Parte 20

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Al escuchar la puerta abrirse ambas dirigieron su atención hacia la puerta, para ver el rostro desconcertado del papá de Kara, que de inmediato volvió a salir de la habitación cerrando. Kara se bajó inmediatamente de Lena, y ella se cubrió el rostro mientras intentaba contener la risa. Kara la miraba enojada mientras deambulaba inquieta de un lado a otro de la habitación.

–Kara, voy a estar esperándote aquí afuera... Señorita Luthor que se mejore– Grito Jeremiah del otro lado de la puerta. 

–Y ahora ¿Qué le voy a decir a mi papá?– Se decía Kara en voz baja. –¿Puedes dejar de reírte? Mis papás me matarán.

 –Oh, lo siento, es que me da risa cuando estoy nerviosa. Pues sólo queda decirle la verdad, cariño.

–¿Me has dicho un apodo cariñoso?– Preguntó Kara con una sonrisilla burlona.

–Eso creo ¿Algún problema?

–¿Eso será recurrente? ¿Yo también tengo que hacerlo? Porque... Creo que es tonto– Dijo Kara riéndose. 

–Sí será recurrente, porque quiero y puedo. Y tú puedes hacerlo si quieres.

–No quiero, pero bueno debo irme– Dijo Kara dirigiéndose a la puerta, pero se detuvo antes de abrirla –Por cierto ¿Quién dices que es la cursi de la relación?

Lena le enseño el dedo medio, pero le sonrió. –Vamos ve a ponerte un par de zapatos iguales Danvers.

Mientras iban de regreso a su casa, Kara no pudo soportar más el abrumador silencio en el auto e intento darle una explicación a su padre.

–Respecto de lo que viste en la habitación de Lena...– La garganta de Kara se cerró de angustia y se negaba a dejar que siguiera hablando –Papá yo lo siento mucho– Logró decir casi al borde del llanto.

–Tranquila pequeña, es claro que le estabas dando los primero auxilios, la técnica de RCP que aprendiste muy bien de tus días en la escuela de natación.

–Sabes que no es así Papá. ¿No quieres que hablamos de ello?– Dijo Kara con los ojos cristalinos.

–Claro que quiero, cuando estés lista bebé, yo esperare y te apoyare, lo sabes.

–Gracias Papá, eres el mejor.

–Lo sé– Ambos rieron ante la fingida vanidad de Jeremiah.

–No se lo digas a mamá– Dijo Kara dejando de reír.

–¿Cuándo te he traicionado cachorrita?

Esa noche Kara durmió completamente tranquila, como hace muchas noches que no lo hacía, todo se había resuelto con Lena, y su papá había demostrado una vez más que no marcaba distinción entre el apoyo que le daba a Alex su hija biológica, y ella que era adoptada. 

Al día siguiente domingo, Kara se dirigía al restaurante en el que trabajaba. Cuando el lujoso auto negro de Lena la intercepto a medio camino. Como usualmente, un tipo de traje negro bajó del auto y se apresuro abrirle la puerta a Lena, que salió radiante e impecable como siempre vistiendo un hermoso y largo abrigo gris, haciendo que contrastara con su brillante cabellera oscura perfectamente alaciada que le caía a los costados de su implacable y perfecto rostro.

–¿Y tú qué estás haciendo aquí tan temprano?– Kara dijo lo primero que se le ocurrió, realmente no sabía cuando se iba a acostumbrar a mirar a Lena como una humana si ella se empeñaba en arreglarse como una Diosa.     

–Deberías estar en casa Kara, hay mucha nieve y hielo en las calles, es peligroso.

–Sí, es que estaba haciendo ejercicio– Mintió Kara, sabía que a Lena no le gustaba que trabajara.

CASI EL PARAÍSODonde viven las historias. Descúbrelo ahora