena, quién se llevó la barrera y las cintas de prohibición. No había llegado tan lejos para detenerse ahora por seguir las reglas, después pagaría las multas o demandas que levantarán en su contra.

Lena levantó la visera del casco y empezó a gritar el nombre de su novia lo más fuerte que podía, pero no obtenía respuesta, la luz de la moto de nieve apenas iluminaba unos metros en aquella oscuridad total y la nevada aunque ya había disminuido en fuerza, todavía caía copiosamente imposibilitándole ver claramente, hasta que divisó un bulto azul claro, Lena disminuyo la velocidad en el acto y se acercó para ver unos cabellos rubios algo cubiertos por la nieve. Se acercó más y bajo de la moto, enterrándose en la nieve suave, caminó como pudo, giró el bulto para ver a Kara inconsciente y enrojecida por la quemadura del frío.

—Kara, Kara, despierta por favor— Le dijo Lena golpeando su rostro suavemente.

Con voz débil Kara chilló —Lena...

—Sí, soy yo, estoy aquí, no te duermas por favor— Le suplicaba Lena con desesperación.

—Yo vine por el collar, yo... no lo perdí a propósito Len. Lo siento

CASI EL PARAÍSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora