Lana...(juegos de la red profunda)

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Nota: temas sensibles.
No apto para gente sensible.
Si, me tarde en poner advertencias.
Disfrútalo.
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Presente...

- vaya... Parece que encontré algo interesante...- decía la detective hurgando entre los documentos.

- son las dos de mañana... Cómo es que sigue despierta?.- respondió la oficial de policía bastante cansada.

- cafeína y el sentido que me dice que algo muy turbio paso, pasa y pasara de nuevo, aquí.- convencida.

- que encontraste?

La detective le mostró un viejo periódico asociados a uno de los mayores logros para la policía del pueblo de aquel entonces.

- "el burdel de los infantes"?.- dijo la oficial.

- exacto... Aunque catalogar esto como un "logro policial" es una tontería.

- que quiere decir?

- estás circunstancias... Son muy extrañas...

Pasado...

- yo solo te di un vestido... No hice nada especial, tu siempre has sido así, hermosa e indomable.- acarició la mejilla de su hermana.

- eso no es todo... - su corazón latía cada vez más fuerte.- supongo que sabes el resto...

- claro. Ya recuerdo, Lana y yo...

- exacto...

- muchas gracias Lola, lamento haberte echo pasar por todo eso una vez más, pero me has dado una idea de lo que debería hacer.- abrazo fuertemente a su hermana, removiendo su cabello y besando su frente, iniciando una siguiente obsesión incontrolable. - te quiero princesa.- el albino estaba a punto de dejar la habitación.

- espera!. - Lola lo detuvo. Con el aire abandonado sus pulmones, el corazón apunto de estallar y la cabeza dándole docenas de vueltas, Lola se sacó de dudas e hizo lo único que su corazón le indicaba.- dijiste que harías lo que fuera por mí... Verdad?

- si, pero debo ayudar a Lana, es muy importante, puede ser después?.

- es algo muy rápido!...- suplico.- también es importante para mí, necesito saberlo...- Lincoln lo medito un segundo, pero al final ya sabía que iba a ceder.

- bien, que necesitas?

- quiero que cierres los ojos...

- para qué?

- solo has lo que te digo!.- aún con la duda, Lincoln hizo caso.

Lola se subió a la cama para estar a la misma altura que Lincoln, lo guío para que se acercará a ella e hizo lo que jamás creyó que volvería a hacer, al menos no por cuenta propia.
El roce de sus labios fue suficiente para confirmarlo, se había enamorado de Lincoln. Esas mariposas naciendo de su estómago, recorriendo su corazón y flotando en su cabeza eran lo único que necesitaba. Sin embargo, deseaba más.

No era una experta en la materia, pero sabía exactamente qué hacer para esos casos. Presionó sus labios con los de Lincoln y se aferró a su cuello pues sabía que su hermano intentaría retirarse lo más pronto posible. Y así fué, Lincoln intento irse, pero Lola se colgó de su cuello y lo obligó a besarla. Moviendo sus labios más salvajemente para poder invadir la boca de su hermano, el cual se resistía con todas las fuerzas que tenía.

Para Lola era el paraíso, ningún lugar podía igualarse a ése y nada podía describir lo que estaba sintiendo, y deseaba más.

- mi héroe...- susurró aún con la falta de aire.

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