Bajo el gran acantilado de la isla outcast, varios botes navegaban lentamente de un lado al otro, en lo que sus tripulantes lanzaban redes con la esperanza de encontrar su objeto perdido en las aguas. Alvin quería recuperar ese manual de dragones y estaba dispuesto a tener a sus hombres buscándolo día y noche para obtenerlo.
Nadie se atrevería a objetar sus órdenes, ya que desde el escape de los gemelos Haddock, el líder de los bandidos se encontraba de pésimo humor y daba mucho más miedo de lo normal. Así que bajo la mirada aguileña de Alvin desde la cima de aquel acantilado, continuaron los bandidos con la tediosa labor de encontrar el susodicho libro.
Mientras, su líder guardaba un silencio sepulcral que generalmente indicaba la perdición de sus enemigos. Un nuevo y despiadado plan comenzaba a formarse en la mente del bandido, listo para ser ejecutado en el momento más oportuno.
–¡Alvin! –lo llamó Savage de repente a sus espaldas, sacándolo de sus pensamientos –. Mira lo que encontré –agregó lanzando a sus pies al enclenque cuerpo del anciano Mildew.
–¡Sucia sabandija! ¡Maldito hijo de perra! –vociferó el viejo completamente fuera de sí en lo que se retorcía en el suelo, pero pronto sus palabras quedaron mudas en su garganta, cuando se vio cara a cara con la gigante masa de músculos y vello facial que era líder de los bandidos –. ¡Alvin! Veo que las cosas no resultó tal cual tú planeabas –dijo descaradamente al ponerse de pie y sacudirse la tierra de sus ropas –. Bueno, ahora somos dos... ¡Después de que me traicionaras!
Pero el bandido no contentó a sus palabras. Le dirigió una mirada dura y punzante en lo que acercó lentamente a él.
–Alvin yo no tengo la culpa que los niños de Stoick escaparan –soltó Mildew dando un par de pasos ciegos hacia atrás –. No sabía que vendrían los demás jinetes o que atacaría la armada de Berk.
Pronto, la espalda del anciano chocó contra el pecho de Savage, y haciendo honor a su nombre, este empujó salvajemente a Mildew hacia adelante, cayendo en las manos de Alvin.
–No puedes creer que sea mi culpa ¿verdad? –chilló el viejo con un puchero lastimero.
–Mildew... viejo saco de huesos –masculló Alvin alzando al anciano del cuello de sus ropas –. ¿Qué voy hacer contigo?
–E-esto pued-de cambiar a nuestro favor –balbuceó Mildew aterrado con una tímida sonrisa –. Regresaré a Berk y prepararemos una nueva trampa contra Hiccup y sus dragones.
–Dudo que estén dispuestos a perdonar tu traición y darte la bienvenida.
–Te juro quedo puedo ser útil...
–¿Perdonarías mi traición? –lo cuestionó Alvin casi escupiendo cada palabra contra el rostro del viejo.
–Claro, eres como un hijo para mí – respondió Mildew temblando ante la mirada asesina de Alvin. Con sus viejos y con sus huesudos dedos, acarició la enmarañada barba del bandido como lo haría un padre amoroso.
En cambio, el líder de los bandidos dejo salir una leve carcajada, soltando un poco su fiero agarre sobre el anciano.
–Viejo embustero y traidor –dijo Alvin entre risas dándola unas palmadas amistosas a la mejillas de Mildew –, me enseñaste bien.
Sus risas pronto fueron imitadas por Savage y rápidamente seguidas por las del anciano. El nerviosismo de Mildew desapareció en lo que los tres malvados hombres se rieron a sus anchas ante sus villanías.
De repente y sin previo aviso, Alvin rápidamente tomó de nuevo a Mildew por el cuello de sus ropas y lo arrojó con si fuera una muñeca de trapo por la orilla del acantilado. El aciano soltó un largo y rudimentario gemido en lo que su cuerpo cayó desde las alturas a su muerte segura.
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Dragons: A Twins Story
AdventureLa vida de un vikingo no es sencilla en el archipiélago barbarico, en especial cuando se tiene un importante destino sobre tus hombros. Por suerte para Hiccup, él cuenta con la ayuda de su inseparable hermana gemela para convertirse en un héroe. Mi...