Tatuajes

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Nos pasamos todo el autobús mirándonos, y caigo en que Leah ya no viene a la uni nunca.
No le doy mayor importancia, ella siempre ha sido muy independiente y sabe cuidar muy bien de sí misma.
Me relajo en cuanto llegamos.
Bajo del autobús sin mirar a Sean en ningún momento.
Entro al polideportivo azul claro y paso mi tarjeta de alumna por la máquina del vestuario y accedo a él.
Me meto en una cabina y la cierro con pestillo.
Me despojo rápidamente de mi ropa y la coloco bien doblada en mi mochila.
Cojo mi bañador negro y la camiseta de surf azul con el escudo del colegio.
Me pongo unas chanclas negras viejas de Napapriji y salgo de la cabina, mochila en mano.
Abro la puerta que da a la piscina y entro.
Los chicos están todos fuera, pero chicas, sólo hay dos, Sam y Jennifer, las más pelotas de la clase.
Sean está esperándome en la calle once B.
Lleva la camiseta azul de surf de la uni y un bañador negro largo y suelto.
Mi camiseta no deja ver nada, ni la más mínima parte de mi espalda, así como en los chicos.
El profesor entra y nos manda nadar veinte largos.
Sean no parece tener problemas para nadarlos, pero yo, a los quince estoy fatigada.
Mientras nadamos, a Sean se le engancha la camiseta en un pequeño alambre y se la rompe por detrás, dejando a la vista un tatuaje exactamente igual que el mío.
Agarra corriendo una toalla, sale del agua y se cubre la espalda con celeridad, cubriendo su tatuaje extrañamente semejante al mío.

El Ángel de los SueñosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora